Políticas

11/11/2010|1154

"La negociación más exitosa de la historia"

¿Para quién?

La frase es de Néstor Kirchner y se refiere a la negociación de la deuda externa consumada en el primer trimestre de 2005. Quienquiera que defienda la gestión del ex presidente que acaba de fallecer, reivindicará, sin lugar a dudas y por encima de otros, dos capítulos de su gestión: esa negociación y la política de derechos humanos.

A fines de 2004, el gobierno renegoció la parte de la deuda en cesación de pagos -81.800 millones de dólares sobre un total de 181.000. Luego de un prolongado proceso, que culminó el 24 de febrero de 2005, logró una quita de 40.000 millones de dólares, del orden del 50 por ciento en términos nominales y algo más del 65 si se calcula el "valor presente" (que se obtiene descontando en el tiempo, y a una determinada tasa, los montos a pagar). Un 25 por ciento de los acreedores consideró esta quita excesiva para sus intereses y se negó a ingresar en el canje. Sobre el total, la deuda se redujo un 25 por ciento.

Ahora bien, los viejos bonos de la deuda ¿cuánto valían en el mercado al momento del canje? Veinticinco centavos, es decir que la renegociación le reconoció al acreedor el doble del valor de mercado.

Pero ¿efectivamente el acreedor inicial perdió la mitad de su valor nominal?

Según un análisis fundado en un estudio del CATDM (Comité para la anulación de la deuda del tercer mundo) para responder a esta pregunta, hay que remontarse a años atrás. Bajo la gestión del gobierno de la Alianza (De la Rúa-Cavallo), en diciembre de 2000 se creó el "blindaje", un paquete extraordinario concedido por el FMI, el BM, el BID y el gobierno español. "Estas ayudas sirvieron para que los ahorristas interiores (locales) fueran persuadidos (con una desinformación general) para invertir en bonos de la deuda soberana próximos a caer en default. Con este acto, el FMI, el Banco Mundial y España se convirtieron en los grandes financistas de la fuga de capitales que pusieron a los bancos y las empresas extranjeras a salvo de la catástrofe que se acercaba".

Un segundo acto "consistió en preparar el megacanje (junio/ 2001), un canje de bonos que serviría para aliviar al Estado del peso de la deuda. En realidad, estaba recargándolo aún más, con un incremento de la deuda de 55.000 millones de dólares -preparando así el futuro ‘descuento' de Kirchner sobre los títulos reestructurados" (Alessandra Curti, "Historia y consecuencias de una crisis de la deuda jamás resuelta", EDM 38, 2010).

¿Qué tal?

¡La "quita histórica" del gobierno K había sido previamente cargada en la cuenta de la deuda! La quita de 40 mil millones correspondía a una deuda previamente abultada (por medio de refinanciaciones) en 55 mil millones por el lado privado y otro tanto por instituciones oficiales.

Pero, además...

Para arrancar la supuesta quita, el gobierno hizo concesiones inmensas a los acreedores, cuyo peso quedó absolutamente demostrado con el paso del tiempo.

La renegociación se hizo garantizando una tasa de interés del 10-11% anual en dólares, dos veces y media por encima de las tasas de interés internacionales en 2005. Una parte importante de la deuda nueva (más del 40%) quedó compuesta por títulos emitidos en pesos argentinos a una tasa de interés fija del 2% y con capital ajustado según el CER -un coeficiente que se basa en la evolución de la inflación. Otra parte de los bonos (hubo tres versiones de nuevos bonos) fue emitida en moneda extranjera y con intereses ligados al crecimiento de la economía local, en un período de reactivación importante comparado con la bancarrota 2001/2002.

Esta composición de la deuda nueva significó, por un lado, el aumento de 600 millones de dólares por cada punto adicional de inflación y, por otro, 1.200 millones de dólares al año en concepto de intereses por los bonos en dólares atados al crecimiento del PBI -tomando en cuenta que Argentina, hasta 2008, tuvo tasas de crecimiento superiores al 8%.

De este modo, la hipoteca de la deuda pública, lejos de aminorarse, siguió creciendo. Asistimos así, luego de cinco años, a la prueba de la verdad. Si se suma la deuda pública a fines de 2009 más la producida por el reciente canje, más la deuda no registrada -una parte de la cual corresponde a los intereses que se capitalizan automáticamente cuando el deudor no llega a pagar el total de los intereses- se llega a los 200.000 millones de dólares. Admitiendo un PBI de 340.000 millones de dólares, tenemos una deuda que equivale al 58,8% de ese PBI. Antes de la devaluación, la proporción de la deuda sobre el PBI era del... 57%. Es decir que luego de la famosa quita "histórica", el nivel de la deuda y de las tasas de interés ha llegado a los mismos niveles que los precedentes a la crisis financiera de 2001. Los nuevos bonos contenían mecanismos de ajuste que volvieron a hacer subir la deuda por la inflación interna o por el crecimiento económico. El gobierno K mantuvo la lógica implacable del crecimiento de la deuda durante los últimos cuarenta años, que es la capitalización de los intereses, y le agregó el elemento perverso de estatizar más de un tercio de la deuda cargándola a la cuenta de los fondos de los jubilados en la Anses.

Para la burguesía, la negociación de la deuda llevada adelante por el gobierno de Néstor Kirchner fue, inocultablemente, una salida "exitosa" desde el momento que construyó la plataforma para volver a soldar los lazos con el capital financiero. "Rompió el karma de la deuda" (Miguel Bein, Página/12, 31/10).

La historia oficial de la deuda externa pretende presentar a Néstor Kirchner como un defensor del patrimonio nacional. Lo contrario de lo que fue: ejecutó una política de expropiación de los ingresos futuros de los trabajadores para reconstituir el capital que quebró.