Políticas

14/6/2007|996

La “nueva izquierda”

El MST al centroizquierda

El MST considera su resultado en las elecciones de la Ciudad de Buenos Aires poco menos que un plebiscito a favor de la Nueva Izquierda. “Muy buena elección del proyecto de Nueva Izquierda”, lo que “nos reafirma en pelear por desarrollar este proyecto… alejado del sectarismo pero también de los proyectos centroizquierdistas que confunden amplitud con rebajar las propuestas de salida de fondo a las necesidades de los trabajadores”, dice el editorial de su semanario (Alternativa Socialista N° 454, 7/6).

Considerar que una diferencia de 14.000 votos a su favor respecto de la elección de 2005 en un total donde las corrientes de izquierda obtienen poco más de un 6% de los votos positivos, es naturalmente un desatino. El editorialista “fuerza” los números para hablar de “más de 70.000 votos que cosechó la boleta del MST”, cuando tuvo 50.606 votos para Jefe de Gobierno (2,9%) y un corte de boletas que le permitió arribar a 68.411 votos para legislador. También deforma las cosas cuando dice que su caudal electoral es “el doble de los obtenidos ahora por los partidos y grupos de izquierda juntos”, siendo que son similares para Jefe de Gobierno o boleta completa.

No es aventurado plantear que los votos obtenidos por el MST Nueva Izquierda provienen en parte de la vieja IU, que siempre ha llevado a Walsh a la cabeza de sus listas. El corte de boletas para legisladores fue alentado por Carlos Heller en una solicitada (Clarín, 30/6) en la que reclamaba votar a Filmus en nombre de la “lucha contra la derecha”. Los últimos quince días de campaña el MST Nueva Izquierda llamó a cortar boletas —lo que incluyó una doble ronda de mensajes telefónicos de Patricia Walsh a todos los habitantes de la ciudad.

No se puede dejar de lado el retroceso organizativo de la “Nueva Izquierda”, que no logró reclutar fiscales para las elecciones (habrá cubierto, en el mejor de los casos, un cincuenta por ciento de los lugares de votación) y que evitó con todo cuidado realizar actos públicos.

Es decir, de entrada el MST Nueva Izquierda incurre en una conducta “autoproclamatoria”. Pero, fuera de esto, ¿cuándo ha dejado en el camino para arribar a este resultado?

¿De izquierda?

La campaña del MST Nueva Izquierda fue de corte municipalista y territorial, y aun de “gestión”. Lejos de ser una frase ingeniosa, la afirmación de Patricia Walsh de que “ser de izquierda es preocuparse por los semáforos” habla por sí misma.

La campaña del MST NI no tuvo por referencia a la clase obrera como sujeto de una alternativa política popular. Héctor Bidonde, candidato a Vicejefe de Gobierno, saludó al MST por “encontrar un equilibrio entre lo que es una readecuación del concepto de clase trabajadora, de pueblo. No casualmente han aparecido categorías como la gente, pueblo, multitud…” (AS, ídem). No es un problema de términos. La plataforma no plantea el reparto de las horas de trabajo. La expropiación o estatización bajo control obrero fue reemplazada por el “control público” (del Ceamse o de AUSA) o “sistema público” (con la ley de Basura Cero para la recolección de residuos) o “propiedad pública”. (Todas las referencias a la plataforma del MST se encuentran en www.mst.org.ar).

El frente con Cafiero dejó su impronta

Aunque el MST no habla desde hace un tiempo de su relación con Mario Cafiero, sobre todo después de la defensa que éste hizo del gobierno peronista del ’75 (que incluyó a su padre). E l programa del frente con Cafiero sigue en pie. Dice la plataforma: “plan de prevención del embarazo adolescente, regulación por ley del aborto no punible e impulso a la despenalización nacional del aborto”. ¡La Nueva Izquierda renuncia a la lucha por la legalización del aborto y su realización gratuita en los hospitales!, y le opone “la regulación por ley del aborto no punible” y el “impulso” (¡¡!!) a la “despenalización del aborto” (las consignas de Ginés García).

¿Dónde quedó la consigna “anticonceptivos para no abortar, aborto legal y gratuito para no morir”?

Quizá por las mismas razones ha sido abandonado el laicismo y no figura la educación única y gratuita.

¿Derechos humanos?

El MST Nueva Izquierda “innova” también en materia de derechos humanos. De su plataforma ha sido borrada la consigna “Derogación del Código Contravencional”, que fue reemplazada por otra que dice “Derogar del Código Contravencional todas las medidas represivas hacia la protesta social y los sectores desprotegidos”. Es decir que propone un Estatuto represivo mejorado (Vilma Ripoll propuso en su momento, en el debate sobre el Código, sancionar los actos contra la “libertad de circulación”, es decir contra los piquetes; ver PO N° 875).

La plataforma propone un “cuerpo de seguridad comunitaria” con “jefe civil y concurso público para selección de personal” y “mecanismos democráticos de elección y revocación de los comisarios”. Se trata de una variante de lo que ya existe, puesto que los comisarios son designados por autoridades electas democráticamente. El punto de partida, desmantelar los aparatos represivos, no se menciona y tampoco la seguridad privada.

Una vez más: ¿de izquierda?

El MST Nueva Izquierda apunta hacia el centroizquierdismo con el viejo personal político de la izquierda. Va en la misma dirección del partido comunista. De ahí sus alianzas con Rivas y Basteiro en 2003, o con Cafiero, en 2005. La sola idea de que en las elecciones porteñas se ‘plebiscitó’ la vigencia de este programa centroizquierdista en detrimento de programas socialistas es un contrasentido que revela mucho. Primero, porque la vigencia de un programa no la decide el 4% del padrón electoral de un distrito, sino la lucha de clases; en este sentido, desde el viejo MAS en adelante, el MST pertenece a una corriente en disolución. Segundo, en Neuquén salió tercero entre la izquierda. Tercero, en las dos grandes luchas docentes, en Santa Cruz y en Neuquén, fue la tendencia frenadora más descarada dentro del frente único con los que estaban a la derecha de la lucha.

El MST encarna el neo (nuevo) centroizquierdismo.