Políticas

28/12/2023|1683

Editorial

La lucha por derrotar el ajuste y el DNU de Milei

Foto: Federico Imas @ojoobrerofotografía.

Los cacerolazos masivos que reaccionaron contra el DNU de Milei y Sturzenegger revelan que no fue necesario leerlo en el Boletín Oficial para darse cuenta que el decretazo -y las medidas previas de Caputo- implican un golpe monumental contra la clase trabajadora. No solo “sí la vieron” sino que además delinearon un campo y una estrategia para enfrentarlos. El reclamo de paro nacional se extendió en forma masiva. En las esquinas de Buenos Aires se denunció la inacción cómplice de la CGT que, el jueves por la tarde, largó una movilización a Tribunales para este miércoles 27.

Al DNU se sumaron la devaluación, que constituye un enorme golpe inflacionario contra los salarios y jubilaciones; los 7.000 despidos, y ahora el proyecto de “Ley Ómnibus”, un engendro que establece un estado de sitio contra las movilizaciones, modifica el régimen electoral para eliminar la representación de minorías, aumenta las penas por causas por luchar, habilita masivas privatizaciones, elimina la movilidad jubilatoria, establece el arancelamiento de las universidades nacionales para los extranjeros no residentes y permite que el endeudamiento externo no pase por el Congreso, entre otros puntos. Es la declaración de la emergencia económica y, en ese marco, delega facultades del Congreso al Ejecutivo.

Frente a este cuadro, la movilización popular se va abriendo paso. Los cacerolazos fueron una continuidad de la movilización que surgió de una convocatoria del Frente de Lucha Piquetero y el Plenario de Parque Lezama, y que terminó en Plaza de Mayo junto al sindicalismo combativo, el EMVyJ y los partidos de izquierda, a pesar de todo el enorme despliegue represivo y las amenazas de sanciones a los manifestantes, como es la quita de planes sociales a quienes se movilizaran ese día. El planteo central de esa convocatoria fue el rechazo al plan motosierra y el protocolo de Bullrich, y el reclamo a las centrales obreras del paro nacional activo y el plan de lucha, las mismas banderas que luego levantaron los cacerolazos. El 20 debutó el protocolo, Milei anunció el DNU y la jornada se tiñó de piquetes y cacerolazos.

La burocracia sindical respondió con la convocatoria a plaza de Tribunales para presentar una cautelar contra el DNU y en un confederal decidirá si va al paro o no, el cual ya sería el año que viene, en un cuadro de vacaciones, suspensiones, etc. La burocracia no tiene un planteo de lucha a fondo, actúa para descomprimir la situación y evitar que prospere la rebelión contra el DNU. Su estrategia no es la derrota del decretazo, sino abrir una negociación sobre la base de coincidencias de fondo, que comparte con las patronales: gran parte de la reforma laboral por decreto del DNU recoge los acuerdos de la ley que Macri iba a enviar al Congreso en diciembre de 2017 con el acuerdo del PJ y la burocracia, y que la movilización de ese 14 y 18 diciembre frustró. La burocracia tampoco reaccionó frente al enorme golpe a salarios y jubilaciones que significa la devaluación y el ajustazo.

Los principales grupos capitalistas -nucleados en AEA- salieron a apoyar fuertemente el plan de Milei. Al margen de divergencias sobre aspectos y disposiciones del mismo, aprecian el corazón del decreto: la reforma laboral, por un lado; y por el otro, un enorme campo de negocios para el gran capital sobre la base de una enorme confiscación contra la clase trabajadora y la clase media.

La “revolución” mileísta

Milei con su decreto derogó 41 leyes, DNU y decretos por completo y, a su vez, deroga artículos de otras tantas. El decreto modifica leyes de fondo como el régimen laboral, el Código Civil y Comercial, avanza en privatizaciones, plantea una apertura de la economía, habilita la entrega de tierras y los recursos mineros, etc., sorteando al Congreso Nacional. Milei ha amenazado a los bloques opositores, o sea la mayoría parlamentaria, con recurrir a un plebiscito -que no sería vinculante- si le rechazan el DNU.

El decreto de necesidad y urgencia de Milei no es solo inconstitucional, va más allá. La “revolución”, según los editorialistas de La Nación, consiste en un intento de alterar el régimen político y económico del país mediante decretos y apelación a la movilización de la base electoral de Milei. Es un intento de bonapartismo de derecha, para crear un arbitraje que imponga al conjunto de las fracciones capitalistas los intereses del capital financiero al cual Milei representa particularmente.

El macrismo anunció su apoyo al DNU, pero la UCR, la Coalición Cívica y sectores del PRO han rechazado que no pase por el Congreso bajo la forma de proyecto de ley. Si esta postura se lleva a fondo, y el peronismo lo rechaza en bloque, podría culminar volteando el DNU. Esto abre una crisis en el tratamiento en el Congreso, porque el rechazo sería un enorme golpe al gobierno. Pero toda la oposición patronal pretende postergar el tratamiento para marzo, en la conciencia que mientras tanto el decreto estará vigente y sus consecuencias son irreversibles. Los opositores cuestionan las “formas”, porque apuntan a un virtual desconocimiento del Parlamento, pero reivindican gran parte del contenido. Por eso, la senadora radical Carolina Losada presentó un proyecto de ley “espejo” al DNU en el Senado. El mismo Lousteau recomendó a Milei recurrir a una ley, sosteniendo que apoyaría la mayor parte de las medidas, pero el presidente rechazó su posición acusando a los diputados y senadores de buscar coimas y dilatar el tratamiento.

La voluntad mayoritaria en el Congreso es salvar el espíritu del DNU que las patronales celebran. Esto vale también para la Justicia. No solamente porque el DNU es abiertamente inconstitucional. Sino, además, porque la validez jurídica de un DNU otorga garantías endebles al gran capital al que pretende beneficiar. Podría ser modificado e incluso derogado por otro DNU, si mañana asume un gobierno de signo político contrario. Por eso, desde el mileísmo se agita que el Congreso lo convalide y acto seguido lo “blinde” modificando la norma de Cristina que hace casi imposible al Congreso derogar los DNU. En este cuadro, la Corte, que juega también abiertamente en el campo del gran capital que promueve estas reformas antiobreras, podría impugnar el decreto planteando una vía “constitucional” (a través del Congreso) para viabilizarlo.

La burocracia sindical pretende negociar los aspectos del DNU que la perjudican como aparato, como es el caso de las obras sociales o el cobro de cuotas sindicales; juega en la misma perspectiva que la oposición patronal: por eso no plantea un plan de lucha a fondo, no establece la deliberación entre los trabajadores y se adapta al protocolo de Bullrich.

Protocolo, situación social, movimiento piquetero

Las pretensiones de Milei se desenvuelven en un cuadro de profunda inestabilidad económica y divisiones al interior de la burguesía por el desarrollo de la propia crisis y sus salidas. La inflación de diciembre será récord y según los pronósticos más optimistas se mantendrá así por varios meses. A esto se suma la recesión en curso, que ya ha producido suspensiones, algunos despidos y medidas de emergencia como adelanto de vacaciones. Esto, cuando aún no se ha definido el valor de las nuevas tarifas de los servicios, sobre todo energía y transporte, y la evidencia de una nueva devaluación ante el atraso que tendrá el dólar. Como han definido algunos economistas, no estamos ante un plan de estabilización sino en la “previa”, que significa ni más ni menos que proceder a una licuación mayor del salario, las jubilaciones, el empleo y el salario indirecto (salud, educación, etc.).

Las divergencias en torno de las “formas” que se ventilan entre la oposición y el gobierno expresan intereses cruzados y el temor a que Milei termine dando oxígeno a una respuesta popular que le pase por encima a los diques de contención.

Por eso, el gobierno sabe que la batalla fundamental contra esto es el control de la calle. Milei monitoreando el operativo del 20 contra el Polo Obrero y el Frente de Lucha en Diagonal sur y Belgrano, la reunión de gabinete del miércoles 27 levantada para seguir el desarrollo de la convocatoria de la CGT, que esta se dedicó a devaluar en la previa, confirman que la “calle” es clave para imponer el plan motosierra y también para erigirse como árbitro sobre la base del control de la reacción popular. La cual puede prosperar si explota con total independencia política las divergencias que el intento de Milei provoca en el seno de los capitalistas.

Al DNU se le suma la Ley Ómnibus, el protocolo de Bullrich y la represión. Todo constituye la tentativa de imponer un gobierno de excepción.

Este estado de excepción se orienta contra toda la clase obrera, pero se concentra fuertemente en el intento de quebrar al movimiento piquetero. Se vio con la batería de medidas para bloquear la movilización del 20. Que de todas maneras se desarrolló y logró llegar a Plaza de Mayo.

Habrá nuevas y renovadas batallas en la agenda. Un punto central lo ocupa la cuestión salarial; una negociación permanente del salario (“paritarias mensuales”), a la par que se pretende terminar con las actualizaciones automáticas de algunos acuerdos, es inviable para recuperar lo perdido y hacer frente a la inflación. Por otro lado, está el intento de eliminar la movilidad jubilatoria que se establece por ley y que la misma dependa de medidas del gobierno. Y el desenganche de los planes sociales y del salario mínimo. El otro tema son los despidos en el Estado nacional y en provincias y municipios. Todo lo cual elevará la pobreza a niveles históricos. La defensa de cada una de las reivindicaciones es la vía para organizar la intervención de los trabajadores, mediante la deliberación y acción colectivas, en los lugares de trabajo, de estudio y en los barrios. Poner en pie a los trabajadores es la vía para intervenir en la crisis abierta.

El de Milei no es simplemente un ajuste en aras de terminar con el déficit fiscal, lo de Milei es un reordenamiento de fondo en favor del gran capital, para garantizar la transferencia de recursos del bolsillo de los trabajadores a los de los grupos capitalistas y en particular del capital financiero internacional.

Por eso levantamos el reclamo del paro nacional activo, colocado en el sentido de un plan de lucha que derrote el plan de ajuste, DNU, la Ley Ómnibus, el protocolo y el régimen de excepción que Milei quiere imponer.

https://prensaobrera.com/politicas/una-semana-tormentosa-piquetes-y-cacerolas-para-el-dnu-de-milei-y-el-protocolo-de-bullrich

https://prensaobrera.com/sindicales/vamos-a-la-marcha-de-la-cgt-a-reclamar-paro-activo-y-plan-de-lucha