Políticas

28/4/2016|1408

La coalición de los despidos

En oposición a los culebrones del Congreso, sectores muy importantes de la clase obrera han salido a defender sus reivindicaciones a través de una lucha decidida. Es el caso del vigoroso paro bancario, que terminó derrotando la intransigencia patronal, de la huelga docente universitaria, de las extraordinarias huelgas y puebladas que protagonizan los estatales y docentes santacruceños, fueguinos, mendocinos y santiagueños, entre otros. La movilización de este viernes 29, concebida para evitar un paro, terminará recogiendo en las calles esa enorme inquietud obrera


La ley “antidespidos” que avanzaba en el Senado en la tarde de este miércoles fue presentada como un desafío a Macri, quien volvió a reclamar contra cualquier restricción a las cesantías. Pero lo que hicieron los senadores peronistas es arrimar un paso hacia esa exigencia del gobierno y de toda la clase capitalista. Un senador opositor confesó que “tuvimos que poner primera y marcar la cancha, para no chocarnos después con el proyecto de diputados” (Ambito Financiero, 27/4). O sea que los senadores kirchneristas aceleraron la sesión para primerear a los diputados y obligarlos a debatir en base a un proyecto aún más limitado que el “dictamen” resuelto en la cámara baja -con el único voto en disidencia del PO-FIT (ver artículo). El proyecto del Senado acorta la prohibición de despidos a sólo seis meses y, como ya ocurría con el dictamen de kirchneristas y massistas en Diputados, el trabajador podría cambiar el despido por una doble indemnización. Además, “la ley sólo regirá para el sector privado” (Clarín, 27/4) -los senadores peronistas protegen así a sus gobiernos cesanteadores- y no será retroactiva. Pero el massismo -y una parte de los senadores del PJ- reclaman también eximir a las Pymes de los alcances del proyecto. Bajo esta denominación, revistan las empresas de hasta 200 trabajadores, el 70% de la fuerza laboral del país. Si el proyecto sólo rige para las grandes empresas y habilita a la doble indemnización, estaría igualando al mecanismo que éstas utilizan para desprenderse de trabajadores -los retiros voluntarios.


 


La amansadora parlamentaria contra el derecho al trabajo no terminaría ahí. El gobierno confía en “dormir” la iniciativa cuando llegue a Diputados, incluso para evitarse el veto presidencial. “Sobran ejemplos de iniciativas que quedaron cajoneadas durante el kirchnerismo, tras la aprobación de una Cámara”, señala Ambito Financiero (27/4) al anticipar el congelamiento del proyecto. Además, el macrismo ha conseguido el apoyo de Massa para una ley de empleo joven, un régimen de contratación laboral subsidiada por el Estado que actuará como incentivo para que las patronales se desembarazacen de trabajadores con mayor antigüedad y remuneración.


 


Burocracia sindical


 


Esta “media sanción” (cuya segunda “media” podría no llegar nunca) es la cosecha que ha logrado la burocracia sindical al cabo de un mes de peregrinación por las oficinas del Congreso. Cuando el número de despidos acumulados en el primer trimestre superaba largamente los 100.000, los Moyano, Caló, Yasky y compañía decidieron disimular su compromiso de fondo con el ajuste oficial reclamándole una legislación “protectiva” a los mismos bloques políticos que venían de votar el pacto buitre -precisamente, el punto de apoyo para un reforzamiento del ajuste. En aquella reunión de diputados con la CGT, fueron los parlamentarios del PO en el Frente de Izquierda quienes advirtieron que no sería el Congreso ajustador el dique contra los despidos, sino la acción directiva y colectiva de los trabajadores. El trámite parlamentario fue la coartada de la burocracia para el inmovilismo, mientras los despidos y suspensiones arrecian en la industria y en las reparticiones. La burocracia es una pata crucial de la coalición política que pretende armar el macrismo, para llevar adelante una reorganización social a costa de la clase obrera.


 


Crisis capitalista, fragilidad política


 


La marcha de la crisis capitalista, sin embargo, tiene un alcance muy superior a los compromisos precarios de la burocracia para seguir tirando.


 


Mientras Macri promete la ‘creación de empleo’, el gran capital reclama libertad para seguir despidiendo y degradar todavía más las relaciones laborales. El derrumbe de Brasil golpea sobre las terminales automotrices y las autopartistas y muchas otras industrias derivadas. Días atrás, el pope Ratazzi, de Fiat, que tiene a 1.500 trabajadores suspendidos, reclamó una nueva devaluación, de cara a la agudización de la competencia internacional y el aumento de los costos provocados por el tarifazo. Pero un sacudón cambiario se daría de patadas con la presente bicicleta financiera, armada sobre una devaluación inferior a la tasa de interés usuraria que remunera a los “inversores”. Por detrás de la común voluntad ajustadora, la marcha de la crisis agudiza los enfrentamientos entre los capitalistas y sus bloques. Aunque Macri logró emplazar a Massa y al PJ en la cuestión de los despidos, la impasse económica le pone límites muy claros a la tentativa oficial de armar una coalición de gobierno estable.


 


La clase obrera


 


Finalmente, en la frágil coalición del ajuste hay que inscribir a Cristina Kirchner, cuyo mensaje a la tropa propia es la de preservar la “unidad” con los Gioja, Scioli y los senadores que han votado el pacto buitre. Los límites de la camarilla K para acaudillar una oposición popular al macrismo está dictada por su propia naturaleza ajustadora (Santa Cruz), y por el temor a dar con sus huesos en la cárcel.


 


En oposición a los culebrones del Congreso, sectores muy importantes de la clase obrera han salido a defender sus reivindicaciones a través de una lucha decidida. Es el caso del vigoroso paro bancario, que terminó derrotando la intransigencia patronal, de la huelga docente universitaria, de las extraordinarias huelgas y puebladas que protagonizan los estatales y docentes santacruceños, fueguinos, mendocinos y santiagueños, entre otros. La movilización de este viernes 29, concebida para evitar un paro, terminará recogiendo en las calles esa enorme inquietud obrera.


 


En este cuadro, nos movilizamos el 29 junto a los sindicatos y cuerpos de delegados del clasismo y de la izquierda, en una columna que reclamará el paro nacional contra los despidos, los tarifazos y por el salario. El 1 ganamos la Plaza de Mayo, como viene haciéndolo la izquierda desde hace más de una década, en defensa de todas las reivindicaciones amenazadas y de una alternativa política propia -el Frente de Izquierda- frente a los partidos y el régimen de los despidos masivos.