El documental de Solanas: “La guerra del fracking” fue estrenada a pocos días de las elecciones de 2013, en las que su autor entró al Senado por el frente Unen. Según lo ha anunciado, será un instrumento clave en su futura campaña electoral.

El film describe la práctica contaminante para explotar yacimientos de combustibles “no convencionales” y denuncia el acuerdo con Chevron.

Responsabiliza por los desastres ambientales y la hambruna a la “civilización del petróleo”. Según la tesis del film, el agotamiento del recurso fue la fuente de guerras y del colonialismo actual. Y el fracking, sería su “capítulo no bélico”: Félix Herrero afirma en la película que la explotación de no convencionales y el autoabastecimiento de Estados Unidos abre una etapa en la que el imperialismo dejaría de lado la invasión a los países árabes petroleros -una versión que no es original del autor.

El documental señala que la pérdida del autoabastecimiento en Argentina ha sido por “errores y complicidades”, o sea que no lo atribuye a determinados intereses de clase de la burguesía nacional. Denuncia que la privatización de YPF perjudicó la inversión en la industria y la obra pública, pero no hace lo mismo con el subsidio que YPF estatal otorgaba a Shell y Esso, que operaban en la refinación, ni los precios garantizados para las empresas contratistas de servicios.

Solanas no se mete con las empresas que pasaron a manejar el 60% de la producción, esto luego de la privatización de la industria (Petrobras, British, Pan American, Total, Sinopec). Para Solanas, una “falta de planificación” impidió que se hiciera cumplir a las petroleras con las inversiones.

Solanas, obviamente, no cuestiona al capitalismo, lo cual no es gratuito. En 2012 votó la re privatización de YPF, a la que presentó como “un paso importante para la recuperación de nuestra soberanía energética y para recuperar la renta”, y en la película se lo puede ver reclamando porque…. ¡no se discutió el articulado!

Desde el lugar actual de Solanas, con la UCR, Lousteau y Prat Gay, el documental es una impostura.

Silvia Jayo