Políticas

8/4/2024

La llegada de la DEA a Córdoba

Las coincidencias en los gobiernos de Nación y provincia en el desembarco de la agencia norteamericana.

El gobernador Llaryora y Patricia Bullrich.

En marzo, la DEA (Drug Enforcement Administration) ingresó directamente al territorio provincial. Esto fue posible a través del G.O.C. (Grupo de Operación Conjunta). Este Grupo que integran fuerzas federales, provinciales y la DEA, ya estaba funcionando en el NOA y NEA, con sedes en Salta y Posadas.

En la firma de los convenios en el consejo de seguridad interior, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich y el ministro de Seguridad de la provincia Juan Pablo Quinteros crearon el G.O.L., grupo compuesto por fuerzas federales y provinciales, con el argumento de combatir el narco. Un guiño de algo que aparentemente ya estaba arreglado.

En el GOC de Córdoba participarán alrededor de 40 agentes. Serán sometidos a diversas pruebas, hasta el polígrafo, antes de continuar su capacitación en Estados Unidos. Todo apunta a un mayor intervencionismo del imperialismo yanqui en el país y la provincia.

Años atrás el periodista Julián Maradeo, autor del libro La DEA en la Argentina, una historia criminal, dijo que “fue creada el 1 de julio de 1973 por el expresidente Richard Nixon… Argentina tiene una oficina de la DEA desde el momento cero de su creación… Desde comienzos de los ’80 ocupa un lugar en la Embajada de ese país”. Es decir que la DEA comenzó a operar entre el fin de la dictadura y el gobierno de Héctor Cámpora.

Además, se ha comprobado la existencia de cajas negras: contabilidad que se registra en los Estados Unidos, pero no en Argentina, para la propia DEA. El objetivo fue crear una red de informantes e investigadores en las fuerzas federales, los propios narcotraficantes, jueces y fiscales, a partir de ese presupuesto.

También se ha puesto en cuestión que la DEA fracasa día a día en el combate del narcotráfico dentro de las fronteras estadounidenses, y ni hablar de su frontera sur con México. Son organismos de un Estado que, en nombre de la libertad y la democracia, ha propiciado masacres, persecuciones y genocidios y una serie de ardides financieros para colonizar Argentina y la región.

Cabe recordar el apoyo del imperialismo al golpe del ‘76, que se devela con la desclasificación de los documentos oficiales. Cabe agregar que la embajada norteamericana participó del golpe en Bolivia años atrás. Es una continuidad de la intervención imperialista en la región que usa a sus agencias como la CIA y la DEA, para sus propios intereses geopolíticos: “América para los americanos’’. Para los “norte-americanos”. Quieren a sus monopolios explotando el litio, los hidrocarburos, las comunicaciones, la información.

Tiempo atrás la justicia federal ya sacó a la luz que se estaban investigando inversiones de “los monos” en la provincia de Córdoba. Por otro lado, la extensión y dominio de las bandas narcos en los barrios populares crece. En este escenario, quienes gobiernan justifican la intromisión de la DEA como parte de la “lucha contra el narco”.

Sin embargo, el narcotráfico se desarrolla en argentina aun cuando la DEA ya viene actuando en el país, como en Misiones, provincia en la que ya se produjo un capítulo de la injerencia militar imperialista en Argentina.

Si quienes gobiernan quisiera actuar contra el narco la primera medida que se deberían tomar es atacar de manera directa el lavado de activos y nacionalizar la banca y el comercio exterior, para terminar de raíz con las operaciones de las grandes organizaciones criminales y sus cómplices. Pero la existencia del narcoEstado en Rosario, da cuenta de que el negocio del narcotráfico está entrelazado con los intereses capitalistas y los Estados en todos los niveles.

Tenemos, por lo tanto, que la llegada de la DEA a Córdoba está lejos de ser una herramienta para terminar con el narco, sino que tiene que ver con un reforzamiento en la intervención norteamericana en la región. En la misma línea, Militares yanquis patrullando la Hidrovía, producto de la firma de un memorándum con Estados Unidos que habilitó la presencia militar extranjera en la principal arteria económica del país.

El gobierno de Javier Milei y el de Martin Llaryora coinciden en ir a fondo con la injerencia norteamericana en la provincia. Es necesario rechazar esta orientación contraria a los intereses obreros y populares. El narcotráfico no se puede enfrentar con la DEA, ni tampoco con un aparato represivo descompuesto que se encuentra involucrado en el crimen organizado a través de la corrupción, como la que promulga la DEA y el imperialismo con las cajas negras.

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