Políticas

30/6/2022

La convocatoria accidentada y de compromiso al acto de la CGT con Alberto Fernández

El gobierno se aferra a la burocracia y la CGT “explora” otras opciones.

Daer y Fernández.

El gobierno estuvo al borde de protagonizar un nuevo papelón cuando la CGT habilitó la idea de un plantón al acto común por los 48 años de la muerte de Juan D. Perón. Ahora confirmada, la convocatoria accidentada refleja la intención cegetista de no pegarse a un presidente cuestionado por propios y ajenos, y de paso negociar una agenda de compromiso. Detrás de estos vaivenes no hay, de todas maneras, ninguna intención de plantarse en defensa de los reclamos de los trabajadores.

Los trascendidos mediáticos difunden desde una crisis “comunicacional”, para bajarle el tono al asunto, hasta un intento de desplante, con divisiones en la conducción de la central, en medio del agravamiento de la crisis nacional y la caída de los salarios, corrida devaluatoria mediante.

Que en este contexto de ajuste y ofensiva contra las conquistas obreras y las condiciones de vida de las familias trabajadoras la CGT actúe como una dependencia oficial más -aún dentro de una coalición gobernante con una fuerte crisis interna- es algo inadmisible, que por sí mismo plantea la necesidad de expulsar a la burocracia que usurpa la dirección de la central obrera con intereses completamente ajenos a los trabajadores.

Alberto Fernández, por su parte, se aferra al acto como un intento de insistir en uno de los pilares que lo ha mantenido hasta la fecha, es decir la capacidad de contención del descontento social mientras implementa las medidas reclamadas por el FMI. Al mismo tiempo es una reacción a la reciente reunión Héctor Daer con la vicepresidenta, quien tendrá su propio acto por el mismo tema al día siguiente en Ensenada.

La componenda llegó al final, pero no gratis. Tampoco unánime, porque Pablo Moyano del gremio de camioneros anticipó el faltazo. La cúpula de la CGT coló la agenda de reclamos postergados por el Ejecutivo nacional, reclamando un “alivio” a las obras sociales degradando la cobertura obligatoria (ajuste contra los afiliados) y trasladándole al Estado parte de la actual cobertura de determinadas áreas, como Discapacidad.

Además, reclamaron que el acto sea “institucional” y que sume a intendentes y gobernadores, cosa de no quedar emparentados únicamente con el presidente y desligados de las variables de recambio que se están discutiendo en el peronismo.

Los mejores días (no) son peronistas

Es llamativo que a 48 años de la muerte de Perón, quienes se ufanan de un legado de “defensa de los intereses populares”, no consagren más que un “amague” de plantón ante el gobierno y terminen oficiando de anfitriones de la comitiva presidencial.

La CGT viene de desoír el planteo de las organizaciones piqueteras respecto a la necesidad inmediata de un paro nacional y un plenario de trabajadores ocupados y desocupados para resolver un plan de lucha contra el ajuste del gobierno y el FMI.

Tampoco participan o se solidarizan con las luchas que desenvuelven los trabajadores, como la que impulsa el Sutna (sindicato del neumático), que va a su octavo paro contra las grandes patronales del neumático.

Así las cosas, la CGT busca surfea en la crisis de este gobierno, pero apartada de los intereses y reclamos de los trabajadores. Las críticas a las políticas del ministro Martín Guzmán son solapadas por la pasividad (entrega) de la burocracia cegetista y por los preparativos a los movimientos que deberán hacer en vistas al 2023.

La lucha por las paritarias, los salarios, contra el ajuste y la inflación, por el trabajo genuino y el seguro al desocupado, transitan por un carril independiente, con la organización propia de los trabajadores y sus direcciones combativas y clasistas.

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