El 15/6 en la Facultad de Derecho con la presencia de Roberto Gargarella -abogado, docente, investigador de la Universidad de Buenos Aires y la Torcuato Di Tella- Gabriel Solano presentará su libro Por qué fracasó la democracia. Hace 40 años volvió la democracia y los problemas de la gente siguen siendo los mismos: la crisis y el ajuste que deteriora nuestras condiciones de vida. La democracia fracasó en cumplir su tesis fundante que prometía garantizar los derechos elementales a la población. Los distintos gobiernos recurren a la represión para garantizar los planes de ajuste. No es casualidad que las cifras de asesinados por el Estado en estos últimos 40 años escalen a más de 8.000 personas.

Gargarella reciente en una nota en Clarín (5/6) se ha enfocado en este aspecto y señaló entre otros conceptos que a su entender “nuestras democracias constitucionales están en grave crisis -una crisis que se hace visible en la ‘fatiga democrática’; en el desapego que, como ciudadanos, mostramos hacia nuestros representantes (no les creemos nada, no confiamos en ellos, etc.). Pues bien, ese cansancio se debe, en parte, al hecho de que hoy contamos con normas constitucionales generosísimas (que incluyen todos los derechos imaginables, y más), que contrastan con prácticas institucionales miserables, de sistemático avasallamiento de tales derechos”.

Este señalamiento es importante porque la democracia que iba a “permitir comer, educar, curarse” en el marco de las libertades -incluso las consagradas por la Constitución- tal como proclamaba Alfonsín en el 83 terminó profundizando la pobreza, el derrumbe del país y la penetración del imperialismo. El avance general de los gobiernos sobre las condiciones de vida de la población no puede sostenerse sin un aparato represivo feroz y a la ofensiva. Esto explica los cientos de procesados e imputados por luchar, los hechos acontecidos en Mendoza, con la detención de referentes del Polo Obrero por movilizarse o la reforma constitucional que Morales (UCR) busca incorporar en Jujuy, reforzando más la criminalización de la protesta; ni hablar de las imputaciones a trabajadores en lucha en Córdoba, provincia de Schiaretti (PJ). Este escenario pinta de cuerpo entero una situación que se vuelve cada vez más agobiante para los luchadores: peronistas y radicales avanzan en la regimentación de la protesta mediante protocolos represivos para asentar ese rasgo y es algo que nacionalmente se está discutiendo. El peronismo y el kirchnerismo buscan mostrarse como una alternativa distinta al “cárcel o bala” de los sectores más derechistas del abanico político pero las cifras indican lo contrario: los asesinatos por la policía en la pandemia sucedían 1 cada 20 horas, según Correpi, por dar un ejemplo.

Queda claro que es un síntoma de todo el régimen político y, por esa razón organizamos, la presentación del libro de Gabriel Solano, precandidato a presidente por el Partido Obrero, que seguramente servirá para que podamos discutir cómo organizarnos frente a esto y plantear una salida.

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