La ‘nueva’ YPF, en el pantano
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A.N. Circulo Fabril Neuquén
A varios meses de la expropiación y después de una gran cantidad de reuniones con los pulpos petroleros mundiales, (Exxon, PAM, Chevron, Shell, Sinopec, etcétera) -para convencerlos de invertir en YPF, en Vaca Muerta y en otros yacimientos-, el fracaso es rotundo.
El nuevo presidente de YPF ya admitió que los 3.500 millones de dólares estipulados para inversiones gasíferas y petroleras en 2012 no llegarían este año, con el consiguiente comienzo de una cadena de retrasos en su propio plan de inversión. De todas formas, la "demora" podría acentuarse, ya que las petroleras privadas no tienen decidido invertir. Y obviamente seguirían durmiendo los planes de 166 pliegos licitatorios que hay actualmente en la calle, al menos en Neuquén.
Las petroleras condicionan cualquier inversión a la liberación en los precios de los hidrocarburos -en especial del gas-, a la libre importación de equipos petroleros y a la transferencia de utilidades al exterior.
El ingreso del banquero mexicano Carlos Slim sólo parece tener dos objetivos: hacerse de la deuda defaulteada -es la "especialidad" de su banco- y reforzar las aspiraciones indemnizatorias de Repsol.
No hay que olvidar que Slim es accionista de La Caixa, precisamente uno de los accionistas de la petrolera "española". Sin respuestas de Exxon o Chevron, las últimas búsquedas de inversión apuntan a petroleras… de Vietnam o Azerbaiján (Cronista, 2/7).
La política oficial nos lleva a dos encerronas: o el definitivo vaciamiento energético o un tarifazo, con consecuencias desastrosas para los trabajadores y para la población.
La salida para el empantamiento de las inversiones petroleras exige una reorientación económica y social de fondo, que termine con el rescate a los privatizadores con subsidios y con el pago usurario de la deuda externa. Sobre esta base, la industria petrolera tiene que ser integralmente nacionalizada y colocada a producir bajo gestión de sus trabajadores.
Está claro que se trata de un cambio que los K no van a concretar.
Esa inversión no solo daría comienzo a una YPF fuerte, sino que implicaría también una solución energética, ocupando a trabajadores que hoy están suspendidos e incorporaría a nuevos compañeros a este rubro.