Políticas

10/8/1994|425

La lucha política en el seno del pueblo judío

En la primavera de 1903, Europa fue sacudida por las noticias del “pogrom” de Kishinev. La palabra rusa “pogrom” se ha hecho universal y significa, según el diccionario, “movimiento popular dirigido por las autoridades zaristas para la exterminación de los judíos”, y al que éstas recurrían con mayor frecuencia a medida que avanzaba el proceso revolucionario en Rusia.


La cuestión fue decididamente encarada por los partidos obreros socialdemócratas. “A nuestras tareas anteriores se sumaba una más: la autodefensa. Esa fue la consigna que se lanzó y que se empezó a cumplir inmediatamente en los hechos”, declara Vladimir Medem, uno de los dirigentes del BUND (Liga de los obreros judíos, adherida al Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia) en su libro autobiográfico (Mi Vida, 1922).


El sionismo, movimiento político surgido a fines del siglo XIX, fue, en cambio, impotente frente a este acontecimiento. Relata Medem que el movimiento sionista se había refugiado en la “lealtad” al zar: “un año antes, el abogado Rosenbaunm, uno de los dirigentes sionistas rusos, había proclamado en el congreso sionista de Minsk: ‘Somos más que leales’. ¡Más que leales al gobierno zarista ruso!”.


En el Congreso sionista mundial de Basilea, el líder de este movimiento, Teodoro Herzl, que acababa de volver de Rusia, donde había estado negociando con el Ministro del Interior, el reconocido antisemita Plehve, rendía su informe. “El tono y el lenguaje con que se refirió a ese verdugo en el congreso mismo, bastaban para provocar la repugnancia de cualquier persona de buen sentido” (Medem). Sólo tímidamente, “Jaim Weizmann, el líder de la ‘fracción democrática’(quien sería luego primer presidente del Estado de Israel) , se limitó a declarar con su habitual estilo diplomático que ‘han sido dichas algunas cosas que mejor hubiera sido no decir’. Esa fue toda su protesta contra Herzl, con la cual dio por concluido su deber ‘democrático’” (ídem). Del relato de esas entrevistas, que hace el propio Herzl en sus “Diarios”, se desprende que Plehve deploró que muchos judíos adhirieran a los partidos revolucionarios y reclamó al líder sionista ayuda para contenerlos, a cambio de libertad de organización para los sionistas, ayuda financiera para la emigración judía a Palestina (recogida por medio de impuestos obligatorios a la comunidad judía) y su gestión ante el Sultán para que autorizara la colonización en Oriente.


Herzl y la dirigencia sionista se aliaron a lo más nefasto de la reacción incluso contra el propio pueblo judío. “Las negociaciones diplomáticas con el Sultán turco y con los soberanos europeos y sus gobiernos, indujo a la Organización Sionista a eliminar de raíz toda sospecha de tendencia hacia la izquierda socialista revolucionaria. Fueron los sionistas de Rusia los que más velaron por ello…” (Historia del Movimiento Sionista, Tomo II, Itsjak Grinbboim).


El silencio de Herzl frente a las matanzas de Kishinev produjo una crisis en las filas sionistas. “En el ala izquierda de la juventud sionista se encendió un espíritu de protesta política. La radicalización de los sionistas de izquierda comenzaba…” (Medem). “El crecimiento de la efervescencia revolucionaria… las masacres antijudías… la necesidad interna de salir a la calle para defender a los hermanos perseguidos —todo ello alejó a la juventud del sionismo oficial y la obligó a buscar solución a todos aquellos problemas que el sionismo dejó de lado…” (Historia…).


Medem cuenta que en una gira de actos contra el “pogrom” de Kishinev, coincidió en una actividad común con Trotsky (en representación del Partido Socialdemócrata) y un grupo de jóvenes sionistas en la ciudad alemana de Karlsruhe, donde había una importante colonia judía. En el debate, Trotsky se enfrentó con “dureza” a las posiciones del Bund sobre la cuestión nacional, mientras  que “a los sionistas les respondió con humor y de buena manera”.


Crisis con el Bund


En 1903, el Bund se separó del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia. Lenin combate sus tendencias “nacionalistas” y su pretensión de ser reconocido como único representante del proletariado judío. Lenin comenta “la excelente proclama” del comité socialdemócrata de la ciudad de Ekaterinoslav, la cual “explica magníficamente  a los obreros judíos la posición de la socialdemocracia ante el sionismo y el antisemitismo. Advertimos, dice, que la proclama muestra un cuidado tan exquisito, de verdaderos camaradas, para no herir los sentimientos, el modo de pensar y los deseos de los obreros judíos, que expresa y subraya la necesidad de luchar bajo la bandera del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia ‘inclusive para mantener y seguir desarrollando su cultura nacional (la proclama se dirige a los obreros judíos), inclusive en aras de los intereses puramente nacionales’ (subrayado con letra cursiva en el mismo texto de la proclama)”.


La proclama explicaba que el antisemitismo “se desplazó de Alemania a otros países, y en todas partes reclutó sus secuaces entre las capas burguesas, y no entre las capas obreras de la población”. Denunciaba el “carácter social del antisemitismo actual” y “se subleva (y con razón) contra las fábulas de los sionistas acerca del carácter eterno del antisemitismo”, en tanto que el Bund acusaba no sólo a los capitalistas sino también a sectores populares y obreros de participar en este movimiento. El Bund, dice Lenin, “no hace más que embrollar el problema y sembrar entre los obreros judíos ideas que conducen a embotar su conciencia de clase” (todas las citas son de Lenin, en su artículo “¿Necesita el proletariado judío un ‘partido independiente’?”, 1903).


Crisis y reorientación sionista


Frente a la pasividad sionista y a la movilización de autodefensa revolucionaria de los socialdemócratas y Bundistas, muchos sectores rompen con el sionismo y se incorporan al torrente revolucionario. “Los judíos, cuyas aspiraciones elementales no fueron satisfechas, se encontraban en las primeras filas de los partidos revolucionarios…” (Historia…). La revolución de 1905 dio un nuevo impulso a esta tendencia . “Las masas del pueblo los abandonó (a los sionistas) en la primer época de la revolución y hasta se alejó del sionismo. En la calle judía dominaban los partidos socialistas, especialmente el Bund…” (Historia…).


La dirigencia sionista se vio obligada a alterar su orientación y a pasar a una especie de “oposición” al zarismo para no perder por completo su influencia. Pero lo hizo ligándose a los partidos burgueses liberales y constitucionalistas (KDT). Cuando el zarismo pasó al contraataque posterior a la derrota de la revolución de 1905, luego de una ola de “pogroms”  “los sionistas de todos los partidos y tendencias proclamaron… día de duelo y huelga general en señal de protesta; la gente del Bund no pudo evitar la gigantesca demostración llevada a cabo por todos los judíos. Este fue el primer golpe que se batió sobre el Bund; su posición incalificable frente a este asunto posibilitó a los partidos sionistas robustecer su posición entre el pueblo”.


Los sionistas formaron un bloque con el partido KDT y el partido Trudoviki (campesino) para presentarse a las elecciones para la 1ª Duma (parlamento regimentado), que fueron boicoteadas por los partidos obreros. En esa oportunidad fueron electos 12 diputados judios en las listas de los kadetes y trudoviques, 5 de ellos sionistas. Pero en Polonia, “el Comité Sionista” organizó junto a los socialistas las manifestaciones contra “las masacres antijudías y apoyó los preparativos para la autodefensa, ante los temores que los ‘pogroms’ se propagaran y llegaran hasta Varsovia. La dirección sionista se abstuvo de participar en las elecciones, creyó en la fuerza de la revolución y porque los partidos radicales y socialistas polacos las boicotearon…”, se lamenta el historiador sionista.


El planteo bolchevique


En todo este período, los bolcheviques organizaron la autodefensa judía mediante acuerdos con todas las fracciones que adoptaban una actitud combativa, por ejemplo vuelve a saludar al comité de Ekaterinoslav “que en un momento crítico (¡se esperaba un ‘pogrom’ de las centurias negras! ¿Es que existe actualmente en Rusia una ciudad o un pueblo donde no se espere algo semejante?) realizó un acuerdo entre los bolcheviques por una parte, y los mencheviques y el Bund por la otra” (Lenin, Las Centurias negras y la insurección, 1905). Colectas comunes de dinero para armas, asambleas, mitines, patrullas.


Cuando la reacción comienza a profundizarse, el bolchevismo reclama, incluso a los liberales, una acción directa para detener los “pogroms”. “El ‘pogrom’ de Bialistok —dice Lenin en su artículo “La reacción inicia la lucha armada”, 1906— muestra con particular claridad este comienzo de las acciones armadas del gobierno contra el pueblo”. Saluda que los dirigentes liberales (y sionistas) convoquen a una “interpelación” a los funcionarios zaristas, pero señala las limitaciones de ésta. Ante las denuncias de los mismos diputados de que los judíos de Bialistok no se atreverán a acusar concretamente a los ejecutores del “pogrom”, Lenin dice: “Saben que esos seres castigados no se atreverán a nombrar a los auténticos culpables del ‘pogrom’. Ustedes deben nombrarlos”. “Acusen directamente a esos asesinos, ese es su deber inexcusable ante el pueblo. No pregunten al gobierno si se tomarán medidas para defender a los judios y para evitar nuevos ‘pogroms’… Acusen al gobierno abierta y claramente, llamen al pueblo a organizar las milicias y la autodefensa como único medio de protegerse de los ‘pogroms’. Lenin señala que en el distrito industrial de Lugansk “el ‘pogrom’ no adquirió proporciones pavorosas sólo porque… los obreros inermes, a mano limpia y a riesgo de ser aniquilados por la policía, corrieron a los progomistas”. Fue así que el bolchevismo ganó a toda la vanguardia de los trabajadores judios para su causa.


En las elecciones de la IIª Duma, que los socialdemócratas (con la oposición de Lenin) también boicotearon, los sionistas decidieron presentarse por primera vez con partido propio; pero aislados de la comunidad judía, sólo lograron sacar un diputado (“sionista pero no de los dirigentes” (Historia…).


Antisionismo y antisemitismo


Durante todo este período y hasta la Segunda Guerra Mundial, el sionismo quedó reducido a una pequeña minoría, “muy activa… pero no lograron convencer nunca a la mayoría de sus correligionarios. Fueron los trabajadores… que hablaban yiddish… quienes se mostraron más furiosamente hostiles al sionismo y a toda idea de emigración a Palestina”, relata Isaac Deutscher, “Los judios no judios”). En 1939, cuando se procedió por última vez a la elección de las autoridades de la AMIA, en Polonia, el sionismo perdió estrepitosamente a manos del Bund y de otras corrientes (los comunistas stalinistas, de gran peso entre los trabajadores judios, boicotearon). El sionismo sólo logró prevalecer luego de las masacres de la Segunda Guerra Mundial, ante la debacle de la dirección revolucionaria del proletariado a manos del stalinismo.


Los judios, en época de Lenin y Trotsky, fueron un bastión fundamental del Partido Bolchevique y nutrieron sus filas dirigentes en la URSS y en todo el mundo. Bajo la dictadura proletaria de Lenin se lanzó una vasta campaña antinacionalista, antireligiosa y anticlerical. “Lo hicieron con un espíritu de total imparcialidad, denunciando y condenando todo tipo de nacionalismo y, en particular, el chovinismo gran ruso, y proclamando la igualdad de todas las naciones y minorías nacionales” (Deutscher). Se alentó a los judios a sacar sus propios periódicos y libros en yiddisch. El más grande teatro hebreo de la historia, el Habina, fue fundado en Rusia bajo la iniciativa del comisario de Instrucción Pública, Lunatcharsky. Todas las corrientes judías, incluidas las sionistas, tuvieron existencia legal irrestricta, hasta 1925, en que se inició la contrarrevolución stalinista, a la cual sí se aliaron los sionistas.


La creación del Estado de Israel no ha resuelto ni uno solo de los problemas planteados al pueblo judio y sólo ha servido, como un instrumento del imperialismo, para reforzar la opresión nacional de los pueblos del Oriente Medio y de Palestina . A nivel mundial, el sionismo se convirtió en cómplice de régimenes tan reaccionarios como los de Pinochet, Videla y Somoza; del régimen racista sudafricano; del Sha de Irán; es decir, de la reacción criminal de la peor especie. En Argentina, la dirección sionista de la DAIA fue reiteradamente acusada dentro de la propia comunidad por su complicidad con la última dictadura y hoy es una activa aliada del menemismo. La aplicación de la “desregulación” en la AMIA, produjo en el último año una completo desmantelamiento de servicios sociales y despido de trabajadores, cuyos detalles pueden leerse en el periódico “Nueva Sión”.


La oposición entre sionismo y socialismo se encuentra, por lo tanto, hoy más vigente que nunca. En oposición a la división, el enfrentamiento y la opresión nacionales que encarna el sinonismo, el socialismo plantea la unidad de los explotados judIos y árabes de Palestina para establecer una República Socialista de Palestina, que liquide para siempre las consecuencias de la partición nacional de Palestina entre el Estado sionista y la monarquía hachemita de Jordania. El programa socialista en Palesitna va cobrando mayor actualidad a medida que los acuerdos de “paz” patrocinados por el imperialismo asocian a los explotadores de ambos bandos, lo cual  debe servir para poner en evidencia  la comunidad de los intereses  históricos de explotados de las masas árabes y judías. Como miembros del Estado opresor, le cabe a los trabajadores judíos la mayor responsabilidad en luchar contra la política de colonización y explotación que impulsa el sionismo y tender la mano de la unidad revolucionaria a los explotados todos de Palestina.