Políticas

21/3/2002|746

La intervención de Altamira

Altamira comenzó su intervención señalando que “un necesario debate sobre la naturaleza de la presente crisis ha sido sustituido por una ficción: la de creer que existe un sistema de salud que recibe del exterior el impacto de una crisis económica y social, cuya característica no se define. Todas las limitaciones del proyecto (mayoritario) están dadas por esta caracterización. Y permite asegurar, sin ningún lugar a dudas, que éste es un proyecto condenado al fracaso (…).


“Estamos asistiendo a una quiebra económica y financiera generalizada. Asistimos al hundimiento de un régimen de producción de mercancías y de acumulación de capital que se financia y sobrevive mediante el crédito y el endeudamiento. No podría haber quiebra ni suspensiones de pago ni devaluación de las monedas en un régimen social que no fuera éste (…).


“¿Sobre qué tipo de cambio trabaja este proyecto de ley? Han ignorado el problema del tipo de cambio. Seguramente, empezaron a discutir cuando el dólar estaba a 1,40 pesos. Ahora está a 2,50. El Fondo Monetario Internacional pide que llegue a 4 pesos. Pero el proyecto de la mayoría no establece la medida más elemental para la protección del sistema de salud: esto es, retrotraer los precios (de los medicamentos) al 31 de diciembre del año pasado, previo a la devaluación. A cuatro pesos por dólar, ¡hasta los genéricos van a ser más caros que los medicamentos de fantasía! (…) ¿Qué significa poner los precios al nivel del 31 de diciembre? Significa pesificar los precios. Ponerlos al nivel del peso. Los laboratorios con deudas han pesificado, y *si tienen deudas con el exterior* seguramente van a tener, como se está negociando hoy, un seguro de cambio. Han pesificado sus deudas, pero los precios tienden a dolarizarse. ¿Por qué no se pesifican los precios? ¿Por qué no se establece el precio al nivel que tenía con anterioridad a la devaluación del peso? Esa es una medida elemental (…).


“En la fantasía popular, la crisis del sistema económico y social se reduce a los bancos. Pero estamos ante una crisis del conjunto del sistema económico-social. En el caso de la salud, ¿en qué consiste? Todos sabemos que desde el año 1990 en adelante se ha establecido una política de salud de desregulación, liberación de precios y ley de patentes, impuesta por la presión de los grandes laboratorios internacionales: Pressal, gerenciamiento de la educación pública con vías a privatizarla, liquidación de las obras sociales como medicina solidaria; establecimiento, primero, de la prestación médica obligatoria a expensas de la solidaridad, y ahora, liquidación de la prestación médica obligatoria por una prestación mínima obligatoria. Dentro de poco, vamos a tener una olla popular de medicamentos.


“¡Este sistema se vino abajo! La salida a la crisis es enfrentar los intereses que lucraron, y que siguen lucrando, con este sistema (…).


“Tomemos el problema de los genéricos. Antes de los genéricos, ¿es posible una salida sin intervenir contra este conglomerado (el de los monopolios farmacéuticos)? El Estado tiene que intervenir en la industria farmacéutica. Es un desarrollo social general del que se apropia el sector privado, que lo confisca. El proceso de la medicina y de los medicamentos es de tipo social, no es un proceso privado, es una creación de la Universidad, de investigadores y médicos. El sector privado lo expropia y se lo lleva. Pregunto: ¿podemos salir de la crisis sin intervenir en los precios, en los laboratorios o en la medicina prepaga? ¡Queremos hacer de los hospitales una olla popular, que es lo que dijo Ibarra aquí el otro día! Ibarra dijo: ‘Chau Corporación del Sur, chau ciudad turística y financiera. Hay que atender las necesidades’. Ahora dice: ‘Muchachos: conformémonos con convertir a Buenos Aires en una olla popular’.


“Repudiamos aquello de la ciudad turística y financiera, pero también estamos en contra de adaptarnos a este retroceso de la civilización que es convertir a esta ciudad en una olla popular. Los hospitales no pueden ser una olla popular.


“Si hablamos de genéricos, me pregunto: ¿qué sucede con los genéricos si han sido producidos con posterioridad al año 1995 y están cubiertos por la Ley de Patentes? ¿Se pueden producir? Por eso el proyecto del Partido Obrero plantea un laboratorio, plantea los genéricos *pero no sin previamente intervenir en esta Ley de Patentes.


“En este caso, ¡oh, sorpresa!, tenemos de nuestro lado a la Organización Mundial de la Salud y, por lo tanto, también a las Naciones Unidas, que han admitido que, frente a situaciones de emergencia, se puede infringir la Ley de Patentes como así también se puede infringir el derecho a la propiedad intelectual. El proyecto de mayoría se detiene ante la inflación, ante los laboratorios, se detiene ante la Ley de Patentes, y se detiene ante todo lo que es la propiedad privada de este sistema que se ha venido abajo y que ahora quiere progresar por medio de la concentración y del ajuste, que es la ley fundamental del proceso.


“Si este sistema sobrevive, y objetivamente en nada lo afecta este proyecto que se está presentando ahora, la consecuencia natural de ese sistema es un proceso de concentración, ajuste y pauperización. ¡Esto es real, es la única realidad, todo lo demás es testimonial!


“Un régimen que tiende furiosamente a la concentración y a la pauperización de la masa de usuarios, debe ser golpeado y modificado. De lo contrario, ese proceso tendrá lugar inevitablemente. Es lo que estamos discutiendo ahora. ¡Si no fuera así, no habrían surgido las Asambleas Populares; no habría caído un presidente y no habría habido rebelión popular; no estaríamos en una situación terminal, como dicen unos, o final, como dicen otros!


“He defendido el reformismo 200 veces, ¡cuando se planteaba algún margen para reformas! ¡Ahora no hay qué comer y el sistema se cae a pedazos! ¿Qué significa que el Fondo Monetario Internacional le exija al presidente Duhalde la liquidación inmediata de los bonos a las provincias; le exija el dólar a 4 pesos; le exija la privatización del Pami; le exija la salvación de la Corte y que no se juzgue a los banqueros? ¿Qué significa esto sino decir que hay que dar un golpe de Estado en la Argentina, suspender las garantías constitucionales y permitir que estos decretos, que hoy son de necesidad y urgencia, salgan simplemente como decretos, al menos por un año, hasta las supuestas elecciones de 2003? En estas circunstancias, y no en otras, estamos discutiendo el problema, con un sistema que se protege del hundimiento de la organización económica y social del país, que es también la del sistema de salud. No es que tengamos una organización económica y social compuesta por la Bolsa, los bancos, los fondos comunes de inversión y Techint, por un lado, y la salud y la educación, por el otro. No: todo ello forma una unidad de la organización económica y social.


“En definitiva, hay que intervenir en el régimen social que se derrumba y orientarlo hacia la necesidad de la mayoría. Hay que intervenir en el sistema de medicina prepaga. Hay que intervenir los hospitales, pero también hay que intervenir el sistema de los laboratorios (…). Deben abrirse los libros, en particular, porque estamos en una situación de emergencia. Las situaciones de emergencia son las que plantean los cambios de fondo. Si los cambios de fondo son “testimoniales” en una situación de emergencia, entonces en una situación normal… están en el limbo.


“No sirven en las situaciones normales, porque no se plantea la necesidad de cambiar. No sirven en las situaciones de emergencia, porque no resuelven el problema del día siguiente. Entonces, los planteos transformadores deberían quedar archivados en los recuerdos de los viejos socialistas… ¡De ninguna manera! (…).


“Llamo la atención a la compañera (Ripoll), porque una vez explicadas las sustanciales y decisivas diferencias con el proyecto que ella va a acompañar, en una crisis política como la que estamos viviendo, ella está integrando un bloque que va desde la izquierda hasta la derecha de esta Legislatura, cuando el pueblo quiere que se vayan las actuales instituciones y pide un recambio político general.


“En una cuestión tan decisiva como el destino de la salud se ha formado este bloque. Prefiero a Vilma Ripoll apoyando mi proyecto, modificándolo y reforzando lo que tiene que ser, a los ojos de la opinión pública, una alternativa socialista de la izquierda, y no una alternativa que englobe al bloque del diputado Mercado, del diputado Busacca, del justicialismo, etcétera, es decir, una ‘gran unión nacional’ detrás de una cuestión decisiva.


“El mensaje (que está dando Ripoll) es el siguiente: ‘se puede’ avanzar con todos los demás bloques, con los diputados que la gente ‘escracha’, con los partidos que la gente estaría rechazando. Pero es falso que ‘se pueda’ *concluyó Altamira*; no es el mensaje que tenemos que darle al pueblo”.