La suba de precios de agosto será superior al 6% según diferentes estudios. De acuerdo al centro de Almaceneros de Córdoba, la inflación de agosto será del 6,32%. De esa manera, una familia de cuatro integrantes necesita $126.754 para no caer bajo la pobreza.

Para la consultora de Orlando Ferreres y Asociados, (IPC-OJF GBA), la inflación de agosto fue de 6,2% mensual. En tanto que Focus Market pronosticó un porcentaje similar. La suba de precios impactó en combustibles, alimentos, pre pagas, entre otros componentes que alejan el costo de la canasta básica alimentaria de los ingresos familiares.

Sucede que, siguiendo los parámetros de la evolución de la suba de precios, tendremos una inflación superior al 90%. Esto produce una pérdida del poder adquisitivo del salario de lxs trabajadores que las burocracias sindicales pretenden seguir haciendo pasar.

En efecto, la inflación es el arma predilecta del ajuste de quienes gobiernan, a lo que hay que sumar el abierto recorte en áreas sensibles como la de discapacidad. El discurso sobre “Formadores de precios” es  una pantalla para no luchar por el salario. 

Cabe tener en cuenta que, en la medición de la inflación registrada en el mes de agosto, no se contabiliza el impacto del recorte de subsidios en las tarifas. Eso recién tendrá impacto en septiembre, con lo cual será otro factor que mantenga la presión inflacionaria. Otro factor a tener en cuenta será la variación del tipo de cambio.

Además, hay que sumar la suba de las tarifas de luz y gas. Según diferentes estimaciones, las subas para lxs usuarixs generales, será entre el 140% y el 170%. Como se ve, esto es mucho más del 20 % de incremento de suba en los mencionados servicios, que el subsecretario Santiago Yanotti anunció. Así y todo, el mencionado funcionario manifestó, que “los salarios le van a ganar a las tarifas”, increíble.

Una inflación que se aproxima a los tres dígitos se explica en gran medida por la política de endeudamiento de todos quienes gobernaron, con títulos atados a la inflación o el dólar. A eso hay que sumarle el pacto con el FMI, que es inflacionario, según caracterizamos en Prensa Obrera.

El gobierno también empuja la inflación con tarifazos mientras fija un salario mínimo que no llega ni a la mitad de la canasta básica. Tenemos por lo tanto una confiscación de los ingresos populares que persigue el objetivo del rescate de una deuda externa fraudulenta.

Así las cosas, esto prefigura un agravamiento sostenido de la situación de las familias trabajadoras y pone más vigente que nunca el planteo de construir un plan de lucha y paro general por la derrotar el ajuste y así abrir paso a un curso político reivindicativo desde el campo de lxs trabajadores.

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