Políticas

14/3/2002|745

La marcha de Techint y Brunelli

La cabeza de columna que presidió el inicio de la llamada Marcha Federal del Acero por el Trabajo y la Producción, convocada por la CTA, la UOM y la CTA, definió por sí sola a esta pseudo movilización. Con Naldo Brunelli (UOM San Nicolás), Carlos Gdansky (UOM La Matanza) y Angel Recúpero (UOM Campana), se hicieron presentes los verdaderos verdugos de los trabajadores metalúrgicos, acompañados de Francisco Gutiérrez (UOM Quilmes, del Polo Social y del ARI) y Alberto Piccinini (ex titular de UOM Villa, actual diputado por el ARI), que sólo se diferencian de aquéllos por su tradición, en los ’70.


Naldo Brunelli y Angel Recúpero son agentes de Techint. Recúpero no solo actuó como custodio de la flexibilidad impuesta por la patronal de Siderca (Techint) sino también de la persecución implacable contra el activismo, al punto de avalar el desafuero de la patronal contra Germán Pitter, miembro de la Comisión Interna de la planta y de haber sido acusado por Luis Sellán, dirigente de la CTA y el Suteba en Zárate, de injerencia en su muerte, ocurrida en extrañas circunstancias.


Bajo la dirección de Carlos Gdansky, en la UOM de La Matanza las dos terceras partes de los metalúrgicos ha ido a parar a la calle en los últimos diez años, una ofensiva que no mereció siquiera la ficción de un plan de lucha.


Todos ellos, ahora con la inclusión de Gutiérrez, son partidarios de convertir a la UOM en una federación de sindicatos zonales; una salida por la que abogan desde hace tiempo las grandes patronales siderúrgicas (Techint, Acindar) y las propias Pymes enlazadas a ellas. Esta fragmentación sancionaría la diferenciación laboral entre las empresas mas grandes y las relativamente atrasadas.


Piccinini, Gutiérrez y Gdansky fueron activos luchadores en la década del ’70, pero ahora pugnan por la “sucesión” de Lorenzo Miguel con la ayuda del ala “modernizante” de Naldo Brunelli. Estos “setentistas” encabezaron en 1997 la tarea de neutralizar al Sitramf, el sindicato creado por la rebelión de los trabajadores de la planta Fiat.


El bloque dirigido por las seccionales llamadas siderúrgicas ha vuelto a conformarse, otra vez más, para disputar la sucesión de Lorenzo Miguel. La Marcha tuvo como uno de sus objetivos la presentación en sociedad de este frente rabiosamente burocrático y patronal en la interna de la UOM. “Por un lado se perfila Roberto Monteverde, de la seccional Capital, a través de la agrupación Vandor, con el apoyo de 32 seccionales. La oposición la encabeza Néstor Brunelli, que logró el respaldo de los delegados que se movilizaron ayer a Plaza de Mayo, entre ellos Piccinini” (Página/12, 8/3).


 


“Defensa de la industria nacional”


La consigna de la Marcha, “Defensa de la industria y la producción nacional”, es la misma de Techint y de Duhalde, de los devaluadores y de los pesificadores. La “defensa de la producción nacional” no es otra cosa que la defensa de los dueños de la “producción nacional”, los cuales también pueden ser extranjeros.


En uno de estos flancos empresarios se puede encontrar al inspirador de la Marcha. A través de la devaluación y la pesificación de las deudas bancarias, las empresas siderúrgicas de Techint (Siderar y Siderca) obtuvieron un subsidio de 412 millones de dólares. “¿Qué medidas le reclaman al gobierno?”, le pregunta un periodista a Alberto Piccinini: “Son urgentes algunas medidas de protección a la industria nacional, como la implementación de créditos blandos” (Página/12, 8/3).


Incluso en medio de esta crisis brutal, Piccinini no plantea la nacionalización de la banca, sin indemnización, y se engaña a sí mismo con los “créditos blandos”. En medio del colapso financiero, esto significaría simplemente hiperinflación.


 


Oficialista


Cuando Víctor De Gennaro, de la CTA, planteó que “el petitorio (de la Marcha) hace hincapié en la promesa del presidente Duhalde de romper la alianza de la clase política con la patria financiera, para recomponer la unidad con los trabajadores y las fuerzas de la producción” (Crónica, 7/3), estaba diciendo que la Marcha defiende el proyecto del golpe del Tesoro yanqui y Techint, que sostiene a Duhalde en el gobierno. La CTA es la que menos puede considerarse desavisada, desde el momento en que su propio equipo hizo conocer el inmenso negociado a favor de Techint, entre otros grupos: “Siderar, de Techint, ganó 3 millones con su actividad siderúrgica y casi 20 veces más con el exitoso lobby licuador que encabezó” (Verbitsky, Página/12, 17/2) .


El programa de la Marcha incluyó, más tarde, el reclamo “rebajado” de 450 pesos de salario mínimo y el planteo de actualizar los salarios “de acuerdo a la devaluación del 40%”, sin reparar que ya alcanza más del 100%.


El PCR forma parte de la Marcha y hace naturalmente un esfuerzo extraordinario para blanquearla, mostrándola como “un salto de avance contra la política inflacionaria de Duhalde”, cuando todo su programa es inflacionario (créditos, aranceles, no tocar a los banqueros ni a la deuda externa). Dice que el bloque liderado por Brunelli y Recúpero, junto a Francisco Gutiérrez, es el ala progresiva en la UOM.


Así vamos: ha pasado de los acuerdos de la CCC con Duhalde, al apoyo a la repodrida burocracia de la UOM.

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