Políticas

30/9/2004|870

“La Nación” socorre a Kirchner

La crisis en Santiago Del Estero

La quiebra del peronismo santiagueño desató una crisis política de la Intervención Federal y hasta en el propio gob­ierno nacional, que requirió la asis­tencia urgente de muchos socorris­tas» El primero fue la Corte que, al inviabilizar las elecciones para una Constituyente, impidió la derrota del PJ, algo que habría venido co­mo anillo al dedo al juarismo. Tam­bién impidió que se reuniera una Asamblea fragmentada, que habría sido ingobernable. Kirchn­er pretende postergar, ahora, las elecciones para gobernador, hasta marzo por lo menos, para poder re- unificar al peronismo.


Pero para impedir la caída del Interventor, Pablo Lanusse, el fa­llo de la Corte no era suficiente -podía resultar incluso un empujoncito para voltearlo. En su soco­rro tuvo que concurrir no sólo el mi­nistro Aníbal Fernández, lo que no habría alcanzado, porque el gabi­nete se encontraba precisamente dividido sobre su continuidad. La cuerda de salvataje se la tiró la Iglesia, como lo demuestra el edi­torial de La Nación del 24 pasado. Más allá de la inusitada catarata de elogios que el diario que apoyó a rajatablas a la dictadura militar y cualquier otro atropello que se hubiera producido en el país, pro­diga a Lanusse por el empeño que pondría en establecer el sacrosan­to ‘estado de derecho, se destaca el señalamiento del apoyo que La­nusse recibió del clero, a través de la llamada Mesa del Diálogo Ar­gentino. El editorialista de La Na­ción no tiene ningún pudor en des­tacar que “los contenidos de la fu­tura reforma (constitucional) se “definieron” en una reunión que también tuvo como protagonistas a las Naciones Unidas y a las ONGs. Es decir que la futura Constitución no habría salido del recinto de la Constituyente sino de la Curia, al­go que no se condice precisamente con el ‘estado de derecho’. Se en­tiende, entonces, que el "transpa­rente” Lanusse hubiera vedado el establecimiento constitucional de los derechos de la mujer y de una reforma agraria. En ambos casos habría afectado los intereses terre­nales de sus pastores.


Pablo Lanusse, como su men­tor, Gustavo Beliz, pertenece a la cofradía del Opus Dei, lo cual ex­plica en parte los apoyos que reci­be y también que la partida del pri­mero del gobierno nacional, hace tres meses, no significó una ruptu­ra del gobierno de Kirchner con el sub-mundo clerical.