Políticas

25/4/1991|328

La estafa de Cavallo: Al rengo se lo reconoce andando

¿Cómo marcha el “plan Cavallo” a tres semanas de su lanzamiento?

Precios

A pesar del promocionado “desagio” y de los no menos publicitados “acuerdos para la reducción de precios”, el Indec pronostica una inflación del 6% para abril, más del doble de la prevista por Cavallo cuando lanzó el plan (Clarín, 16/4). Los alimentos y las tarifas van a la cabeza de la carestía. Esta inflación -que es a la vez en australes y en dólares— es una nueva y gigantesca confiscación de los trabajadores, cuyos salarios están congelados en su nivel histórico más bajo.

La mentada “estabilidad” de los precios mayoristas -que descenderían el 0,1%- no refleja una rebaja de los precios industriales y comerciales sino la reducción de los impuestos (internos, devolución del IVA a los exportadores, eliminación de las retenciones) y de las tarifas industriales (electricidad, gas y gasoil). Los “acuerdos sectoriales" —como ya lo explicáramos en Prensa Obrera— son un entendimiento monopólico orquestado por el Estado para evitar la caída de los precios y proteger a los "capitanes de la industria "frente a la guerra comercial de precios provocada por la crisis y el achicamiento del mercado.

En el reciente acuerdo papelero el gobierno redujo las tarifas en un 15% y eliminó los impuestos internos, para que los pulpos reduzcan sus precios un 27,3%. Pero como se tomó como base el precio de diciembre (1,4 dólares el kilo); mientras “ese producto (ya) se vende a un dólar en el mercado” (Ámbito Financiero, 18/4), los papeleros podrán aumentar el precio actual con la garantía del Estado.

Déficit fiscal

El “Cavallazo” agudizó el déficit fiscal, como Consecuencia del festival de eliminaciones o reducciones de impuestos. Ya la recaudación fiscal de marzo había sido 131 millones de dólares inferior a la prevista (La Nación, 12/4). En abril, “el panorama es desalentador” (El Cronista Comercial, 11/ 4): “en efecto, la diferencia en la segunda semana del mes entre las metas y lo percibido efectivamente es del 50%” (La Nación, 13/4). Para alcanzar el imposible "superávit fiscal”, el gobierno se apresta a suprimir el medio aguinaldo de junio, cuando se concentran pagos por más de 750 millones de la deuda pública.

Para pagar la deuda pública Cavallo deberá entonces emitir dinero o nuevos bonos. Para llegar a un acuerdo con el FMI y los bancos, la exigencia de éstos es que se aumenten sustancialmente los pagos y que —como lo obtuvo de Brasil— se comiencen a pagar los intereses atrasados, que suman 6.000 millones. El Lloyds acaba de reclamar un pago “simbólico” de 1.000 millones de dólares "para empezar a conversar" (La Nación, 11/4).

¿Estabilidad?

Como ya lo señalamos en Prensa Obrera, la “convertibilidad” es ficticia. No hay ni puede haber “reservas” que respalden el pago de la deuda pública, la de las provincias, la de las empresas públicas y judiciales.

La Nación (1/4) ha revelado que las reservas líquidas del BCRA (en divisas y oro) suman 4200 millones de dólares contra pasivos inmediatamente exigibles de 5400 millones. Es falso, entonces, que el gobierno esté “sobre-respaldado”. En realidad, el gobierno necesita emitir nuevos bonos o “letras”, es decir más deuda. Eduardo Curia, uno de los primeros defensores de la “dolarización”, acaba de afirmar que “la convertibilidad aumenta la maniobrabilidad fiscal al permitir colocar deuda interna” (El Cronista Comercial, 10/4). Esto significa más hipoteca y más especulación.

Especulación, inflación

La banca ha pasado de un negocio especulativo a otros. Los capitales que han inflado la Bolsa en las últimas semanas — atraídos por las promesas de ganancias industriales espectaculares— provienen de los bancos (Página 12, 18/4). Además, los bancos operan en el llamado mercado del “call overnight” (depósitos de muy corto plazo en bancos extranjeros, generalmente en "paraísos financieros”), al que canalizan unos 1.200 millones de dólares. Estas operaciones ¡legales —son un canal habitual para la "limpieza" de dinero "sucio"(Clarín, 18/4) —se realizan gracias a la "libertad cambiaría". Pero como el gobierno está obligado a emitir más bonos, los bancos podrán volver al "viejo negocio”, algo que, por otra parte, “es su principal reclamo” (La Nación, 11/4). Roberto Alemán, principal mentor de Cavallo, acaba de proponer que el Banco Central se endeude con los bancos mediante la emisión de un bono, para destinar el dinero que obtenga al pago de los intereses atrasados de la deuda externa.

Apoco de andar, el “científico” plan Cavallo revela su carácter de “gran estafa”.