Políticas

11/4/2001|702

La marcha contra el ALCA

Tregua o huelga general

El 24 de marzo, en el 25º aniversario del golpe militar, casi 100.000 compañeros marcharon a Plaza de Mayo contra el gobierno de De la Rúa-Cavallo.


El 6 de abril, en la marcha contra el Alca, esta cantidad se redujo drásticamente. En el intervalo, las centrales sindicales (y la Ctera y la FUA en particular) habían levantado el paro activo anunciado para el 5 y 6 de abril.


Moyano definió al nombramiento de Cavallo como una “nueva esperanza”, esto en la misma línea de Ruckauf.


Finalmente, las tres centrales realizaron actos divididos y aunque denunciaron (declamativamente) al Alca, no plantearon un enfrentamiento contra el gobierno proimperialista y antiobrero de De la Rúa-Cavallo.


Sin embargo, el nuevo ministro del Interior, Mestre, se las arregló para bloquear en las fronteras los micros que traían a centenares de manifestantes de Brasil y Uruguay.


Frente ‘popular’ con los patrones del Mercosur


La mayor parte de los manifestantes (alrededor de 10.000) se concentró en torno a la CTA, que había constituido un Comité Anti-Alca con los bancos cooperativos, la Federación Agraria, la Apyme (pequeña y mediana empresa), la FUA, Attac y también Izquierda Unida. Plantean “otra integración es posible”, en referencia a la defensa del Mercosur, que pretenden mejorar “socialmente”.


También ARI, de la disidente diputada Carrió, defiende el “geobloque autosustentable y, en consecuencia… probablemente independiente”, del Mercosur (Disentimos.com, enero de 2001). Lo mismo plantea el Polo Social de Farinello.


Se trata de un gran frente ‘popular’ continental (es decir, con una parte de las grandes patronales), con consignas pretendidamente antiimperialistas.


El internacionalismo proletario, al carajo


Izquierda Unida (IU) integra principistamente este bloque, defendiendo el arreglo del capitalismo con un impuesto al capital… especulativo (Attac).


El Mst asegura que “se está poniendo en pie un movimiento internacional que cuestiona al capitalismo y a sus instituciones fundamentales” (Contrasentido: un cuestionamiento al capitalismo alcanza a la totalidad, no ya de las instituciones, sino del régimen social). “Es un movimiento *prosigue*, que incluye a organizaciones con centenares de miles de adherentes y afiliados, organizaciones de masas como el MST y la CUT de Brasil, la organización internacional Vía Campesina, influyentes ONGs europeas como Attac, personalidades de la cultura … la revista francesa Le Monde Diplomatique… Este es un fenómeno inmensamente progresivo…” (Alternativa Socialista, 22/3). Al lado de semejante parrafada, reconoce, sin embargo, que este movimiento no está dispuesto a “enfrentar a fondo a los gobiernos del ajuste” (ídem). Lo que el ‘trotskista’ Mst nos da es una perfecta apología del “frente popular”, con una práctica de colaboración de clases y una verborragia altisonante.


El otro IU, el PC, no es menos directo, pero sí más brutal. “…Alguna vez, dice, la voz fue ‘proletarios del mundo, uníos’, pero ahora hay nuevas formas de ‘protesta global’…”. Por ejemplo, “a la semana siguiente la cita es en México, ya que entre el zapatismo, el movimiento campesino que lidera el francés Bové, la red internacional de grupos Attac y otros movimientos sociales y fuerzas políticas, acordaron realizar un seminario para considerar las alternativas a la integración subordinada que promueve el gobierno de EE.UU.” (Propuesta, 29/3). Por supuesto que no hay nada más “contestatario” que un “seminario”, especialmente con Marcos, que declara a voz en cuello su repudio a la izquierda histórica y su disposición a integrarse al Estado mexicano.


Aunque el Mst ahora declara que “el Mercosur no es la salida” (Alternativa Socialista, 22/3), agrega que ofrece una alternativa aún más estrecha, “una integración al servicio de los pueblos … bajo control de los trabajadores que impida, por ejemplo, que una empresa traslade sus fábricas para aprovechar la mano de obra más barata, que imponga convenios colectivos internacionales que defiendan a los trabajadores de la explotación”. Los “cuestionadores del capitalismo” no plantean el gobierno obrero y hasta pretenden inmovilizar al capital en las fronteras nacionales, algo utópico y reaccionario.


Para derrocar al imperialismo es necesaria una unificación política de América Latina, que sólo puede ser una Unidad Socialista.


La ausencia de la CCC


El Pcr, que venía pregonando la construcción del “núcleo de una fuerza que puede garantizar una salida de unidad popular” (Hoy, 28/3), en referencia a Moyano y la CTA, anunció que “al ser levantado el paro del 5 y 6 de abril y al no estar prevista la realización de un acto unitario en repudio” al Alca, su “Movimiento de Desocupados de La Matanza” se quedaría en dicha localidad. En la marcha sólo había una veintena de pancartistas del Pcr en actitudes petardistas.


La intervención del PO


El Partido Obrero participó en la marcha del 6 de abril con una fuerte columna. La referencia del cronista de Página/12 (7/4) a “la abrupta irrupción de los manifestantes del PO (que) consiguieron mejorar su ubicación utilizando palos, ante las quejas resignadas de los actores”, es simplemente falsa. El lugar destacado del PO fue la expresión de la masividad de nuestra presencia.


La columna del PO levantó grandes cartelones con las consignas: “No a la tregua. Huelga General”, “Ni Alca ni Mercosur. Unidad Socialista de América Latina”, “Fuera De la Rúa-Cavallo. Asamblea Constituyente”.


Las consignas cantadas por la importante columna del PO (“Fuera ‘Chupete’-Cavallo: Huelga General”; o “Fuera los yanquis y todos los explotadores. América Latina será de los trabajadores”. O “con los compañeros que en lucha cortan una ruta, paremos al país para echar a estos hijos de puta”), prendieron en muchos momentos de la marcha, en sectores de las columnas de la CTA y de otras corrientes.


Sobre el Hotel Sheraton, luego del paso de la columna de la CTA y cuando estaba cruzando la columna del PO, se desarrolló un confuso operativo represivo con gasazos policiales. Pero la marcha fue reiniciada con mucha combatividad y culminó en la avenida 9 de Julio, donde hizo uso de la palabra Pablo Rieznik.