En enero, el Índice de Precios al Consumidor de la Ciudad de Buenos Aires (IPCBA) trepó al 7,3%, mostrando una variación del 99,4% en términos interanuales. El dato porteño evidencia que la inflación mensual también fue elevada a nivel nacional, desmintiendo el discurso del gobierno de que estaríamos en una etapa de “desaceleración inflacionaria”.

Alimentos y bebidas fue de los rubros que más aumentaron (6,8%), empujado por el incremento del pan y los cereales, la leche, productos lácteos y huevos. Lo anterior da cuenta del fracaso del programa Precios Justos a los fines de contener la inflación, mostrándose como una mera cortina de humo para ocultar la responsabilidad oficial en la carestía. También sirve al objetivo de imponer topes salariales: como sabemos, el anuncio de Massa de bajar la inflación hasta un 3% en abril y que la pauta anual sea del 60% resulta inverosímil, sobre todo teniendo en cuenta los tarifazos y naftazos venideros, el aumento del transporte, la disparada del precio de la carne, el ensanchamiento de la brecha cambiaria y el aumento del ritmo devaluatorio. Ahora bien, cumple la finalidad de promover paritarias que cierren en torno a ese porcentaje.

Por su parte, Horacio Rodríguez Larreta, que reconoce que la inflación del 2023 superará esa proyección, de todos modos se basa en ella a la hora de atacar el salario de los trabajadores. Sin ir más lejos, acaba de cerrar la paritaria de los trabajadores municipales de CABA fijando un aumento a la baja del 60%, con la complicidad de la burocracia del Sindicato Único de Trabajadores del Estado de la Ciudad de Buenos Aires (Sutecba).

Este nivel inflacionario en Caba preanuncia una inflación general muy por encima de las promesas del 3% de Massa y del presupuesto trucho con una pauta de 60% anual.
Larreta y el gobierno nacional unidos para aprovechar que la inflación siga pulverizando los salarios. pic.twitter.com/QN9L56q4DC

— Vanina Biasi (@vaninabiasi) February 6, 2023

Por otra parte, la categoría Vivienda, agua, electricidad y gas también lideró la inflación de enero, alcanzando el 6%, como resultado de las subas en los servicios públicos, como parte de la política del gobierno nacional (avalada por Juntos por el Cambio) de reducir subsidios energéticos para cumplir la meta fiscal del FMI, pero compensando los recortes con tarifazos sobre los usuarios, manteniendo intactos los intereses de las empresas involucradas en la cadena energética. En ese sentido, el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (Enre) acaba de convalidar aumentos de hasta el 29% en la boleta de luz de febrero. A su vez, se incrementó un 10% el precio de la garrafa social para favorecer a las petroleras, pero perjudicando a los sectores más vulnerables de la población que no tienen acceso a un derecho básico como la conexión a gas natural. Como vemos, el gobierno es el primero en atizar la inflación.

Frente a la estampida inflacionaria y el empeño de los políticos capitalistas -y de las burocracia sindical- en mantener a raya los salarios, es necesario salir a las calles para exigir un sueldo inicial de $240 mil, aumentos salariales indexados a la inflación y trabajo bajo convenio para todos, el único método para conquistar. Finalmente, los residentes de CABA y los trabajadores del neumático han demostrado que el método de la asamblea y la movilización es el único que permite conquistar un aumento real del salario y el conjunto de las reivindicaciones. Paro nacional y plan de lucha ya.

 

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