La intervención del PJ y el XXV Congreso del PO
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“Creer que intervenir el PJ resuelve los problemas del peronismo, es como creer que decretar la nulidad de la muerte de una persona la resucita” (La Nación, 11/4). La frase del fiscal electoral federal Jorge Di Lello, quien es un antiguo puntero peronista de la Justicia, retrata una verdadera realidad histórica.
Han causado estupor los fundamentos de Servini para colocar al quemador de urnas catamarqueñas, Luis Barrionuevo, como interventor para “normalizar” el partido. Porque son políticos: pérdida de elecciones, presentaciones por fuera del partido, desconocimiento de la doctrina de Perón y una conclusión: “hay que esforzarse para recordar una crisis del peronismo de esta magnitud”. A Servini le faltó escribir un tango.
Pero el punto es que un grupo interno de lo más corrupto y desprestigiado de la burocracia sindical se ha valido de la Justicia macrista para un golpe de mano del sello legal del PJ. En tanto, se suceden las reuniones divisionistas, todas con el santo y seña de la “unidad”. Los gobernadores, firmantes del pacto fiscal en el que se basaron las reformas previsional y tributaria, balconean todas las convocatorias sin comprometerse con ninguna, para no empañar las relaciones carnales con la caja macrista.
En ellas resalta la ausencia de Corpacci y Jalil, los anfitriones de la última reunión “unificadora” en Catamarca, convocada por el sector kirchnerista y afines. Por otro lado, ningún gobernador fue a Entre Ríos, a la reunión antikirchnerista de Pichetto, donde sí fue la esposa de Barrionuevo, lo que anticipa que la maniobra con Servini está definitivamente enfilada a reforzar el reagrupamiento de los senadores, diputados y gobernadores que acompañan más estrechamente al macrismo. Desde otro flanco, Barrionuevo aporta más colaboracionismo de la burocracia sindical, garante hoy de la renovada ofensiva contra los trabajadores con paritarias a la baja, nuevos despidos y reforma laboral en puerta.
El peronismo no hizo su congreso de 2017. No parece que vaya a hacer uno ahora con Barrionuevo de interventor, más bien se especula que por este camino el PJ llegaría en estas penosas condiciones a las presidenciales de 2019. El radicalismo hizo su última parodia de convención en Gualeguaychú para decidir entre Massa y Macri. Hay un gran contraste para resaltar. El XXV Congreso del Partido Obrero, que resumió una deliberación de tres meses de su militancia, con resoluciones de cinco comisiones y el corolario de una Conferencia Internacional, demuestra, aún en inferioridad de fuerzas todavía, la superioridad histórica del programa y los métodos colectivos de nuestra construcción obrera y socialista. No pocos, algunos antagónicos a nosotros como Julio Bárbaro, han dicho que el único partido político realmente existente hoy en la Argentina es el PO. Los acontecimientos parecen confirmarlo.