Políticas

30/4/2014|1312

La perspectiva de este 1° de Mayo

editorial

Como ocurre desde hace años, la burocracia sindical de todos los pelajes ha decidido quedarse en casa el 1° de Mayo. Esto vale tanto para los que ‘juegan’ con el kirchnerismo, como para los que lo hacen con los Massa o Unen. En estas condiciones la organización de los actos del día internacional de los trabajadores, desde Santa Cruz a Jujuy, pasando por la Plaza de Mayo, quedará en manos exclusivamente de la izquierda y de los sectores combativos del movimiento obrero. Una mirada amplia debería concluir que estamos frente a un desplazamiento de fuerzas sociales y políticas, a veces lentas, otras más rápidas -ante una transición histórica.

Fiasco, y van

Todo esto ocurre luego del parazo del 10 de abril. En lugar de avanzar por este camino, el trío de Moyano-Barrionuevo-Micheli, se ha embarcado en operaciones de distracción. La del 14 de mayo, de M y B, tiene como eje central la cuestión de la seguridad, lo cual implica un cambio de agenda y el alineamiento con una política de refuerzo del Estado policial. Es el planteo de De Narváez, Massa, Scioli, Macri y Cobos. El Partido Obrero ha decidido boicotear la marcha y llama a la izquierda y al movimiento obrero a no concurrir.
El frente burocrático que convocó al paro del 10 de abril ha decidido plegarse al debate del post-kirchnerismo. Micheli, por su lado, después de canjear los piquetes por una foto con M y B, volvió a las negociaciones con Binner de cara a las candidaturas de 2015. Los burócratas de la UTA y La Fraternidad sacan sus propias cuentas. Esto tampoco durará mucho, porque la devaluación de enero pasado supone un recorrido de tarifazos y crisis típicos de un Rodrigazo.

Despidos y suspensiones

La parálisis burocrática coincide, en efecto, con la extensión de la crisis capitalista a nuevos terrenos. Existe un retroceso significativo de la producción industrial y el consumo popular. De acuerdo con cifras oficiales la industria habría retrocedido un 6% respecto de marzo de 2013 y un 1,8% en relación con febrero. La caída del consumo en los supermercados es significativa. Las tasas de interés de las tarjetas de crédito superan ya el 70% anual.

Hay un crecimiento de las suspensiones y los despidos. La industria automotriz, niña mimada del modelo, ya anunció suspensiones en varias plantas y anticipa la posibilidad de despidos. Estudios privados sostienen que la Argentina podría añadir, a fin de año, un millón de nuevos desocupados. La reducción de aportes patronales, para atenuar una caída del empleo, es de puro cuño menemista, deflacionaria, como la que intentó De la Rúa de la mano de los K que militaban en el Frepaso.

Lucha

Las suspensiones y despidos descargan la crisis sobre las espaldas de los trabajadores. El parazo del 10 de abril, la huelga docente en la provincia de Buenos Aires y la que protagonizan desde hace 30 días los docentes salteños han impuesto, por el momento, un límite a esa pretensión. La contundencia de las primeras reacciones obreras obligaron al gobierno y a las patronales a cerrar paritarias, que, aunque insuficientes, estuvieron varios puntos por encima de la previsiones iniciales.

El valor de esta reacción obrera es que se ha dado cuando el gobierno ejecuta recién los primeros pasos del ajuste que tiene en carpeta. Todavía queda lo peor: un tarifazo mucho mayor en todos los servicios y en el transporte público, y una nueva devaluación que reduzca los salarios por debajo de la tasa de inflación y devaluación. En estas condiciones la aparición en escena de los despidos y suspensiones revela, por parte de las patronales, el intento de imponer un ajuste en regla valiéndose de una política de recesión económica. Pero para los trabajadores representa un desafío mayor, ya que se presenta la necesidad de combinar la defensa del salario y de las fuentes de trabajo.

El significado
de la Plaza de Mayo

En este cuadro el acto en Plaza de Mayo y en todos los centros políticos del país convocado por el Frente de Izquierda y sectores combativos del movimiento obrero expresa una continuidad de los piquetes del 10 de abril, y se inscribe en la lucha por un nuevo paro de 36 horas, una huelga general y un Congreso de Bases del movimiento obrero.

El acto en Plaza de Mayo da una forma concreta, al menos hasta cierto punto, a la unidad de la izquierda y el movimiento obrero. Ninguna lucha obrera es efectivamente consecuente si no se transforma en una lucha política, en una lucha contra el Estado del capital. Necesitamos desarrollar esta perspectiva hasta el final: la unión de la izquierda y el movimiento obrero, la estrategia histórica del socialismo.