Políticas
13/12/2025
La neuquinidad y las petroleras
Figueroa pide "previsibilidad de largo plazo” para las petroleras, y ofrece “previsibilidad” de cortísimo plazo para su oferta salarial.
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Figueroa y Caputo
El gobernador de Neuquén, Rolando Figueroa, le acaba de presentar una nota al ministro de Economía Luis Caputo, solicitando que se apliquen todos los beneficios del Rigi a las actividades relacionadas con la perforación y mantenimiento de pozos hidrocarburíferos en Neuquén. Tantos simposios energéticos y tanta alharaca sobre la “iniciativa privada” y no pueden sostener inversiones sin la muleta del Estado.
Pero tratándose de un gobernador que se jacta del superávit fiscal (igual que Milei y el receptor de la nota), es instructivo analizar algunos términos de la misma.
El objetivo de la solicitud del gobernador es que se “ofrezca horizonte de largo plazo” para las empresas. Esto mientras a los salarios que paga como patronal-Estado le ofrece un horizonte de seis meses y luego se verán las posibilidades fiscales. En este sentido el gobernador remarca la importancia de la “previsibilidad de largo plazo”… para las petroleras, y ofrece “previsibilidad” de cortísimo plazo para su oferta salarial.
La razón de fondo: la huelga de inversiones a escala
Hoy la producción hidrocarburífera de Neuquén en un 95% proviene de la explotación con el método de fracking y las cada vez más extensas ramas laterales de perforación y fractura. Pero los pozos no convencionales (fracking) tiene un problema “genético”: la curva de producción luego de un año o año y medio decae violentamente, lo cual obliga a perforar nuevos pozos para compensar la caída de la producción en forma natural.
Para sostener la actividad, luego de llegado a cierto punto, hay que dar un salto en inversiones de exploración y explotación. Y es ahí donde se está registrando que no se producen en la escala necesaria para que Vaca Muerta y las demás formaciones de donde se extraen hidrocarburos con método no convencional, no decaigan en sus volúmenes de producción. Lo reconoce el gobernador en su misiva al ministro, hablando de Vaca Muerta: “… su dinámica requiere elevadas tasas de reinversión anual, con ciclos de inversión continua; escalabilidad para sostener curvas de producción crecientes; financiamiento intensivo, en dólares, para perforación, completación, infraestructura de superficie y transporte…”. Es así la cuestión. Entonces, la huelga de las petroleras no es respondida por el gobierno con descuentos masivos de pagos (como realiza contra las y los trabajadores), sino todo lo contrario solicitando mayores apoyos fiscales.
El pedido al ministro no se anda con chiquitas: “… reducción del riesgo macroeconómico, en particular acceso a divisas, estabilidad fiscal… la liberación gradual del cepo cambiario; el congelamiento de las normas tributarias, mantenimiento de tasa impositiva por 30 años; la reducción de la alícuota del Impuesto a las Ganancias; y la exención de aranceles por la importación de bienes de capital (repuestos e insumos esenciales”.
Y después restringe a las niñeces de Neuquén el acceso al transporte escolar, aún en zonas rurales o semirrurales y escuelas albergues.
El lado hipócrita de la carta
Todo lo reclamado por el gobernador al ministro incluye “acelerar proyectos vinculados” a la producción de “fertilizantes nitrogenados… ampliación petroquímica… producción de hidrógeno azul”. En realidad la provincia vive un proceso de desindustrialización desde hace años, con cierres de petroquímicas, fábricas ceramistas y una planta industrial que dirige y gerencia la propia provincia: la Piap (Planta Industrial de Agua Pesada). Una unidad productiva que tiene dos grandes insumos como son la electricidad y el gas, pero que está parada hace años porque en la provincia de Vaca Muerta el Estado (nacional y provincial) propietario de la planta, no puede garantizarle lo que sí solicita para las petroleras: un apoyo fiscal en el precio de ambos insumos.
Y no solo eso. Desde hace décadas que la Piap, a través de un proyecto elaborado e impulsado por sus propios trabajadores, tiene las bridas construidas para acoplar a la misma una planta de fertilizante nitrogenado (urea) con una inversión menor, ya que se aprovecha para producirlo parte de la infraestructura y el proceso ya existente de la Piap.
Esto sin mencionar que el MPN, donde se formó políticamente el actual gobernador y ocupó altos cargos, manoseó el tema y Felipe Sapag como gobernante hundió un proyecto para una planta de fertilizantes en la comarca Cutral Có-Plaza Huincul, que desató la pueblada de 1996.
Lo del proyecto de hidrógeno azul constituye el colmo de la hipocresía. No era azul, sino verde, el que fantaseó una empresa minera para instalar en la costa rionegrina con una inversión de U$S 8.000 millones. Pero se esfumó. En Neuquén hace cuatro años, la Agencia de Inversiones del Neuquén se presentó un proyecto para producir hidrógeno a través del gas de Vaca Muerta en la Piap, la misma que desde antes de ese año y hasta ahora está paralizada. Y ya bajo el actual gobierno el Ministerio de Energía y Recursos Naturales provincial y el CFI organizaron una jornada denominada “"Hidrógeno de bajas emisiones: desafíos y oportunidades para el desarrollo de Neuquén y la Patagonia". Una funcionaria del sector afirmó que “las inversiones lleguen y los proyectos no queden solamente en eso, sino que se conviertan en una realidad”.
Resulta una provocación hablar de producir hidrógeno azul con gas de Vaca Muerta en una planta a la cual el Estado, como propietario de la misma, no le puede garantizar la provisión de gas a un precio accesible para su producción original: agua pesada. Y es una provocación porque hoy el reducido grupo de laburantes que quedan en la misma están cobrando el 50% de sus salarios y eso porque no han cesado de luchar ni un día por la reactivación de la planta.
Sin colocar toda la industria energética bajo control obrero, nacionalizada, las ventajas fiscales para los capitalistas solo financiarán la fuga de divisas.



