Políticas

24/5/1989|268

Balance electoral

La estratégica Provincia de Buenos Aires

Las elecciones en la Provincia de Buenos Aires arrojan un resultado abrumador a favor del Frejupo. Para presidente se acercaron a los 3.400.000 contra los 2.000.000 de la UCR y de la CFI. En un solo distrito el Frejupo estableció una diferencia de votos de 1.400.000 que le aseguraron la victoria al PJ en todo el país y la mayoría del Colegio Electoral.

El voto de los trabajadores y aun del medio agrario fue masivo al peronismo en toda la provincia. En las elecciones del 87 la UCR había perdido en todo el Gran Buenos Aires pero se había impuesto en 73 de los 126 distritos electorales, ahora el peronismo se impuso en más de 100 distritos.

El voto a Menem fue con boleta completa. En el Gran Buenos Aires sólo cortaron algo más de 100.000 boletas del Frejupo, una cantidad insignificante.

Para la alianza UCR-CFI se cortaron 200.000 boletas, un 15% del total.

La votación de la izquierda

Izquierda Unida mantuvo para presidente la misma votación del 87 en el cargo de Gobernador, con un aumento del 20% en las boletas a diputados, que se produjo casi exclusivamente en el interior de la provincia. En los principales distritos del Gran Buenos Aires no progresaron nada ni en el corte para diputado. En General Sarmiento tuvo 36 votos más que en la anterior elección; en La Matanza y Tigre aumentó un 6% pero bajó en Esteban Echeverría y Florencio Varela para mencionar sólo a los sectores más proletarios del Gran Buenos Aires.

El reducido corte de boleta en favor de IU provino de la UCR y del Pl, ya que en el Frejupo no hubo casi cortes, por eso IU mejora en el interior.

Alcanzó cierta importancia el voto a diputados de Unidad Socialista que pasó de 69.000 votos en el 87 a 143.000, un crecimiento de más del 110% (votos del radicalismo descontento). Unidad Socialista también creció en el Gran Buenos Aires, en distritos como La Matanza y General Sarmiento, casi un 100% a pesar de casi no existir en la práctica militantes en esos distritos.

La votación del PO

La votación por el Partido Obrero creció en el conjunto del país un 15% en lo que se refiere a la boleta completa y en un 35% si se considera el corte para diputados y concejales. Sin embargo, en la provincia de Buenos Aires se verificó un fenómeno distinto: la votación cayó un 15% y un 5%, respectivamente. El retroceso se acentúa en el gran Buenos Aires, mientras que la votación es más estable en el resto de la provincia. Naturalmente que este retroceso es todavía más evidente en algunos distritos del conurbano con respecto a otros.

La contradicción entre el crecimiento del voto nacional del PO y los resultados en el gran Buenos Aires no responde a una diferencia en la composición de clase del voto, pues el conjunto de los sufragios del PO es homogéneamente clasista. Al interior del país se ha desplazado una importante masa obrera, que explica precisamente la penetración alcanzada por el partido en las provincias. Inversamente, el gran Buenos Aires ha sufrido un proceso de desproletarización y de pauperización, que ha ido acompañado de una relativa despolitización, si se lo compara con la década de 1970.

De cualquier manera, estas modificaciones sociales no han alterado el carácter estratégico del gran Buenos Aires para la política del país y para las posibilidades de un partido obrero. Ha sido precisamente en el conurbano donde la victoria de Menem fue más contundente, y esto es lo que jerarquiza por sobre todo los resultados obtenidos por el peronismo el 14 de mayo. Menem ha canalizado las ilusiones más profundas de las masas de trabajadores y ha debilitado relativamente y en forma momentánea la influencia revolucionaria.

La votación del PO en el gran Buenos Aires contrasta con el crecimiento organizativo del Partido, precisamente en esta zona estratégica. En el curso de los últimos seis o nueve meses las organizaciones del PO han aumentado en un 30% en la región. Este crecimiento no se ha reflejado en el resultado electoral, probablemente porque es reciente, pero en este caso su alcance se deberá poner de relieve en un futuro próximo. Las movilizaciones partidarias en oportunidad de la Marcha convocada por Madres el pasado 23 de marzo, del 1° de Mayo y del cierre de la campaña electoral, pusieron en evidencia un reagrupamiento de fuerzas que sin embargo no se tradujo en las urnas.

Los resultados del gran Buenos Aires deben constituir un llamado de atención para el PO. Es indudable que la experiencia política de las masas con el menemismo abrirá una nueva etapa política preñada de posibilidades revolucionarias, pero ellas sólo podrán ser capitalizadas por un partido implantado en la vanguardia del proletariado, especialmente en el gran Buenos Aires. Los resultados electorales también han demostrado que es aquí donde se presenta la lucha más importante con la izquierda seguidista y democratizante, independientemente del estancamiento que ésta ha sufrido en los comicios del 14. Si la tendencia del crecimiento del PO se acentúa y consolida habrá indudablemente una reversión de la tendencia expresada en las urnas en un plazo relativamente corto. Pero esto exige una sólida formación de los cuadros y una consecuente política de masas. Entre las masas que votaron por el menemismo ha sido perceptible un enorme crecimiento en la autoridad política del PO, que se manifestó en la masiva adhesión al planteamiento del PO en las intervenciones televisivas de Altamira y de Flores, aunque ello no alcanzó para revertir las desesperadas ilusiones en Menem. Estos son los datos de conjunto de la situación en el gran Buenos Aires, cuyo futuro depende en gran parte, cuando no en forma decisiva, de la consolidación y profundización de la línea socialista revolucionaria del PO.