Envalentonada con el triunfo de Leandro Zdero en Chaco, Patricia Bullrich fue a montar una provocación al barrio Emerenciano Sena, donde viven 400 familias. Desde allí tuiteó “en la Argentina ordenada no va a haber lugar para los extorsionadores y piqueteros”.

En primer lugar, debemos repudiar el intento de Bullrich de emparentar a todo el movimiento piquetero con figuras punteriles como las de Emerenciano Sena. De esa manera, busca desprestigiar a miles de luchadores y luchadoras que ganan las calles contra las políticas de hambre de los sucesivos gobiernos, rompiendo, justamente, la malla de contención que imponen los punteros de los partidos patronales. Un discurso estigmatizante que ha sido eje de campaña de los candidatos capitalistas con el objetivo de dividir a la clase trabajadora, enfrentado ocupados con desocupados. Bullrich, a su turno, no tiene ningún reparo en servirse del brutal femicidio de Cecilia Strzyzowski a manos de clan Sena para usarlo como caballito de batalla de sus planes reaccionarios.

A su vez, la candidata de Juntos por el Cambio dice que va a terminar con los piqueteros, cuando los mismos se multiplicaron bajo el mandato de Macri -que ella integraba- debido a la ola de despidos. Por otra parte, su programa de gobierno promete agravar la crisis social, empujando a nuevos sectores a la lucha. Bullrich es la primera en brabuconear a la población más humilde que reclama derechos elementales pero no propone una sola medida para mitigar la pobreza.

También afirmó que “con nosotros se terminan las organizaciones paraestatales mafiosas”, como si Juntos por el Cambio no apelara a métodos punteriles allí donde gobierna y estos fueran patrimonio exclusivo del PJ. Sin ir más lejos, en Jujuy se hicieron virales los audios del intendente de Aguas Calientes, Gregorio Mamani (afín al gobierno provincial de la UCR), en los que obligaba a los empleados municipales y a quienes recibían planes sociales a movilizarse en apoyo a la reforma constitucional. Lo cierto es que Gerardo Morales, ni bien desarticuló a la Tupac Amaru, armó su propio aparato de punteros reciclando parte de la vieja estructura de Milagro Sala, en función de mantener a raya a los sectores populares, a costa del erario público. Lo mismo sucede en CABA con Larreta, en San Isidro con Posse, etc.

Bullrich solo acudió al barrio para hacer leña del árbol caído y buscar un rédito electoral, es decir, regodearse de la derrota del peronismo chaqueño en las urnas y tratar de capitalizar la victoria del candidato cambiemita de cara a la elección nacional. Lejos estuvo de denunciar la precarización laboral que padecen los trabajadores de la construcción nucleados en la cooperativa de Emerenciano Sena y los docentes que enseñan en las escuelas del barrio. De nuevo, no plantea erradicar el punterismo como garante de mano de obra barata para el Estado y las patronales, sino que quiere disputar el control del mismo. Tampoco la conmueve realmente el femicidio de Cecilia, solo le interesa utilizar el caso a su favor.

Bien le dijeron en el barrio que ella también era asesina por ser la responsable política del asesinato de Santiago Maldonado, y del fusilamiento por la espalda de Rafael Nahuel, agregamos. Está desautorizada para embanderarse contra cualquier crimen cometido desde el poder. De los Sena y compañía nos vamos a librar los trabajadores mediante la organización independiente; que la oportunista de Bullrich se ocupe de rendir cuentas de sus acciones contra el pueblo.

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