Políticas

18/12/2008|1068

La marcha de la Constituyente Social

Cuando llegó a su destino final, en Plaza de Mayo, la Marcha convocada por la CTA con la consigna “el hambre es un crimen, ni un pibe menos”, había reunido a unas 15/18.000 personas (no las 50.000 declaradas por sus organizadores). Es decir que marcó el paso en el mismo lugar, a pesar del esfuerzo extraordinario del aparato de la CTA visible en la cantidad de micros del interior, que aportó el grueso de los manifestantes de la marcha. Las columnas de estatales, docentes, judiciales y obreros del neumático, centros del agrupamiento sindical de la CTA, fueron raquíticas; el grueso de la concurrencia fue aportado por contingentes de los barrios.

Al momento del discurso de cierre de Hugo Yasky se retiraron, en señal de repudio, el MTR, la agrupación 18 de Marzo de telefónicos, el bloque constituido por ATE Sur, el Frente Darío Santillán y otros agrupamientos. O sea que concurrieron para escupirle la fiesta a la CTA, un objetivo verdaderamente estéril. El acto de la CTA, que juntó a todos los campeones del ‘pluralismo’ y la ‘unidad’, resultó, además, faccioso y sectario.

La marcha fue un acto de espaldas a la crisis, cuidadosamente armado para no romper con el gobierno. “Fernando Pino Solanas y Claudio Lozano (…) eran las caras visibles (de la marcha) junto con el intendente de Morón, Martín Sabatella”. Cinco días más tarde, Solanas llegaba a un acuerdo con el sojero histórico Luis Juez, un hombre de los intereses capitalistas de Córdoba.

Con el kirchnerista Yasky y el sojero Juez, la Constituyente Social de la CTA va dando forma caricaturesca a su “movimiento político social”.