La posición del Partido Obrero y el Mas ante el Colegio Electoral de 1983

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El Partido Obrero y el Colegio Electoral (Prensa Obrera N° 37,26/10/83)
Lo que suceda en el Colegio Electoral puede convertirse en la próxima instancia de la crisis política. Los partidos patronales están divididos sobre los principios con que se debe encarar una situación en la que el candidato más votado no obtenga el 51 por ciento de los votos, ni en la que tampoco logre una apreciable diferencia respecto a la segunda minoría. Luder y Bittel han dicho que votarán al primer colocado, lo que significa que votarían por el radicalismo en el caso de que éste ganara las elecciones. Juan Carlos Pugliese, de la UCR, ha reclamado que la dirección de su partido vote por el peronismo si es éste quien obtiene la primera minoría. En estos dos planteos está expresada la posición de quienes creen que una disputa entre el PJ y la UCR, usando los votos de los otros partidos que hayan consagrado electores, produciría un agudo entrenamiento y una crisis, quizás mortal, a la “institucionalización".
Pero no todos piensan lo mismo. Alfonsín, por lo pronto, no se ha pronunciado, y no sólo esto, sino que se sigue esforzando por atraerse el apoyo de otros partidos con vistas a imponerse en el colegio electoral. El MIO y el PI se han pronunciado por el voto al candidato con el que logren alcanzar ‘coincidencias programáticas", es decir, que pretenden usar el colegio electoral para imponer algunas reivindicaciones propias, e incluso algún puesto en la burocracia del Estado. Alsogaray, Manrique, Martínez Raymonda van a votar al radicalismo, y lo mismo harán la mayoría de los partidos provinciales —con el argumento de que no debe reconstruirse el corporativismo del peronismo. Como la mayoría de los partidos patronales está a favor de votar a la UCR, la posición de Luder a favor del voto a la primera minoría tiene también un carácter oportunista, pues serviría para comprometer a Alfonsín a votar por Luder, en el caso de que éste saliera primero, mientras que la consagración de Alfonsín, si obtiene la primera minoría, sería inevitable por ese apoyo mayoritario de los restantes partidos patronales.
De todo esto se desprenden tres posiciones: 1) voto al primero; 2) negociar un acuerdo programático; 3) votar por Alfonsín, para que no gane el justicialismo. Si se tiene en cuenta que lo más probable es una victoria del justicialismo por escaso margen, la consagración de Luder podría depender de la negociación del apoyo del MID y del Pl.
Los partidos patronales piensan, así, inaugurar un periodo "democrático" comenzando por violar el más elemental de los principios democráticos: el respeto a la voluntad popular, lo que significa reconocer la victoria del más votado. Para esto debe derogarse el colegio electoral y el sistema de elección indirecta, pues aún en el caso de que se vote al primer colocado, esto se hará al precio de algún tipo de condicionamiento. Pero la crisis que se podría suscitar en el colegio electoral expresa una división mucho más profunda en el seno de la burguesía. Ante la colosal descomposición del Estado provocada por el fracaso de la dictadura, los partidos patronales se dividen respecto a las características que debe tener la reestructuración de las fuerzas armadas, del aparato represivo, de la justicia, etc. Es innegable que Iglesias y un amplio sector de la burocracia sindical quiere gobernar con un ala de la dictadura (Trimarco, Verplaetsen), mientras que Alfonsín quiere poner caras "nuevas" —comprometidas con la dictadura, pero no en forma tan visible. La misma situación de división que se da ante la disolución económica, pues existe una enorme presión para que Luder y Alfonsín se embarquen, de entrada, en un duro programa FMI, como el que aplica el gobierno constitucional de México. Lo que ocurra en el colegio electoral habrá de reflejar las disputas y los compromisos en tomo a estas cuestiones esenciales.
El Partido Obrero no votará por ninguno de los partidos patronales, ni en el Colegio electoral ni en la Asamblea legislativa (que es la que debería resolver en el caso de una falta de acuerdo en el colegio). Para el PO no existen salidas "más" democráticas que otras, pues partimos de que cualquiera de los candidatos patronales gobernará en función de un acuerdo con el FMI y de la superexplotación de los trabajadores, y en función de un compromiso con el militarismo y de pisoteo de los grandes reclamos democráticos.
El Partido Obrero, además, sostiene el carácter fraudulento del sistema indirecto de colegio electoral. Por eso, en caso de impasse y de crisis entre los partidos burgueses, o en caso de que se quiera birlar la victoria al candidato más votado, el Partido Obrero apoyará toda movilización política de masas contra ese fraude, planteando el reconocimiento directo del candidato más votado, disolviendo el colegio electoral.
El Partido Obrero ante el fraude electoral (Prensa Obrera N° 19,8/6/83)
“El gobierno militar ha enviado a la CAL el proyecto de ley electoral. La característica principal de este proyecto es que combina la representación proporcional con el sistema de elección indirecta del presidente (por medio de un colegio electoral), lo que hace posible que el partido más votado quede desplazado por una combinación de votos de los partidos minoritarios. Otro aspecto es que se establece un sistema de representación proporcional (sistema D’Hont) que puede reducir la representación del partido más votado, reforzando así la posibilidad de que no se le reconozca una mayoría absoluta que haya podido obtener en las urnas.
El gobierno alega que todo esto es una consecuencia de la aplicación de un sistema de representación democrático (la proporcionalidad) al sistema indirecto establecido por la Constitución de 1853 (y, por lo tanto, inmodificable). No se entiende, entonces, por qué ha decidido reformar las constituciones provinciales que prevén la elección directa. Esta incongruencia revela que la decisión del gobierno militar está fundada en una finalidad política, cual es la de condicionar todo el proceso de selección de candidatos —y la misma elección— a una componenda en el colegio electoral.
La ley electoral expresa una tendencia de larga data de las cúpulas militares y de los políticos patronales. En 1963 se estableció un sistema similar y en 1972 se inventó la "doble vuelta" electoral, que es una variante de lo mismo, ya que busca desconocer la victoria del candidato más votado. Este régimen de fraude fue concebido sólo en parte para birlarle un triunfo al peronismo; lo que buscaba era asegurarse que el peronismo tuviera que pactar con otros partidos y/o el poder militar, con lo que éstos podían terciar en la disputa interna de aquél. Ante la enormidad de la crisis presente (aún más que en cualquier otro momento), el imperialismo necesita asegurarse un candidato de plena confianza, y por eso vuelve a aparecer este sistema de reaseguro que le permitiría, si falla en imponer a un "potable" en el partido mayoritario, volcar toda su presión a un acuerdo entre partidos minoritarios. Es aquí donde talla la candidatura de Alfonsín, que aparece como el candidato que podría beneficiarse de esta alternativa extrema".
“Todos los partidos, sin excepción, ya han dicho que consideran válida la instancia del colegio electoral para decidir sobre quién será el futuro presidente. Incluso el Partido lntransigente y el Partido Comunista—que son los partidos que están en la izquierda del frente patronal— han dicho que ajustarían su posición en el colegio electoral a las características del programa y de la personalidad de los diversos candidatos".
“El Partido Obrero denuncia esta ley fraudulenta como el resultado inevitable de la concertación entre los partidos patronales y las burocracias obreras con la dictadura y el imperialismo. La considera como un condicionamiento del régimen militar antiobrero a los derechos democráticos y como la expresión de la tendencia general del conjunto de la burguesía a impedir la vigencia de una real democracia política. El Partido Obrero denuncia al conjunto de los partidos patronales, peronismo incluido, por validar el sistema de colegio electoral.
Frente a este fraude, el Partido Obrero declara que luchará por el respeto de la voluntad popular. Esto significa que llama a todos los que están contra el fraude a movilizarse por elecciones directas y porta expulsión de la dictadura. Esto también significa que llamará a la lucha por el respeto al resultado de las urnas y contra toda componenda en el colegio electoral.
En el caso de estar presente en el colegio electoral, el Partido Obrero no considera su cometido votar por alguno de los partidos burgueses proimperialistas, y mucho menos por los minoritarios. No aceptaremos la trampa de apoyar a los partidos enemigos de la liberación nacional y de la independencia de la clase obrera para resolver, en uno u otro sentido, la impasse que pueda producirse en el colegio electoral. En el caso de una impasse, el Partido Obrero entiende que tiene que superarse mediante el respeto de la voluntad popular, es decir, la designación del candidato más votado en las urnas, pero que esto debe obtenerse por la movilización de masas contra el régimen y su sistema de fraude, y no por la subordinación de éste o aquél partido a uno u otro de los partidos burgueses más votados.
Los partidos de “izquierda" dicen: condicionaremos nuestro voto en el colegio electoral a las características del programa y del candidato de los partidos más votados. El Partido Obrero denuncia desde ya que esos programas y candidatos son proimperialistas, porque son representativos del gran capital nacional. No se someterá a ellos en ninguna circunstancia."
"El partido llama a luchar contra la elección indirecta y contra un bloqueo en el colegio electoral, en términos de movilización de masas, para que se establezca la elección directa y se reconozca al candidato más votado (sin necesidad de otros "aportes" en el colegio electoral)."
El MAS votaría por Luder o Alfonsín (Prensa Obrera N° 37, 26/10/83)
En el N° 44 de Solidaridad (29-9) órgano del MAS, se dice que este partido no votará por Luder ni por Alfonsín, sea en el colegio electoral o en la asamblea legislativa. Pero...
‘Pero no somos sectarios ni 'contreras' — agrega— y dice que estaría dispuesto a Votar a cualquier candidato de otro partido 'que garantice' sin lugar a la menor duda' la aplicación de un conjunto de medidas que pasa a enumerar".
La primera pregunta es: ¿Puede un partido que se reclama socialista votar por un partido patronal que se compromete de palabra a determinadas medidas, aunque se exija que tal compromiso sea "sin lugar a la menor duda"? Es un hecho que los partidos patronales se comprometen todos los días con cosas que no piensan cumplir; el "sin lugar a la menor duda” no existe porque lo único que es indudable es aquello que se ejecuta, nunca lo que se promete. Es indudable que el MAS se burla de los principios básicos del marxismo y del clasismo pues lo que lleva a un partido burgués a prometer y a no cumplir es su carácter de dase, es decir, que tiene obligadamente que actuar en función de los intereses de la gran burguesía ligada al imperialismo. Poner la condición de “sin lugar a dudas”, significa ni más ni menos, que la ilusión de que un partido burgués puede actuar de un modo consecuente.
Segunda pregunta: ¿pueden existir medidas que ejecute un gobierno burgués que comprometan el apoyo político de un partido obrero? Por audaz que sea una medida o una acción democrática o antiimperialista de un partido patronal, tiene que ser claro que se toma en fundón de beneficiar a la burguesía nacional, no al proletariado. Son medidas que buscan extender el dominio de esa burguesía, por lo que, si son apoyadas políticamente (es decir en la propia perspectiva de ésta) atan al proletariado a los explotadores, en lugar de permitirle aprovechar en propio beneficio esas medidas antiimperialistas y democráticas. Pero la burguesía, además no toma ese tipo de medidas de un modo consecuente, sino para negociar con el imperialismo o, como dice Luder, desde una posición de fuerza. Esto significa que aspira a entregar el 80 o 90 por ciento de esa medida antiimperialista a cambio de un acuerdo ventajoso con el imperialismo. Lo que la burguesía le reprocha precisamente a Galtieri, es no haber aceptado la soberanía compartida y transitoria que ofreció Haig, es decir, no aprovechar la recuperación militar de Malvinas para lograr un acuerdo más provechoso con el imperialismo yanqui. La clase obrera debe utilizar todo choque entre la burguesía y el imperialismo para movilizar a las masas contra este último, pero es precisamente por esto que no debe apoyar ninguna acción política de la burguesía, sino diferenciar su programa del programa patronal y acentuar su independencia política y organizativa.
Entre las cinco medidas que propone, el MAS para votar a Luder o a Alfonsín figura la expropiación de las multinacionales, una medida a la que la burguesía argentina no llegó ni en una situación de guerra con el imperialismo. ¿Cuáles son las "garantías" de que "sin ninguna duda" los partidos patronales que se comprometan en esta dirección cumplan con sus promesas? Como forma de “desenmascarar" a esos partidos la propuesta es infantil, porque tanto Luder como Alfonsín han dicho con todas las letra que no piensan expropiar nada y que piensan mantener el orden social y jurídico actuales.
Lo que de todos modos es muy importante es señalar que el MAS plantea la suspensión del pago de la deuda externa como una condición para apoyar a Luder o a Alfonsín. Es decir que está dispuesto a apoyar al ala de la patronal latinoamericana que sí plantea suspender el pago de la deuda, como lo hacen sectores del PMDB y del PDS de Brasil y el economista Celso Furtado, reiteradamente citado por los candidatos del MAS. Pero ese sector patronal ha dejado muy en claro que la suspensión debe ser la vía para renegociar desde una posición de fuerza, para imponerle al imperialismo una renegociación diferente a la actual. Como el MAS ha hecho del no pago de la deuda externa el punto casi exclusivo de su campaña electoral, surge claramente de aquí que se coloca en el campo burgués nacional, esto porque apoya y promete apoyara los sectores burgueses que plantean suspender para renegociar. La conducta de esta fracción de la burguesía no es más que una variante de la conducta de la burguesía nacional en general ante las medidas de tipo nacionalista: gran verborragia para preparar la capitulación. La posición de apoyar a Luder o a Alfonsín para el caso de que estos tomen la posición de Furtado, demuestra contundentemente qué el MAS se plantea seriamente la posibilidad de apoyar a los candidatos patronales.
La posición que estamos analizando ha sido tomada por el MAS en el contexto de su reciente firma de un acuerdo sobre la libertad de prensa" con Luder, Alfonsín, Alsogaray, los Mitre y los Gainza Paz. No es un simple "desborde" de los redactores de Solidaridad. Traduce un planteo estratégico de alianza con la burguesía ‘democrática" como ya ocurriera con el PST, primero entre 1973 y 1976, y posteriormente a esta fecha respecto a la burocracia sindical y a la Multipartidaria (pedido de ingreso cuando se constituyó).