La lucha socialista en el movimiento de la mujer

XXV Congreso del Partido Obrero

La resolución de la Comisión de mujer del XXV Congreso del PO analizó con detenimiento la lucha planteada por la legalización del aborto, que se ha colocado en debate parlamentario como resultado de la enorme lucha del movimiento de mujeres. Planteó la necesidad de desenmascarar las posiciones clericales en el Congreso, y las maniobras y manipulaciones de parte del macrismo y los gobernadores. La lucha para conquistar el aborto legal es una batalla política central que necesita para triunfar de la intervención de las trabajadoras y la clase obrera de conjunto, lo que plantea una campaña de pronunciamientos en el activismo, comisiones internas y sindicatos. El 1° de Mayo debe tomarse con énfasis esta reivindicación. En el campo estudiantil, el plebiscito o consulta por el aborto legal es una iniciativa que nos permite delimitar campos y acercar estudiantes que quieren activar por esta demanda.


“Para orientarnos a un triunfo en el terreno del aborto legal es necesario atender a la composición política de este enorme movimiento [de mujeres] y avanzar en el terreno de la lucha en las calles. En ese movimiento anidan quienes pretenden usarlo como plataforma de una falsa oposición que patea las respuestas para 2019 y que basan en eso su claudicación frente a las peleas que hay que dar en la actualidad (…) sectores tributarios del nacionalismo burgués que hacen seguidismo a sus estrategias políticas, feministas antikirchneristas, la izquierda y posiciones de izquierda revolucionarias”, señala la resolución. El documento examina todas estas tendencias y destaca particularmente la claudicación en torno del aborto legal de la burocracia sindical y los movimientos sociales allí inscriptos, que tienen como pivote al Vaticano. Esto ha abierto un fuerte debate entre las mujeres de las organizaciones del “triunvirato papal” (en particular del Movimiento Evita) que son las principales víctimas de la clandestinidad del aborto.


En Argentina, el movimiento de mujeres es masivo y mayoritariamente atravesado por una expectativa política ligada al impulso de “políticas de Estado”, que en realidad chocan contra las políticas del Estado capitalista que conducen a una agudización de la violencia social y estatal contra las mujeres. De cara al tercer aniversario del primer 3J, la resolución promueve una movilización de masas por “Ni una Menos por aborto clandestino”, vinculando el tema del aborto con la violencia estatal y clerical contra la mujer, y la lucha para derrotar la ofensiva capitalista contra la familia obrera.


La resolución también analizó que el nuevo ascenso mundial del movimiento de mujeres es la confesión del fracaso de la política de imprimir al capitalismo una “perspectiva de género”, impulsada luego de los grandes movimientos de mujeres de los ’60 y los ’70. El desafío es, entonces, procesar ese balance para delimitar campos de clase en torno de la “cuestión de la mujer” que, como tal, sólo puede empezar a ser resuelta con la abolición de la explotación y, por lo tanto, para que las demandas del movimiento de mujeres puedan ser satisfechas, el mismo tiene que abrazar la estrategia de la revolución socialista.


El movimiento de mujeres, su orientación política, están en disputa. La preeminencia de una orientación reformista, democratizante y feminista deben ser superadas con la intervención teórica y práctica de una corriente revolucionaria y socialista, buscando aprovechar al máximo las reservas de lucha que este movimiento ha demostrado tener en los últimos años y aportar para dotar al movimiento de una estrategia política que lo lleve al triunfo.


En este sentido, se plantea la realización de un Congreso Nacional del Plenario de Trabajadoras que resuelva un programa y un plan de acción para desarrollar la organización socialista de las mujeres.