Políticas

27/5/1993|392

La crisis de los de arriba, las luchas crecientes de los de abajo

“No tengo quién me haga campaña”.


Esta frase de Erman González en las vísperas de las elecciones internas en la Capital Federal (La Nación, 21/5) es un testimonio de la excepcional crisis que está atravesando el menemismo. En las últimas horas, Cavallo denegó los 150 millones de dólares que requería Erman para “levantar” su candidatura, y Ruckauf, segundo en la lista, amagó con su renuncia, ante las evidencias de que Erman González preparaba un fraude a nivel de concejales, donde Ruckauf corría con lista propia. El candidato “de lujo”, como lo definió Menem, sólo ha servido para levantar las posibilidades de la lista rival.


Pero lo que mejor expresa la crisis del menemismo fue la detención del gerente de Edenor a instancias de Alberto Pierri, titular de la Cámara de Diputados, y agente de Eduardo Duhalde. Si Menem pretende presentar la reelección como un reaseguro a los “privatizadores”, el choque con Edenor es un rudo revés para la llamada “seguridad jurídica”  que reclaman los grandes pulpos, aunque esta detención no cambiará en nada el destino de los usuarios de la luz.


Pierri-Duhalde han logrado contener una verdadera sublevación popular contra los cortes de luz en barriadas enteras. ¿Pero por cuánto tiempo? Los “privatizadores” están decididos a cobrarle la luz a los millones de “enganchados”, que están obligados a recurrir a este método en razón de los míseros salarios que ganan. Cuando a la cuestión de la luz se agreguen las millonarias boletas de gas durante los meses del invierno, la sublevación popular puede reaparecer con mayor fuerza todavía.


Cambio de frente


En la Cámara de Senadores se ha formado un frente antimenemista liderado por Cafiero, Bordón y Rodríguez Saa, que ha mandado por ahora a la congeladora las pretensiones reeleccionistas de Menem. Desde este sector habría salido la denuncia respecto a las deudas de Rubén Cardozo, al frente de la embajada en Paraguay, que continuó en los días siguientes con las denuncias de los “curros” de otros embajadores “políticos”. En verdad, el deschave de estos “curros” es un tiro por elevación a la pretensión de Menem de designar embajador “político” y “personal” en EE.UU. a Granillo Ocampo, sobre quien pesa un proceso por el desvío de un crédito de 118 millones de dólares, entre otras trapisondas.


Bordón acaba de declarar que “voy a dialogar con los senadores de la oposición para ver si podemos llegar a un acuerdo en el tema de la reforma de la Constitución”, mientras en el Senado no se descarta la posibilidad de incluir “la figura del primer ministro y la adopción de un sistema de gobierno semiparlamentario” (La Nación, 21/5). Con este planteo, Bordón saca de la gaveta el proyecto reformista … de Alfonsín, que cuenta con el apoyo de la burocracia del Departamento de Estado de los Estados Unidos, pero no con el de los banqueros acreedores internacionales.


Antonio Cafiero agregó también su cuota a la crisis en el oficialismo, al proponer una “coalición de partidos” para 1995, un puente tendido al radicalismo. Según el cafierismo, los partidos deberían erigir una “valla de contención” a la “concentración del poder económico”. La preocupación real de Cafiero apunta, en verdad, a establecer una “valla de contención”, no al “poder económico” sino a la descomunal crisis que se abrirá con el derrumbe del “plan” económico y del propio Menem.


A la burguesía no se le escapa que las “irregularidades”  cometidas en las “privatizaciones” alcanzan y sobran para mandar en cana al gobierno y a los “grupos económicos”. Por mucho menos, Collor de Mello y Carlos Andrés Pérez fueron destituidos. Al gran capital le preocupa asegurar la continuidad de sus negociados frente a la debacle que se anuncia o prevé del “plan de convertibilidad”  y del gobierno menemista. Con su planteo de coalición, Cafiero, Bordón han comenzado a elaborar las bases de otro “gran acuerdo nacional”.


Precisamente, comenzó a barajarse en las filas del oficialismo la posibilidad  de una alianza de Duhalde con Bordón. Esta alternativa, así como el puente de Cafiero hacia la UCR, revelan el eclipse de Menem.


La crisis política en desarrollo acentúa la inviabilidad del plan económico, que se expresa con claridad en el rebrote de la carestía, en el maquillaje oficial de las cifras del presupuesto y en las propias advertencias que se vienen recibiendo del Fondo Monetario Internacional.


El FMI reclamó al gobierno la adopción de medidas… ¡¡para contener la entrada de capitales!! Esto significa que la banca internacional está reclamando una intervención política para prevenir una crisis de alcance internacional. La anarquía que se ha apoderado del mercado financiero internacional impide una “regulación ordenada” del  movimiento de capitales especulativo, lo que amenaza las posiciones del conjunto de la banca internacional con grandes préstamos al “tercer mundo”.


Amenaza


El menemismo y el “plan” económico de Cavallo se están convirtiendo, de incentivadores de los grandes negocios, en un peligro mortal. Esto ya se pudo apreciar en la dificultad que tuvo y tiene el menemismo para imponer las “reformas previsional y laboral”, requisitos para nuevos negociados, siempre  después de que se produzca la devaluación. La “reforma previsional” no salió enteramente a gusto de los bancos y ahora está empantanada en el Senado. La “reforma laboral” promete seguir por el mismo camino. Mientras tanto, la carestía hace aun más insostenible la “convertibilidad”.


Toda esta volatibilidad política y económica está comenzando a fertilizar un ascenso de las luchas del movimiento obrero. El masivo paro en Córdoba, el triunfo docente en Santiago, los portuarios con la destitución de Loza, el paro de estatales en Neuquén, las manifestaciones populares contra Edenor, están marcando un renacimiento de las luchas del movimiento obrero (Un reciente congreso de Ctera acaba de votar, contra la posición de Mary Sánchez, un paro nacional de 24 horas “al estilo Brunelli”, sin fijar fecha).


Con los ojos puestos en esta cuestión cardinal, Brunelli se reunió con Cavallo para ratificar que el prometido paro general está bajo archivo, reclamando a cambio algunas prebendas para la burocracia. Como resultado se formó una “comisión”, que se encargará de implementar la llamada “desregulación de las obras sociales”, una fuente de prebendas y curros de primer orden para burócratas y capitalistas.


Política


De lo que se trata, en el momento actual, es de darle una orientación a estas señales de ascenso sindical u obrero, para que se profundice, se generalice, golpee duramente a la política capitalista, inflija serias derrotas al gobierno y desarrolle una vanguardia y dirección obreras.


La burocracia sindical, el bordon-cafierismo, el riquismo, el CTA y el Frente del Sur impulsan, con modalidades diversas un frente nacional “en defensa de la industria”, es decir por la devaluación. La devaluación, por su lado, significará una mayor caída de los salarios.


Es necesario, entonces, que se clarifique, en primer lugar, el carácter de este “frente nacional”, al cual oportunamente puede subirse el propio Cavallo, toda vez que su base social, la Fundación Mediterránea, está siendo golpeada por la sobrevaluación del peso.


El segundo aspecto de las tareas políticas en esta etapa, es destacar ante los trabajadores la pérdida de iniciativa política de la burguesía  y la tendencia a que esa iniciativa sea asumida por los trabajadores.


La crisis por arriba y la insoportable insatisfacción por abajo, llevan a que se reúnan progresivamente las condiciones de una lucha de conjunto. La resistencia, sorda o abierta, a las medidas de “flexibilización” (superexplotación), está alimentando una bronca feroz, que probablemente estalle como consecuencia de las necesidades salariales. Por eso pensamos que la reivindicación de un aumento del 50% y de un mínimo salarial de 1.000 pesos, deben estar en el centro de la lucha obrera. Junto a esto se ubica el reclamo de la vigencia de los convenios y de los paritarios elegidos, así como de la jubilación mínima de 500 pesos.


Sobre la base de este puñado de reivindicaciones el P.O. sigue planteando la consigna de un paro activo de 36 horas al CTA y a la CGT, y la huelga general. En la lucha por el paro y la huelga llamamos a formar comités de activistas y a unir regionalmente a los cuerpos de delegados e internas y agrupaciones combativas.


De la velocidad y profundidad que vaya teniendo la tendencia de lucha de las masas y de desarrollo de una oposición política popular; de los extremos que vaya asumiendo la crisis económica y política del gobierno; de la amplitud que cobre el giro que se verifica en la situación mundial y en América Latina; de todo esto dependerá la precisión de las consignas políticas que nos deberán orientar en una lucha por el poder. Pero lo que ya se puede plantear como gran unificador de la lucha contra el gobierno y sus mandantes y como salida para la impasse histórica del capitalismo y del país es: “Fuera los gobiernos de la miseria, el hambre y la entrega; Por un frente de trabajadores, para un gobierno de trabajadores”.