La política del gobierno Kirchner de sostener el dólar alrededor de los 3 pesos, para “reconstruir” a la “burguesía nacional”, está en un callejón sin salida.

Ocurre que debido al exceso de oferta de dólares en el mercado financiero el peso se está apreciando. Esta situación se explica por las sumas siderales de la divisa norteamericana que ingresan al país por las exportaciones de bienes primarios, de un lado, y por el ingreso de capitales que vienen atraídos por las jugosas ganancias en pesos que arrojan los bonos del Estado, por el otro. El gobierno, consciente de esta tendencia a la caída del dólar, ordenó al Banco Central intervenir en el mercado financiero para comprar todos los dólares excedentes y mantener así el dólar en el piso de los 2,90 pesos. Pero, para tal fin, el Banco Central debe emitir pesos, y en lo que va del año destinó la friolera de 12.000 millones de esta moneda a la compra de dólares. A su vez, esta emisión de pesos, si se volcase a la base monetaria, alimentaría las tendencias inflacionarias. Para evitar una escalada inflacionaria el Banco Central emite unos papales que pagan un determinado interés (Lebac). Es por medio de este procedimiento que se intenta esterilizar la emisión de pesos, pero su contrapartida es la suba de la tasa de interés. Según Clarín del 23/6, “las letras que vende el Central en marzo ofrecían una tasa de 3% para las colocaciones a treinta días. Ahora ronda el 6%”.

La conclusión que emerge de aquí es que la política económica del gobierno Kirchner está en un callejón sin salida: si mantiene su política de dólar alto como eje de la recuperación económica se va a enfrentar a una tendencia alcista de la tasa de interés que va a frenar las inversiones productivas y la recuperación de la economía.