La devaluación que ejecutó Massa sobre el dólar oficial, tal como había pactado en secreto con el FMI, avivó el fuego inflacionario. Este martes, usuarios y consumidores desayunaron incrementos automáticos de entre 20% y 30% en productos, otros directamente sin precio y góndolas vacías por falta de entrega de proveedores.

En ese sentido la devaluación impacta principalmente sobre algunos rubros cuyos precios están atados a la fluctuación de la divisa norteamericana. Es el caso de los materiales de la construcción, donde en cada depreciación del peso los corralones retienen la mercadería, remarcan especulando con las expectativas devaluatorias o venden sin precio. También es el caso de los autos, donde muchas concesionarias cancelaron las ventas o venden sobre remarcaciones del 15%.

Además vence el acuerdo de Precios Justos con las alimenticias, que para renovarlo piden subas de hasta 15%. Ahora el gobierno anunció que cerrará las exportaciones carne por 15 días para contener subas descomunales en los precios de las carnes, es decir simula que combate el traslado de la devaluación a los precios cuando viene de aplicar el dólar agro, un beneficio cambiario a las patronales agrarias que acicatea fuertemente el incremento del precio de la comida porque incide en el precio del alimento del ganado.

Para atenerse al acuerdo con el Fondo, voceros del gobierno ya deslizaron que analizarán nuevas subas de tarifas, recordemos también que la semana anterior ya habían llegado facturas con alzas de más del 400% en línea con el recorte de subsidios que esgrime el gobierno para cumplir con la meta de ajuste fiscal, y que el precio base de la energía se encuentra dolarizado. A su vez abre a las petroleras una puerta a que reclamen nuevos incrementos en el precio de la nafta, en vistas de que vence el acuerdo de incrementos previstos para el rubro, lo que se trasladará a toda la cadena productiva.

En paralelo a la suba del dólar oficial también aumento el dólar blue, el cual venía subiendo como consecuencia de la corrida cambiaria y cuyo impacto también se traslada a los precios. Esta corrida fue acompañada de la tendencia al retiro de depósitos y del pánico frente a las expectativas de que se siga depreciando el peso, pero en particular de las políticas devaluatorias que todos los candidatos capitalistas prometían.

Sobre este punto corresponde llamar la atención sobre la dolarización que propone Milei, que implica rematar los activos del país y llevar la moneda encima de $10.000, según algunos economistas. El solo hecho de que quien ganó las elecciones primarias insista con este planteo de mega devaluación durante la campaña favorece la corrida, un mayor aumento del blue y por lo tanto un mayor ajuste de precios. Es decir, la política de Milei favorece el ajuste del propio mercado contra los trabajadores.

Esta devaluación que impulsó el gobierno favorece los intereses de las patronales agrarias, quienes utilizan métodos como la retención de la cosecha para pugnar por una depreciación del tipo de cambio que los beneficie al momento de liquidar las divisas, algo a lo que el gobierno apunta. En paralelo, también trabaja para otorgar una batería de beneficios fiscales y letras del BCRA para importaciones -garantías de un tipo de cambio fijo- a las empresas que se sumen a los nuevos acuerdos de precios que se comenzarán a negociar desde mañana o el miércoles. Los únicos que pierden son los laburantes, cuyo bolsillo se ve cada vez más asfixiado. Las principales consultoras ya hablan de que agosto podría superar el 10% de inflación y que de acá a octubre esos números seguirían incrementándose.

Cabe destacar que el oficialismo había pactado con el FMI que al día siguiente de las Paso devaluaba, es decir Massa le encubrió al pueblo argentino que el acuerdo que había firmado incluía una devaluación del dólar oficial de más del 20% inmediatamente después de las elecciones primarias, lo cual incide directamente en los precios. Engañó a todos los laburantes argentinos.

El mismo gobierno, que decía estar luchando contra la derecha, ahora ejecute semejante política de ataque a los ingresos de la población, desnuda que también poseen un programa profundamente antipopular que le allana el camino a Milei. Quienes vivimos de nuestro trabajo no podemos depositar expectativas en una figura que predica pulverizar los ingresos de la población. Para recomponer el bolsillo popular no hay atajos, requiere organizarse de manera independiente a todos los políticos capitalistas.

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