Políticas

13/11/2003|825

La Conferencia fabril-sindical del Polo Obrero

Más importante hoy que ayer

El gobierno ha puesto en marcha la burocracia piquetera. La presencia “casi asidua” (sic) de los dirigentes de la Ftv-Cta y la Ccc en la Casa Rosada obedece al aceleramiento del plan de integración al Estado que el gobierno ahora está obligado a consumar a marcha forzada.

 

La derrota política oficial, el 4 de noviembre, no se mide sólo por la fuerza de la movilización de Congreso a Plaza de Mayo y Obelisco. Expuso al Bloque Piquetero Nacional como una alternativa política independiente. La plaza mostró el fracaso en montar una corriente kirchnerista en el seno del movimiento piquetero, así como las elecciones universitarias hicieron lo propio con los “jóvenes K” y los travestidos. En palabras del diario “oficial” del gobierno: “La marcha… mostró que, tras cinco meses de monopolizar la escena, el gobierno confrontará con un nuevo adversario por izquierda que será decididamente opositor” (Página/12, 5/11).

 

En definitiva, toda la pirotecnia verbal de Luis D´Elía al plantear “defender con las armas” al gobierno busca tapar esta derrota política. El círculo áulico de la Presidencia había trazado hace tiempo una ofensiva “para terminar con este tipo de protesta” y dividir “con precisión de cirujano” la protesta “lícita” de la “ideológica” (Página/12, 27/10). Esta ofensiva se funde con el intento de construir una agencia piquetera del gobierno sobre la base de una confluencia entre la Ccc, la Ftv y la Cta.

 

En aras de esta cooptación, el gobierno otorgó 124 millones de pesos para cooperativas de vivienda, con un importante monto para la Ccc y la Ftv. Firmó el decreto que otorga la promoción industrial a la Cooperativa Renacer de Tierra del Fuego (en la que tiene presencia la Ccc), comprometiendo incluso capital inicial. Tampoco ha cesado el suministro de planes Jefes y Jefas o similares a estas corrientes, a pesar del “cierre” ordenado por el FMI. Todo esto ha hecho decir al Pcr que “el gobierno ha hecho concesiones al movimiento popular” (5/11), sin detenerse a considerar la distinción entre una conquista de la clase obrera y una prebenda del Estado para constituir una burocracia adicta.

 

¿Desprocesamiento?

 

Parecería que en esta misma línea está la promesa del gobierno de dar a conocer un proyecto de ley de desprocesamiento, anunciado a los dirigentes de la Ccc y la Ftv. Sin embargo, el propio Alderete acaba de advertir sobre los intentos de utilizar este proyecto para coartar la libertad de movilización del movimiento piquetero; es decir, sería una suerte de “reglamentación”. Pero, por otro lado, “una alta fuente del gobierno nacional” señaló que “el gobierno nacional no planea indultar o amnistiar a los piqueteros procesados” y que “lo correcto es no frenar los procesos judiciales”. Además, “la causa (por lo del Ministerio de Trabajo) sigue su curso ” (Página/12, 31/10).

 

Los límites

 

El plan para cooptar a las organizaciones piqueteras tiene otros componentes insustanciales; por caso, “la rebaja del IVA y el monotributo a las cooperativas de trabajo formadas por organizaciones de desocupados y el cobro de los planes a través de tarjetas de débito, también con una rebaja del IVA” (Clarín, 3/11).

 

¿Es viable?

 

Al día de hoy los beneficiarios de los planes son 2,2 millones. Hay un millón de jefes y jefas de familia que no cobran el plan, más otro millón adicional si se considera un padrón de desocupados de 15 a 65 años. El gobierno tiene los límites que le estableció el FMI, los puntos del acuerdo de congelar la suma que se percibe por el plan Jefes y Jefas de Hogar (“que los beneficios se mantengan debidamente por debajo del nivel salarial de baja calificación”, dice el punto 15 del acuerdo), el congelamiento del número total de beneficiarios y, poco mencionado pero tanto o más importante que los otros, “hacer cumplir los requisitos de trabajo, al mismo tiempo mejorando la utilidad de las actividades de la fuerza laboral” (lo que explica el empeño por hacer “conchabar” Jefes y Jefas, con subsidio del Estado, en municipios y empresas privadas, a través del Plan Integral de Empleo o similares).

 

La unidad de la CGT

 

El gobierno y la burocracia dicen que han perdido “la batalla de las calles”, pero también corren peligro de perder los sindicatos. Esto explica el planteo de unidad de la CGT. Una reunión cumbre de oficialistas y disidentes “concluyó con la promesa de convocar a una reunión de los secretarios generales de todos los gremios que componen las dos CGT que se hará antes de fin de año”, el cual convocaría a un plenario de “unidad” para principios del 2004, dejando de lado a Daer y Moyano para la Secretaría General. Antes, “el gobierno les ha regularizado los pagos de los aportes a obras sociales en el rubro que más les interesa por la liberalidad que permite en su manejo, la llamada alta complejidad. Se trata de fondos que el Estado aporta a obras sociales para pagar las prestaciones más caras de salud” (Ambito, 7/11).

 

La lucha por los sindicatos

 

En un suplemento sobre las perspectivas del movimiento piquetero, La Nación señala que “las dos grandes unidades piqueteras – la Ccc y el Polo Obrero – tienen una clara finalidad sobre lo que pretenden con la organización de desocupados: crecer en las estructuras gremiales”. Es lo que advierte Moyano cuando señala que “quizás el movimiento obrero no supo organizar a los desocupados” y cuando La Nación señala que “el PO le ganó hace poco al peronismo marplatense el control del sindicato de pesca” (1/11).

La gran tarea es organizar una nueva dirección en las fábricas y lugares de trabajo. Dicho de otro modo: recuperar los sindicatos. Esto significa empeñarse en las asambleas fabriles y de gremio por el salario, contra el congelamiento, contra la flexibilidad y por congresos de bases que planteen la unión entre ocupados y desocupados.

La convocatoria a la Conferencia Fabril-Sindical del Polo Obrero ha cobrado, a la luz de las circunstancias políticas, una importancia aun mayor.