La huelga de los petroleros jerárquicos, todo un síntoma

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Durante la primera semana de diciembre los petroleros jerárquicos cumplieron una huelga fulminante en el norte de Santa Cruz y sur de Chubut, acompañada de piquetes en las principales plantas y paralización de la producción.
La huelga se realizó contra YPF, que resolvió convocar a licitaciones para diversos servicios petroleros con una reducción de los planteles del personal jerárquico dependiente de las contratistas.
Apenas se desató el paro, la empresa amenazó con represalias y acusó a los huelguistas de protagonizar actos de violencia. YPF logró incluso un "oportuno" dictamen del Ministro Tomada, que le otorga al viejo SUPEH (el sindicato de los petroleros estatales anterior a las privatizaciones del 90) la representación legal de los jerárquicos. Así, le asestó un duro golpe legal a la actual asociación que encabeza la huelga.
Las provocaciones endurecieron la posición de los jerárquicos. Quedó de manifiesto la decisión de la patronal petrolera de impulsar un plan de ajuste liderado por el grupo Ezkenazi, que va a afectar a todos los trabajadores petroleros.
La gravedad de lo que está en juego, en términos de puestos de trabajo, obligó a los petroleros de Neuquén a decretar un paro de 24 horas.
Luego, la posible extensión de la huelga al plano nacional llevó al gobierno y a YPF a firmar una tregua con los huelguistas, en un reconocimiento de hecho al Sindicato de jerárquicos petroleros.
La tregua, que se extiende hasta el 15 de diciembre, compromete a YPF a revisar las licitaciones para impedir la reducción de los planteles, y la reincorporación inmediata de 44 jerárquicos que estaban parados.
Se trata de un acuerdo precario para impedir una huelga nacional, pero de ningún modo implica la renuncia de Ezkenazi a sus planes de ajuste. El conflicto petrolero general está latente, en el cuadro de la crisis política que recorre a Santa Cruz.
El gobernador Peralta, enfrentado con el grupo Ezkenazi, coqueteó con la huelga de los jerárquicos. Existe una puja de poder (y entre los pulpos) en torno de la renovación de los contratos petroleros, que se prolonga a la pelea por la gobernación en el 2011. En esa puja, De Vido aparece como el candidato preferido por Kirchner -y Ezquenazi- para desplazar a Peralta.
No es la primera vez que YPF-Ezquenazi interviene directamente sobre el movimiento petrolero, junto al ministerio de trabajo. Ya lo vimos en la reciente huelga petrolera del norte de Santa Cruz, y fue entendida como un golpe por elevación contra el gobierno provincial, hecho con el aval de la camarilla K.
Siempre en el plano de la interna de la burocracia petrolera, llama la atención el nombramiento del "Chaco" Segovia, Secretario general de los petroleros de Santa Cruz, como adjunto de la obra social petrolera de la federación nacional, con la cual se encontraba mortalmente enfrentado. Está claro que la burocracia sindical petrolera está cerrando filas para "blindarse" contra las iniciativas de lucha que pudieran partir del cuerpo de delegados de las Heras, en el cuadro de una prolongada crisis que tiene a centenares de petroleros parados, con cero inversión, equipos sin producir y renovaciones de contratos pendientes. El paro de los jerárquicos es un síntoma de la enorme inquietud que recorre a la clase obrera petrolera.