La elección del PO y de la izquierda
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Hecho el escrutinio total de la elección a gobernador, el PO logró 508 votos (0,32%), Patria Libre-Izquierda Unida 425 (0,26), el Partido Humanista 363 (0,23).
La votación de toda la izquierda retrocedió en relación a la elección parlamentaria del ‘97, afectada por la polarización política (el PO disminuyó respecto de los 2.240 votos del ‘97, pero logró duplicar la votación del ‘95, donde se obtuvieron 235 votos).
En estos términos, el PO superó electoralmente el debut nacional del Frente de la Resistencia-Izquierda Unida. En los anteriores comicios de Córdoba, Patria Libre había desechado expresamente todo frente con la “izquierda tradicional” en función de un movimiento de reconstrucción del peronismo en base a un programa de devaluación monetaria, rescate de la burguesía endeudada y “democracia participativa”. Volvió sobre sus pasos luego del retroceso electoral que tuvo en dicha provincia planteando la construcción de un frente con Izquierda Unida (IU), con el único propósito de armar un rejunte electoral de cualquier modo. Al punto que el frente con IU en Catamarca se constituyó defendiendo la política de conciliación de Ateca (sindicato docente) con la Reforma Educativa y sin planteo alguno respecto de las organizaciones obreras, comprometidas en cualesquiera de sus variantes con los partidos del régimen. El PO había reclamado un frente común que se definiera por la derogación de la reforma educativa menemo-castillista, y no que empezara capitulando.
La “izquierda que se une”, de este modo, no pasó de un slogan oportunista. La campaña del PO sirvió para popularizar los reclamos que constituyen una salida para la clase obrera y los explotados —la prohibición de los despidos y el reparto de las horas, los 700 pesos de básico docente, el aumento de las regalías a los pulpos mineros, la ruptura de los sindicatos con los partidos patronales—y que forman parte del esfuerzo cotidiano por poner en pie un movimiento de lucha. Se desarrolló una intensa agitación, con miles de declaraciones volcadas en la peatonal, los barrios y las fábricas, se mantuvo una colocación de doscientos cincuenta periódicos de cada número, se intervino activamente en los principales conflictos ocurridos en el período (docentes, hospitales, Alpargatas), se abrió una sede permanente, se lograron decenas de fiscales, se duplicaron las filas del partido y ha surgido una importante periferia obrera y de la juventud que hoy está siendo convocada para la Asamblea Nacional de Activistas. Emblemáticamente, el PO cerró su campaña en Alpargatas, con caravana previa y la presencia de 50 compañeros.
No puede dejar de hacerse mención al papel del flamante frente CPL-IU en la lucha docente. Con compromisos de dirección, fueron corresponsables del vaciamiento y posterior levantamiento de la huelga; una política en la que se empeñó afanosamente el ala pro aliancista de la directiva. Finalmente, en lo que es un clásico, el PTP-PCR llamó al abstencionismo y el voto en blanco, que es la expresión electoral del rechazo a la constitución de una alternativa obrera independiente en nombre del “frente antimenemista” con duhaldistas y aliancistas, en ese orden. En Catamarca la votación se elevó al 80%, superó los porcentajes del ‘97 y los votos en blanco no llegaron al 1%.