Políticas

3/1/1989|256

La Izquierda democratizante ante la cuestión militar

En el programa del Frepu se planteaba democratizar a la Fuerzas Armadas. Sometido a crítica por el Partido Obrero y aun por algunas organizaciones de derechos humanos, la Izquierda Unida (I.U.) dejó de lado este punto. En realidad, lo disfrazó en el marco de la misma concepción política. Pues el punto 23 del programa de I.U. dedicado a las Fuerzas Armadas no plantea el reemplazo del ejército corporativo y jerárquico, por el armamento del pueblo y la convocatoria a las milicias de ciudadanos-trabajadores.

La I.U. mantiene por lo tanto la concepción de “democratizar las Fuerzas Armadas”, y, efectivamente, al pronunciarse “contra la doctrina de Seguridad Nacional”, manifiesta el propósito de “corregir” a estas Fuerzas Armadas.

La concepción de la I.U. sobre las Fuerzas Armadas está bien reflejada por la Corriente de Izquierda Universitaria (CIU), que tuvo un destacado y publicitado lugar como aliado del Mas en la lista de esta corriente en las recientes elecciones “internas”.

En oportunidad del levantamiento de Seineldin la CIU sacó una declaración criticando al gobierno, “que no intentó la democratización efectiva de la institución militar” en estos años. La CIU plantea que “la solución real del problema” de los levantamientos militares consiste en impulsar “la democratización de las FFAA”. La CIU critica al gobierno por “no tomar medidas de fondo como: libre escalafón militar, supresión del Colegio Militar e integración de los estudiantes militares a los colegios y universidades públicas, modificación del esquema territorial separando los cuarteles de los grandes centros urbanos, transferencia de Fabricaciones Militares al control civil (Ministerio de Obras Públicas), derechos civiles y políticos para los soldados y libre circulación de ideas en las FFAA, debate público acerca de las hipótesis de conflicto que termine con la amenaza de nuevas aventuras como Malvinas (sic), supresión del servicio militar (sic), etc.” Con estas medidas, según la CIU, podríamos “dar solución democrática al problema militar”, y se convertirían en una “garantía para terminar de una vez por todas con estos alzamientos”. El programa de la CIU es en gran medida una plataforma de la actual democracia burguesa. Tiende a crear un ejército de élite, pues no otra cosa significa suprimir el servicio militar (en este punto incluso va en contra del programado la I.U. que propugna otras tesis “reformistas”: “reformas sustanciales al Servicio Militar Obligatorio que garanticen el respeto a la dignidad del soldado y una instrucción acorde a las necesidades de la defensa nacional”. El del CIU no es siquiera un planteo puramente antimilitarista, pues no propugna “quitarle” las armas a los militares sino a los obreros que se alisten en la conscripción obligatoria. Propone también pasar Fabricaciones Militares al control “civil” es decir del privatizador Terragno que está al frente del Ministerio de Obras Públicas. Alerta contra “nuevas aventuras como Malvinas” y pretende cuarteles asépticos de la presión y la lucha obrera y popular, alejándolos de los “grandes centros urbanos”, seguramente para que el pueblo no pueda movilizarse y rodearlos en caso de asonada militar.

El Mas no tuvo ningún inconveniente en constituir un Frente “electoral” con esta corriente acusada de “amarillismo” en el movimiento universitario. Es que la IU y el Mas tienen un programa democratizante que da cabida a todo.

La extensión de los principios de la democracia a las Fuerzas Armadas es incompatible con el ejército jerárquico y corporativo, y plantea su suplantación “por el armamento y la instrucción militar permanente del pueblo trabajador” (de la Plataforma de Reivindicaciones aprobada por la Asamblea Obrera de Ferro). En este marco el Partido Obrero plantea en su plataforma el reclamo democrático de la “elección popular de los jefes militares”, como ya ocurriera con las “milicias patrióticas” que repelieron a las invasiones inglesas.

No hay cambios de “programas de estudio” de los colegios militares, ni de “doctrinas” o “hipótesis de conflicto” que eliminen el carácter de cuerpo especial que monopoliza las armas, separado de la sociedad y ligado a la clase dominante, de las Fuerzas Armadas.

Toda ilusión frente a la cuestión militar lleva a las masas a la impotencia y a la subordinación detrás de las burguesías democratizantes y del imperialismo.