Políticas

13/5/2004|850

La explotación capitalista de la prostitución

El proyecto de derogación del Código de Convivencia, para dar a luz un nuevo Código Contravencional, apunta expresamente a establecer las “zonas rojas” y a crear la Policía Comunitaria.


En lo referente a la prostitución, se ha formado una santa alianza de los legisladores de Ibarra, Macri, Bullrich y López Murphy. Propagandizan su “preocupación” de que la “oferta de sexo” se haga lejos de las viviendas, escuelas y colegios, y proponen llevarla a zonas alejadas como la Costanera o los Bosques de Palermo.


Los “representantes” toleran la prostitución, pero la quieren en saunas, hoteles y casas de masajes, para convertirla en un negocio del capital. Además, como lo denuncia Sonia Sánchez, de Amar (organización por los derechos de prostitutas y travestis), la creación de zonas rojas convierte a las prostitutas en prisioneras de la policía y de los proxenetas. En la ciudad hay más de 10.000 prostitutas y 3.000 travestis.


Se busca una explotación en los términos capitalistas, con ritmos, horarios, jornada de trabajo establecida y obligatoria.


El capital no vacila en asesinar para imponer el encierro y la explotación. No olvidemos los asesinatos de prostitutas en Mar del Plata, que actúan como una advertencia a las que se salen del negocio organizado; o el de Sandra Cabrera de Rosario, dirigente sindical de CTA, que denunció los negocios de la policía con la prostitución.


La prostitución tiene un claro vínculo con la falta de trabajo. La oferta sexual nos coloca ante una mayor degradación de la mujer dentro del capitalismo. Sonia Sánchez declaró a Clarín que el 90% de las prostitutas y travestis dejaría este trabajo si tuviera otras oportunidades.