Políticas

3/1/2023

La ilusoria teoría del derrame de Vaca Muerta

Una acto de demagogia preelectoral de todo el arco patronal.

Industria petrolera.

El próximo martes 3 de enero el gobernador Omar Gutiérrez anunciará en conferencia de prensa la fecha de las elecciones provinciales en Neuquén, que serían adelantadas al mes de abril de 2023.
El gobierno provincial ha precedido ese adelantamiento en una multimillonaria campaña mediática sobre las virtudes del aumento de la producción de hidrocarburos en la provincia. Ha colocado como viga maestra de esa campaña al efecto derrame que esos niveles de producción provocarán en la mejor calidad de vida de la población (empleo, obras, etc.).

La oposición del mismo palo emepenista, “Rolo” Figueroa, que se candidatea por fuera del MPN liderando una conjunción de colectoras desde el centroizquierda hasta el macrismo, basa el eje de su campaña en enfatizar que “tenemos una provincia rica con una población pobre”. Comparte este ángulo con el dirigente del Frente y la Participación Neuquina, Ramón Rioseco, que sería el candidato extrapartidario del peronismo.

Ni unos, ni otros, superan un posicionamiento superficial, puramente propagandístico y electoral. El MPN oficial porque no puede demostrar en concreto los efectos que ese supuesto derrame está provocando. La “oposición” lo niega, pero por su carácter absolutamente patronal no tiene un planteo concreto de cómo superar esta situación.

Entre ambas posiciones quedan entrampadas todas las fuerzas patronales, de un “extremo” al otro del arco político.

Pero, ¿hubo alguna vez derrame en Neuquén?

Ya se ha dicho que la provincia tuvo sus reales récord productivos, a los cuales se está regresando dos décadas después, alrededor de los años 1998 y 2000.

Pero se trata de dos contextos distintos y de “dos” provincias distintas. En primer lugar hay que considerar que el censo poblacional de la época arrojó que Neuquén tenía en ese entonces 450.000 habitantes. En el censo del 2010 creció a 550.000, y los datos provisorios del Censo 2021 son de unos 740.000 habitantes.

Es decir que los “récord” recuperados de producción de hidrocarburos tras dos décadas hoy deben sostener la infraestructura y los servicios sociales de una población un 55% superior a la de hace veinte años atrás.

A inicios del actual siglo, con 1.350.000 m³/mes de petróleo y 1.376 millones de m³/mes de gas, la producción por habitante era 3,00 m³/mes y 3.060 millones de m³/mes respectivamente. Esa producción por habitante en la actualidad es de 1,80 m³/mes de petróleo y de 3.708 millones m³/mes de gas.

Cayó abruptamente la producción “per cápita” de petróleo y ha crecido insignificantemente la de gas. Medida en dólares (que es la moneda en que se cotiza el barril de petróleo y el gas), el gran beneficio para el Estado recaudador de regalías ha sido la devaluación de la moneda nacional en estos años para solventar sus gastos en pesos. Sin embargo, ni el “boom” de Loma La Lata hace más de dos décadas atrás, ni el llamado “boom” de Vaca Muerta desde hace un lustro, muestran indicadores sociales que indiquen que hayan provocado un efecto “derrame”.

Salud, educación, desempleo

En reciente debate sobre el Presupuesto 2023, el oficialismo defendió la inversión hospitalaria afirmando que la provincia cuenta con 30 hospitales. Lo que no dice el gobierno es que el Informe de Gestión del Ministerio de Salud del año 2009 señala que ese año la provincia contaba ya con 29 hospitales. Es decir, todo el “boom” de Vaca Muerta (que según el gobierno lleva ya siete años), ha redundado en la construcción de solo un hospital.

Respecto a la infraestructura educativa, un informe del Ministerio de Educación de la Nación revela que en 1998 (previo al auge de Loma La Lata) había en Neuquén 526 edificios estatales. Por su parte el propio Consejo Provincial de Educación realizó un censo de infraestructura en el año 2015 (inicios de Vaca Muerta) donde informa que existen 602 edificios escolares estatales. Siete años después la gacetilla de prensa del propio gobierno (14/2/2022) reconoce 624 edificios escolares estatales.

En el año 1998 la provincia tenía unos 450.000 habitantes. El “boom” de Loma La Lata provocó un aumento de unas 76 escuelas en 17 años (un promedio de 4,5 escuelas por año). Pero para el año 2015, se estimó la población neuquina en 620.000 habitantes. Un crecimiento poblacional del 38% y un crecimiento de nuevos edificios escolares del 14,5%.

Aquel primer “boom” productivo hidrocarburífero no “derramó” en la construcción de las escuelas necesarias para cubrir la demanda por el crecimiento poblacional. Y si consideramos el período desde aquel año 1998 hasta el presente, la cantidad de nuevos edificios escolares creció un 19% contra un crecimiento poblacional del ¡65%!

En el 2022, según informó el propio gobernador, la provincia tiene según el censo del año pasado 741.000 habitantes. El déficit de nuevos edificios escolares estatales se ha agravado aún después del segundo “boom” productivo hidrocarburífera, el de Vaca Muerta. Lejos de “derramar” hay un efecto contrario, de succión de recursos y necesidades al servicio de la empresas petroleras.

¿Y con el trabajo bajo convenio que ha pasado en este período?

Para no partir de datos del pico de desocupación causado por las privatizaciones de YPF y de Gas del Estado, que estallaron bajo la forma de puebladas a mediados de la década del 90, tomaremos los datos del año 2000, cuando Loma La Lata ya marcaba récords productivos y aún no había estallado la crisis del 2001 que se expresó en el Argentinazo. Es decir, tratamos de tomar indicadores que no distorsionen la evidencia.

En el año 2000 la desocupación rondó entre el 14% y el 15%. Veintidós años después, la información estadística oficial sobre desempleo y subempleo indica que sumados ambos siguen en aquel nivel de hace más de dos décadas (Desocupación 7,8% y subocupación 6,2%).

Podemos agregar el dato del Censo 2010, según el cual había un 10,5% de hogares con necesidades básicas insatisfechas en toda la provincia. Ni antes, ni durante, ni años después, se registra ningún efecto “derrame” en los índices sociales de la provincia. Todo lo contrario: menor inversión relativa hospitalaria y en educación y similares índices de desempleo.

De modo que en vez de presentar la cuestión en forma quejosa, ocultando su absoluta complicidad con las petroleras, al estilo de la campaña de la oposición patronal de los “Rolo” Figueroa, Ramón Rioseco y el centroizquierda, hay que decir con todas las letras que la única manera para que la riqueza de los recursos hidrocarburíferos (y de los otros) derrame en serio hacia la clase obrera y sectores populares y signifique un progreso, es nacionalizar bajo control obrero toda la industria energética.

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