Políticas

23/9/2015|1382

La izquierda y el golpe del ’55


El PC, en el momento en que el país se dividía en dos campos antagónicos, llamaba a la recreación de la Unión Democrática oligárquica y proimperialista, a la unión con los “partidos democráticos” para luchar contra el “fascista Perón”. Entre el golpe de junio y el de septiembre, el PC -también el PS- fueron parte activa de la agitación a favor de la conspiración golpista, encubierta como lucha por la democracia. En el editorial de su órgano oficial, inmediatamente después del golpe, denuncian al régimen caído como “Estado de tipo corporativo fascista” y proclaman que “después del triunfo de la insurrección, la política de convivencia democrática conserva plena vigencia”1.El PC, junto al PS, fue parte activa del asalto a los sindicatos, con la ayuda o la neutralidad benevolente de la Junta Militar, de la cual, una perla, consideraba al almirante Isaac Rojas una corriente democrática y de “cierta resistencia al imperialismo yanqui”.


 


La Izquierda Nacional, orientada por Abelardo Ramos en junio del '55, inmediatamente después de los bombardeos a la Plaza de Mayo consideró que el ejército era un fiel custodio de “las conquistas del proceso revolucionario” y que el gobierno peronista estaba “más firme que nunca”. El 15 de septiembre, a horas del golpe, exaltó a la CGT como garantía de estabilidad del régimen y en la madrugada del 16 de septiembre, día del golpe, publicó el número 2 del periódico Izquierda, cuya tapa decía: “Las milicias obreras armadas: baluarte de la revolución popular argentina” hacían eco a la maniobra de la burocracia sindical de ofrecer al ejército las “reservas obreras”2.


 


La corriente orientada por Nahuel Moreno era parte en aquel tiempo del Partido Socialista de la Revolución Nacional (PSRN), una criatura política dejada correr por el propio Perón y al que Moreno ingresó en 1954, en función de contribuir a la formación de un “partido centrista de izquierda legal”, una organización que el propio inspirador reconoció como “lo opuesto de una proletaria bolchevique”3.


 


La oportunidad de esta experiencia -que expresa una constante, la búsqueda de un sustituto del partido revolucionario sea en el centrismo, sea en el nacionalismo burgués- coincidió con los preparativos golpistas contra Perón.


 


Ante la renuncia de Perón, en agosto del ‘55, en una clara capitulación ante los golpistas, el grupo de Moreno, como la Federación Socialista de la Provincia de Buenos Aires del PSRN, va a plantear que “el gobierno debe pasar a manos de la clase obrera a través de uno de los senadores de la CGT”4. Cualquiera puede darse cuenta de que la aceptación de la renuncia de Perón era el triunfo del golpe. Es decir, la corriente orientada por Moreno aceptó esa posición. Segundo y no menor: una eventual designación de un senador de la CGT en la presidencia no era un gobierno de la clase obrera sino un gobierno burgués surgido de la capitulación ante los golpistas.


 


 


1. Nuestra Palabra, órgano oficial del PC, 23/9/55.


2. Democracia, 17/6/55 e Izquierda, 2, septiembre 1955.


3. 1954, año clave del peronismo, Ediciones Elevé, 1971.


4. El trotskismo obrero e internacionalista, Ernesto González, coordinador, Editorial Antídoto, 1995, Tomo I.