La definición política del frente de artistas

Extractos de la exposición de Jorge Altamira

Tengo muchas gracias que dar: gracias a los compañeros del Frente de Artistas por invitarme, gracias a ustedes por estar presentes aquí. Lo primero que quiero decirles es que el compañero de Kapanga, Mikel, hizo un gol de media cancha. La derecha dice que si de joven no sos socialista, no tenés pasión; y si de viejo, o de maduro, seguís siendo socialista, sos un imbécil. Mikel nos cuenta, en cambio, que él se desilusionó de la política en la juventud y cuando tuvo una hija, maduró y se metió de nuevo en una causa socialista. Así que la derecha no tiene razón: acá hay gente que abraza la causa del socialismo porque madura, no desde la ingenuidad, sino de la experiencia (…).

Otra de las cosas interesantes que veo es ésta: como ustedes saben, se ha formado un Frente de Izquierda para las elecciones, pero si un frente de izquierda suscita, por ejemplo, la adhesión de los artistas, quiérase o no, ya no es un frente puramente electoral; abre una expectativa, que va más allá, los músicos ven en él un instrumento de algo. Ven bien, porque el Frente de Izquierda arma una delimitación clara con la clase capitalista. Me interesa más el Frente de Izquierda porque lo que divide: deja más claro que de un lado están los trabajadores y del otro los capitalistas; traza mejor una línea divisoria.

Antes de venir acá, los compañeros me dijeron que necesitan un planteamiento político claro para hacer frente a la lucha que tienen con el kirchnerismo en el campo cultural y en el campo artístico (…). La pregunta aquí es si la creación artística, la actividad cultural, la vocación tienen perspectiva en el marco de la crisis capitalista o tienen perspectiva en el marco de la derrota del capitalismo en esta crisis (…) que la crisis la paguen los capitalistas y reorganicemos la sociedad sobre otras bases. El apoyo de los compañeros muestra que el Frente abre una perspectiva política que es mayor que una confrontación electoral y, al mismo tiempo, porque una fuerza anticapitalista bajo la forma de un Frente es un instrumento de lucha ideológica. Al compañero que está al lado le preguntamos: “¿vos estás con una salida anticapitalista a la crisis o con una salida capitalista a la crisis?”. Este es el punto. ¿Vos estás para que los jubilados cobren el 82% móvil o para que la plata de la Anses pague la deuda externa y rescate a la General Motors?

Es una cuestión elemental que divide las aguas; dejamos la semilla. Nosotros, a este derrumbe mundial, queremos darle una perspectiva anticapitalista. La fuerza política que tiene el kirchnerismo en el medio artístico se manifiesta en un detalle que no lo inventó el kirchnerismo. En el material que mencionó Adriana de los Santos, hay un artículo en La Nación que tiene como título “Fuerte recuperación de la industria cultural”. Es la vieja ideología desarrollista de la burguesía argentina. Por eso los K reivindican a Frondizi, sin mencionar, claro, que Frondizi entregó el petróleo, la industria automotriz, fue el primero en firmar con el Fondo Monetario Internacional, militarizó a los petroleros y reprimió a la huelga general del año ’59. Muchos artistas dicen ‘bueh, tenemos la recuperación de la industria cultural’, incluido el desmantelamiento del Teatro Colón.

Presentan a la industria cultural como una fuente de generación de empleo. Pero ha fracasado, como lo señaló Adriana, no se han creado esas posibilidades de trabajo para la gran mayoría. La industrial cultural en el mundo está dominada por los norteamericanos; la burguesía nacional fue absolutamente incapaz de desarrollar industrias culturales o lo que fuere, independientes del capital internacional. Es lo que se ve en el cine (…) La industrial cultural es parte de una de las ramas del comercio mundial más importante, que es el turismo. La industrial cultural está ligada a un paquete que se compra en Nueva York o en París, que incluye el avión, la guía, el hotel -en algunos lugares, los prostíbulos (o sea la trata de personas y el espectáculo musical, teatral o de cualquier tipo). (…). Esta industria cultural depende de un proceso capitalista de orden internacional. Como hablábamos con Adriana hoy a la tarde, en Paraná no hay nada porque Paraná no es un punto del turismo internacional. (…) Ibarra y Cavallo coincidieron en que la tarea del momento era convertir a Buenos Aires en la capital turística y financiera del Mercosur. Acá hay un planteamiento capitalista que no da salida a nada, y el Frente de Izquierda se instala, frente a estos atropellos y frente a la crisis capitalista como la salida anticapitalista.

(En oposición a la estrategia capitalista de la industria cultural reclamamos el apoyo del Estado a la actividad cultural independiente). En un gobierno democrático, en un gobierno de trabajadores, los trabajadores de la cultura van a decir todo lo que quieren hacer y el presupuesto va a ser el objeto de un debate democrático. Ahora lo manejan ellos y condicionan el uso de ese presupuesto a la lealtad política. Entonces, se produce la cooptación en el movimiento de artistas, como dicen los compañeros, de la misma manera que se ha producido la cooptación en el movimiento de las Madres o en los movimientos sociales, ex piqueteros, etcétera, y en tantas otras actividades.

Hablar de una actividad artística, en un sentido estricto, no tiene ningún sentido, porque la actividad humana es artística: al transformar un objeto, uno le pone su sello, y al ponerle su sello, ha creado un objeto de arte. Esa característica artística de la actividad humana está desnaturalizada por el capitalismo, que ha transformado la fuerza de trabajo en una mercancía y, entonces, no interesa lo personal de la creación, sino lo impersonal (la mercancía), medida por el rasero del precio, del valor. Entonces, tenemos artistas de un lado y otros que no son artistas. Esta es una alienación humana, nosotros tenemos que luchar por la abolición de esta alienación, para que el trabajo humano sea por definición, arte. Eso se consigue con la abolición del capitalismo y una transición histórica hacia una forma superior. El desarrollo de una actividad libre. Pero así como el obrero no puede ser un artista como obrero, porque ha sido reducido a una mercancía, el artista tampoco puede ser un artista, plenamente. Porque los escenarios de sus actividades no son creados por los artistas, sino que están condicionados por escenarios funcionales al negocio capitalista, atractivos para un consumidor alienado a su tiempo de ocio. ¿Quién dijo que La Trastienda es el lugar adecuado para escuchar la música de ustedes? Si ustedes quieren hacer escuchar la música de ustedes, ustedes eligen el escenario; ¿ustedes elegirían a La Trastienda? En una entrevista a un periodista de Crónica sobre mis preferencias personales para una nota de color -inclusive los socialistas, tenemos que dar notas de color- le hablé del Teatro del Sol, Theatre de Soleil, que represento la Revolución Francesa en siete u ocho escenarios diferentes, el público parado en el medio y rotando con el desplazamiento de los actores de una escena a la otra. Es absolutamente impresionante: los campesinos que van a la rastra de la pequeña burguesía de la ciudad, descripto en esa obra de teatro, es de antología. Ustedes ven, el escenario está condicionado por la intención del espectáculo, arman una totalidad.

La actividad del artista tiene que partir de él, no puede partir del Estado; tiene que ser una iniciativa del creador, no del poder político, que siempre está estructurado para defender las relaciones que ya existen, las preexistentes, aquéllas que deben ser superadas. La celebración del bicentenario fue una kermés, de esas aburridísimas, de productos y vituallas, pero en el desfile de Fuerza Bruta, hasta un conjunto kirchnerista tiene que romper los moldes tradicionales, aunque el relato histórico que protagoniza haya sido el relato oficial del kirchnerismo , una gama de mentiras absolutas o, por lo menos, unilaterales.

En la lucha que nos planteamos en el terreno de la actividad artística, hay una potencialidad fantástica y en esa potencialidad, si además de reclamar derechos, actividades, posibilidades, damos una pelea ideológica por un arte libre e independiente, que asocie la posibilidad de un arte libre e independiente a la lucha por el socialismo, a la lucha por el gobierno de trabajadores.
Quiero concluir con lo siguiente: el Frente de Izquierda enfrenta ahora una lucha en la Ciudad de Buenos Aires y los compañeros dijeron, en sus intervenciones, que tenemos que entrar en la Legislatura. La razón para ello es que en el marco de una crisis capitalista tenemos que darle mayor visibilidad a una fuerza anticapitalista. El Frente de Izquierda ya ha tenido una conquista: el diputado que hemos obtenido en Neuquén.

El Frente de izquierda es una fuerza poderosa. El Frente de Izquierda está presente en la huelga de los docentes santacruceños, en el gremio de la alimentación, en el gremio gráfico. El Frente de Izquierda acaba de constituir una lista con posibilidad de ganar las elecciones en la Unión Ferroviaria de la ex línea Roca, es decir, en la cueva del pedrazismo y de los asesinos de Mariano Ferreyra. Si nosotros ganamos esta elección del Roca, el paso que habremos dado sería histórico. ¿Dónde están los kirchneristas (la Cámpora)? En otra lista, con un grupo de supervisores, para dividir el voto opositor y darle la última chance a Pedraza para mantenerse en el Roca.

En este momento Myriam Bregman, José Castillo y Marcelo Ramal están en un programa de televisión, con la firme decisión de decirles a todos los televidentes que hay que meter diputados de izquierda en la Legislatura. Tenemos que dar una pelea y si lo logramos, habremos confeccionado una linda pieza artística en las elecciones del 10 de julio.

Gracias.