Políticas

4/11/2021

La lenta recuperación de puestos de trabajo pega un salto en los “monotributistas”

La pospandemia viene con más precarización.

De la publicación de datos del mes de agosto del Ministerio de Trabajo de Nación se desprende un leve crecimiento interanual del empleo, donde se destaca un salto del 4,9% de nuevos “monotributistas”. Muchas de las patronales obligan a sus empleados a encuadrarse bajo esta figura para evadirse de los “costos laborales” y obligaciones propias del reconocimiento de una relación laboral.

Esto surge del informe de Situación y Evolución del Trabajo Registrado presentado por la cartera laboral, donde se señala que al mes de agosto la cantidad de personas consideradas con trabajo registrado asciende a 12,158 millones, registrando una suba interanual del 2.8% (326.900 trabajadores más).

Más de un tercio de estos nuevos empleos se consideran dentro del “trabajo independiente”, es decir los monotributistas, con un salto de 87.100 (+5,4%) personas adicionales en el monotributo y 42.400 (+12%) personas nuevas registradas en el monotributo social. Otro dato es que cayeron los aportantes al régimen de autónomos en un 3,6% (14.200 personas), el cual nuclea a comerciantes y otros rubros, señal de los límites de la supuesta “recuperación económica”.

Estos datos no resultan muy alentadores si tenemos en cuenta que el punto de comparación es agosto del 2020, cuando los efectos de la cuarentena, los despidos, suspensiones y el desmoronamiento de la actividad económica más impactaron.

Para tener una idea de la situación actual, la construcción, sector que lidera la suba del empleo con un crecimiento interanual del 18,1%, sin embargo se encuentra en un 0,9% por debajo del nivel del primer trimestre de 2020.

Otras actividades, como servicios comunitarios, sociales y personales (-0,2%), Intermediación financiera (-1,1%), Transporte, almacenamiento y comunicaciones (-1,4%) y Hoteles y restaurantes (-7,9%), en cambio, siguen cayendo en el empleo.

Según la propia cartera laboral se recuperaron solo “el 60% de los puestos de trabajo del sector privado que se perdieron durante los primeros meses de la pandemia (114 mil de un total de 188 mil empleos)” (Clarín, 3/11).

De este cuadro general se desprende que la poca recuperación del empleo ha impactado particularmente en formas de registración que alertan sobre condiciones precarias y flexibles de contratación y/o fraude laboral.

Las patronales vienen insistiendo con una agenda antiobrera que coloque en primer lugar una reforma laboral profunda, que ataque lo que ellos llaman “costo laboral”, que no son más que los derechos previsionales y sociales, conquistados con décadas de lucha del movimiento obrero. Mientras tanto desenvuelven la orientación de una huelga de inversiones, en los marcos de la crisis capitalista y la anuencia de las patronales a inyectar fondos en la economía.

A su vez, el  salto en la registración en el monotributo social, al cual accede una parte de los beneficiarios de los programas sociales, da cuenta de un estancamiento del empleo formal y del crecimiento del movimiento de desocupados, lo que viene siendo registrado y denunciado por las organizaciones piqueteras, desde donde reclaman trabajo genuino para millones de desocupados.

El gobierno ha fracasado, nuevamente, en dar una respuesta al problema del empleo y la desocupación. La izquierda, en cambio, propone un plan de salida inmediato, con la generación de cientos de miles de puestos de trabajo alrededor de la obra pública, uniendo las necesidades populares con la creación de trabajo genuino. Un plan que demanda salirse de la senda ajustadora del FMI.