Políticas

18/4/2002|750

La imparable quiebra de los bancos

La crisis económica se ha profundizado, el crac bancario es imparable.


Varios bancos están prácticamente quebrados y se sostienen con la “ayuda” del Banco Central, como sería el caso del canadiense Scotiabank, que se declaró en “default”, o del duhaldista Banco de la Provincia de Buenos Aires. Las casas matrices de varios bancos extranjeros podrían levantar sus filiales, sin devolver los depósitos, dejando en la calle a miles de trabajadores. Se menciona que el HSBC ya podría “levantar campamento”.


Durante el año pasado se esfumaron 20.000 millones de dólares, pero incluso desde la devaluación “la fuga (de depósitos) ya acumuló 8.036 millones de pesos (…) El retiro de esos depósitos no es más que el reflejo del desmoronamiento del sistema financiero (…) De hecho, la fuga de depósitos implicó una caída pronunciada de las reservas del Banco Central. En lo que va del año, la merma de las reservas alcanza a 1.800 millones de dólares” (Página/12, 14/4).


“El 20% de estas fugas se explica por los fallos judiciales” (ídem) que beneficiaron a los depositantes atrapados en el corralito, lo que significa que el resto, el 80%, es una fuga operada por los propios bancos. -Varios bancos -Itaú, Macro- han cerrado sucursales para que los depositantes no pudieran concretar el retiro del dinero.


La debacle arrastra a los créditos. No sólo no hay nuevos créditos sino que los que se cancelan no se renuevan y hay un crecimiento de la morosidad bancaria por la depresión económica. Así, el sistema financiero se está hundiendo.


Como en el caso de las empresas privatizadas, las filiales bancarias tienen una alta deuda externa en dólares porque se instalaron y financiaron sus operaciones con préstamos del exterior, que ahora no pueden cancelar. Todos los bancos tienen patrimonio negativo, lo que equivale a la quiebra.


Durante los primeros meses de este año, el Banco Central estuvo sosteniendo a la banca a tasas de interés bajas con pases y redescuentos que los propios bancos usaron para comprar dólares. Luego, para frenar la suba del dólar, el Central cortó gran parte de esos redescuentos, lo que llevó a los bancos a tomar préstamos en la plaza financiera a altísimas tasas de interés, de más del 80%. Durante la semana pasada, el Central ha vuelto a financiar a los bancos, para que el sistema no se caiga. La deuda de los bancos con el Central es de 16.000 millones de pesos.


También se habla de que “en los próximos meses cerrarían entre 30 y 50% de las 4.580 sucursales que existían hacia fines de 2001” (Página/12, 12/4). Pero esto no sería todo. “El FMI considera que hay ‘bancos débiles’ que el Banco Central deberá cerrar en los próximos meses” (ídem, 14/4).


Detrás de todo esto hay una despiadada guerra de la banca yanqui contra la competencia tanto “nacional” (Nación, Provincia, Ciudad, bancos provinciales) como europea (Sudameris, BBVA, Santander). Ya quedó hundido el Banco Galicia, su salvataje es una ficción. Otro ejemplo es el del Banco Francés (BBVA): las calificadoras de riesgo le bajaron la nota al BBVA porque “capitalizó” 150 millones de dólares en la filial argentina; esta jugada, que podría ser interpretada como que quiere mantenerse en la Argentina, para las calificadores es una señal del creciente “riesgo” del banco. Esta guerra se extiende a las AFJP, compañías de seguros, empresas privatizadas y petroleras que en su mayoría están en manos bancarias.


El destape de los negociados de la casa matriz del BBVA -tercer banco europeo- indica que esta “guerra” tiene un alcance internacional, luego de las fuertes pérdidas que tuvo el mercado bursátil español (Repsol, Santander, BBVA) por la debacle argentina.


La llamada reestructuración del sistema bancario que exige el Fondo Monetario Internacional busca un cambio de manos de los bancos y el “achique” o privatización de la banca pública.


La solución más simple y económica es la nacionalización sin pago del sistema bancario, desconociendo todas las deudas con el exterior.