La deuda o la vida
Seguir
Los recursos que se van en las deudas soberanas, no van a la salud o a los salarios, cuando mueren centenares de miles de personas en el mundo.
Como nunca antes, es la deuda o la vida.
En ese marco, el gobierno cada día afloja más ante la presión de los bonistas, que aceptaron solo en un 13% la “conversada” y “amigable” oferta oficial.
El capital financiero se propone recuperar el máximo de bonos que están a precio basura, lo que significa condicionar toda la salida económica, social y sanitaria futura de los argentinos.
El Club de París se negó a renegociar plazos y mandó a Guzmán a hacer los deberes al FMI. El FMI manda a ceder lo que haga falta.
Toda la clase capitalista argentina apoya… para no ir al default, lo que significa aceptar más y más concesiones.
Y seguir emitiendo para pagar los 800 mil millones de pesos que restan de deuda en pesos solo hasta fin de año.
No emiten para salarios ni para el IFE, eso sale de la Anses.
Y la burocracia de Daer y compañía fue hasta Olivos para hacer de perro faldero de la UIA.
En la otra cara de la moneda, la nueva fase de flexibilización de la cuarentena se ha transformado en el campo de batalla de una reforma laboral.
Rebajas de salarios, turnos a la carta, multifunción, suspensiones con reducción salarial, despidos, atrasos de pago, están en el orden del día.
En otros casos, se empieza a trabajar violando los protocolos de salud.
Hasta YPF rebaja los salarios, mientras no baja un centavo el combustible. Tampoco lo hacen las tarifas de gas ni de luz o de teléfono.
Los alimentos siguen subiendo.
A contramano del pacto entreguista de la CGT, el movimiento obrero ha empezado a dar batallas por abajo, en todos los frentes: ceramistas en Olavarría, choferes del interior, metalúrgicos de SKF, el Neumático con el Sutna a la cabeza, obreros de la carne, repartidores, los mineros neuquinos de Andacollo, los municipales de Jesús María. Y así la lista se hace cada día interminable.
El Sindicato del Subte y su cuerpo de delegados han denunciado el pacto de la burocracia sindical, en el mismo sentido que el Plenario Sindical Combativo.
Es hora de una campaña de pronunciamientos sindicales por un Congreso Sindical de lucha para defender el salario, los puestos de trabajo y las condiciones de salud.
Que la crisis la paguen los capitalistas.
No al pago de la deuda.
Impuesto progresivo a las grandes rentas y fortunas.