Políticas

20/12/2016

La cuestión del poder: por un frente político de las organizaciones y partidos del movimiento piquetero

Editorial de Prensa Obrera del jueves 7 de Junio de 2001


¿Se plantea o no, en la situación política presente, una cuestión de poder?


 


Es lo que piensa el 62% que acaba de responder, en una encuesta, que De la Rúa debería irse. Que la cuestión aflore en un sondeo de opinión pública, es una expresión de la hondura de la crisis económico-social, de la completa impotencia del gobierno de turno, y hasta de la conciencia política de una parte del pueblo.


 


El callejón sin salida del régimen social


 


El megacanje reciente es mucho más que la confesión de una bancarrota; es un testimonio irrefutable de la inviabilidad de todo el régimen social actual. A tasas del 15% de interés anual, el megacanje significa la duplicación en cuatro años de la impagable deuda externa actual. Para un país con deflación, que ve caer sistemáticamente la producción, los salarios, el empleo, el consumo, los precios y hasta el promedio de la tasa de beneficio capitalista, durante un período de más de tres años, semejante endeudamiento usurario es un pasaporte seguro a la disolución de las relaciones económicas y sociales. Con el alivio de los pagos de deuda que vencen en los próximos cinco meses, el gobierno podría llegar a las elecciones de octubre, del mismo modo que el "blindaje" de diciembre pasado le permitió llegar a marzo; pero ni un poquito más que eso.


 


Es decir que en un cortísimo plazo deberá producirse necesariamente un nuevo replanteo de la deuda externa, sea mediante la quiebra, la cesación de pagos, la devaluación o el control de cambios. Esta perspectiva significa que todo el sistema bancario, con los cofres repletos de títulos de deuda, está amenazado de derrumbe. No es casual por eso, que las consultoras internacionales hayan vuelto a reducir la calificación de los bancos locales *sean nacionales o sucursales extranjeras. Las contradicciones de la presente organización social, que producen explosiones parciales todos los días, marchan inexorablemente a un estallido general.


 


 La "ingobernabilidad"


 


La expresión ideológica de esta bancarrota es el llamado, por parte de representantes conspicuos de los explotadores, a "salvar la nación". Precisamente el diario La Nación acaba de quejarse, en un editorial, por la extranjerización económica, porque al reducir el peso de la burguesía nacional ha dejado al país sin una clase dirigente local con capacidad para atender los reclamos y movilizaciones crecientes de las masas. La UIA ha "osado" utilizar la palabra "hambre" en un comunicado reciente, lo que hizo mover las pestañas a más de una oligarca tradicional. Ante el derrumbe de todas sus políticas, los explotadores empiezan a recordar los "deberes nacionales".


 


En la práctica esto no pasa, sin embargo, del aumento de algún arancel a la importación, porque la burguesía no tiene ni la capacidad ni la voluntad de emprender una cruzada antiimperialista. Una gran parte de ella es dueña de la deuda externa que estrangula a la nación.


 


La línea general de salida de la burguesía sigue siendo atacar a las masas. Para salvar el megacurro plantea reducir el déficit fiscal, y para ello propone liquidar el Pami y reducir las jubilaciones. En los "acuerdos sectoriales" ha logrado que la burocracia de los sindicatos, en la discusión de los nuevos convenios, acepte reducciones de salarios y mayor flexibilización laboral. Pero para esto tiene un problema, que según el principal asesor político de Cavallo, Rosendo Fraga, no es otro que el propio De la Rúa. El "pecado" de éste sería que se encuentra preso de las divisiones en la Alianza, de las divisiones en el radicalismo, de las presiones de Alfonsín y de las que vienen de su entorno.


 


Como si esto fuera poco, parió la abuela y Menem va preso. En síntesis, con la crisis de la Alianza, de la UCR, del justicialismo, de la burocracia sindical, etc., no es posible tener un gobierno que aplique a rajatabla un programa antipopular y esté dispuesto a mandar a la gendarmería y el ejército contra los cortes de ruta.


 


Bajo el disfraz de la "gobernabilidad", hay planteada una cuestión de poder para la burguesía, cuyas maniobras y conspiraciones para formar un gobierno de unión nacional que salve a De la Rúa, se convertirán, con la misma lógica y dinámica, en las maniobras y las conspiraciones para voltearlo. La partida, en su momento, del Chacho Alvarez, no fue más que un anticipo.


 


Las masas y su propia cuestión del poder


 


Las masas han dejado atrás a las manzaneras y punteros, y se convierten en piqueteras; han dejado, hasta cierto punto, las bolsas de comida, y reclaman planes de empleo. Pero al exigir que esos planes estén bajo el control de sus organizaciones han llegado a un punto insalvable de ruptura con el gobierno. La política del gobierno de contener a los desocupados con "microemprendimientos" u ONGs choca con una movilización popular creciente, incluidos esos "microemprendimientos" y ONGs. En Salta ya han comenzado las reivindicaciones por aumentos salariales dentro de los empleos arrancados por los desocupados, es decir que el cuestionamiento a la política oficial va tomando un carácter de conjunto. En repetidas marchas de desocupados ha emergido la consigna Fuera De la Rúa-Cavallo. Con el conflicto de Aerolíneas, la movilización de los desocupados y de los ocupados ha ido convergiendo cada vez más. La lucha de los rabajadores de Aerolíneas se transformó en una causa nacional. En la movilización del Polo Obrero, el martes 29, a la Jefatura del Gobierno de la Ciudad, las perspectivas políticas de obreros y desocupados quedaron plasmadas en una forma aún más nítida, porque se reclamó el salario mínimo de 600 pesos por una jornada de ocho horas; el reparto de las horas de trabajo; el cese de los desalojos; la titularización de los terrenos villeros; el control obrero de la obra pública; el llamado a un Congreso de bases de las organizaciones obreras y de desocupados.


 


Lo que es claro es que la recuperación de AA, las reivindicaciones nacionales y los reclamos de los obreros y de los desocupados son incompatibles con las políticas del gobierno y, por lo tanto, con su permanencia.


 


Los piqueteros necesitamos una perspectiva política


 


Los piqueteros han producido una delimitación política muy clara. De un lado están los que luchan con sus organizaciones; del otro, el gobierno de la Alianza, el PJ y la burguesía conducida por el FMI; en el medio se encuentran los Carrió, Farinello, Moyano, que procuran desviar la lucha popular y hacer de puente entre distintos sectores populares y el régimen político actual. Estos sectores intermedios no se acercan al pueblo con la perspectiva de potenciar su lucha sino de encuadrarla y estrangularla. Ni en el programa ni en los métodos difieren del viejo Frepaso; aceptan el actual cuadro de relaciones capitalistas y su acción política se reduce a denunciar las corruptelas.


 


La consigna Fuera De la Rúa-Cavallo ya está instalada en el movimiento piquetero, aunque no tenga un carácter oficial. ¿Pero con qué alternativa se presenta esta consigna; cómo se le da un carácter concreto? Los reclamos de planes Trabajar deben ser acompañados con reivindicaciones sociales, laborales y políticas de conjunto; esto por un lado. Por el otro lado, es necesaria una alternativa transitoria o transicional de poder. La gran función de esta reivindicación transicional es unir en un movimiento único a todos los trabajadores y a la inmensa mayoría de la clase media, y preparar las condiciones de conciencia y de organización para luchar por un gobierno propio de los explotados. Porque otra característica de la situación actual es que la clase media busca una salida por la izquierda, pero para que ello sea así la izquierda debe plantearse como una alternativa de poder, no como una variante o maniobra electoral.


 


Algunas corrientes plantean que esa alternativa debe ser la formación de un "gobierno popular".


 


Sea. Pero hoy por hoy el único gobierno popular que merecería ese nombre, sería un gobierno de masas dirigido por las organizaciones políticas de los piqueteros; otro gobierno sería antipopular o una ficción de gobierno popular. Estas ficciones han sido siempre, en la historia, el gran camino de la derrota.


 


De todos modos, hay que abrir el debate: para el Partido Obrero, el llamado a una Asamblea


 


Constituyente soberana puede ser la vía que eduque y prepare a las masas para luchar por su propio gobierno de trabajadores.


 


Frente piquetero y la cuestión de poder


 


Lo que es indudable, sin embargo, es esto: las organizaciones que participamos, defendemos e impulsamos el movimiento piquetero tenemos que darle a este movimiento y a esta lucha una perspectiva política, o sea formar un frente que desarrolle una agitación política y abra una perspectiva política al derrumbe del gobierno y del régimen en su conjunto. Colocado en estos términos podría visualizarse una acción electoral común, en caso de que tengan lugar las elecciones de octubre. En el marco de un frente político de organizaciones y partidos piqueteros no habría margen para que las elecciones se conviertan en canal de carrerismo político o de una política que pretenda progresar bajo la protección de las posiciones parlamentarias.


 


Volvamos al punto de partida. Hay que dar una respuesta a la cuestión del poder; no se la puede esquivar, porque está objetivamente planteada para todas las clases sociales. La necesidad de un frente de las organizaciones y partidos piqueteros, de un lado, y el reconocimiento de que está planteada una cuestión de poder, del otro, forman un todo único.


 


El planteamiento de un frente político piquetero es obviamente novedoso en la historia del país.


 


Pero ello obedece a que toma en cuenta y le da proyección revolucionaria a una creación propia, original, con una gran tradición histórica, de nuestras masas.