Políticas

28/10/2025

La reforma laboral antiobrera como política de Estado y cómo la enfrentamos

Las fuerzas políticas patronales insisten en esta línea de ataque contra los trabajadores.

Los gobiernos de las patronales.

La reforma laboral antiobrera que tiene en carpeta el gobierno de Javier Milei, y que plantea devolver a los trabajadores a condiciones de semiesclavitud, no representa ninguna novedad en el escenario de las iniciativas de las fuerzas políticas patronales, con diferentes avanzadas e intentos recientes, tanto durante el macrismo, como con el gobierno del Frente de Todos, demostrando que en definitiva se trata de una política de Estado para los capitalistas. Sin embargo, a pesar de la complicidad de la burocracia sindical, se toparon más de una vez con la resistencia obrera.

Uno de los antecedentes más recientes de esta intentona contra los trabajadores se produjo a finales del 2017, bajo el gobierno de Mauricio Macri, cuando los planes de reforma laboral del gobierno cedieron debido a las jornadas del 14 y 18 de diciembre, que con la movilización obrera y popular frente al Congreso contra la reforma jubilatoria golpearon de lleno a un gobierno que tras triunfar en las elecciones legislativas y el acuerdo con la CGT creía contar con el suficiente capital político y la fuerza para imponer una reforma que suprimía y cercenaba derechos y conquistas laborales.

No se trata de un patrimonio exclusivo de los gobierno de derecha: previo al gobierno de Macri el kirchnerismo había hecho lo suyo, con una orientación que en los hechos hizo proliferar la precarización y flexibilización laboral, con un esquema de empresas tercerizadas y contratos temporales y basura -estos últimos utilizados extensamente en el sector público- para desconocer derechos de los convenios colectivos de trabajo y favorecer a las patronales en detrimento de los trabajadores. Justamente, el gobierno se vale de la masa de trabajadores por fuera de los convenios y la formalidad laboral, multiplicados durante el kirchnerismo, para "fundamentar" su reforma laboral reaccionaria.

Actualmente, los referentes del kirchnerismo, con Cristina a la cabeza, hacen apología de la reforma laboral y de la necesidad de “modernizar” las leyes laborales y el Estado, coartando derechos sindicales y modificando los convenios para adaptarlos a las “nuevas realidades”: todos eufemismos para respaldar los reclamos patronales de adaptar las condiciones laborales y los salarios a las necesidades del mercado.

El macrismo, que no pudo avanzar con una reforma antiobrera estructurada en un proyecto de ley o un paquete legislativo, hizo algunos intentos concretos, como la adenda flexibilizadora del convenio petrolero para los no convencionales que flexibilizó las condiciones de trabajo de los obreros, aumentando los accidentes de trabajo y riesgos de siniestros fatales (dejando casi una decena de trabajadores muertos en apenas dos años), entre otras cosas, en vistas a garantizar el negocio de las petroleras, particularmente en los yacimientos de Vaca Muerta, sin que esto redundara en ninguna mejora salarial ni beneficio para los trabajadores.

Las dificultades para imponer una reforma integral contra los trabajadores llevó a la consigna patronal de las reformas “convenio por convenio”: una premisa que fue pasando de gobierno en gobierno, con la lógica de modificar cada régimen en particular, introduciendo allí las reivindicaciones patronales.

Durante el gobierno de Alberto Fernández esta política tuvo su clímax con la reforma laboral en la multinacional Toyota, donde la patronal impuso la extensión de la jornada laboral a los sábados y la modificación de la jornada de trabajo, con la colaboración d ella burocracia sindical del Smata y el respaldo del gobierno nacional. Esta reforma fue utilizada como “vidriera” para avanzar con el ajuste convenio por convenio.

Esta orientación encontró en los hechos la resistencia de los trabajadores -no así de la burocracia sindical que pactó y negocio con las patronales-, con medidas de acción y conflictos gremiales, como el de los trabajadores del neumático y el Sutna contra las patronales de la industria y su intento de imponer y modificar condiciones de trabajo. Y de distintos sectores gremiales que movilizaron y salieron a las calles en 2017 contra las reformas macristas.

Es la respuesta que plantea el Frente de Izquierda Unidad y el clasismo contra los planes de ajuste de Milei -que cuenta con la colaboración del peronismo y la burocracia sindical-, enfrentando las reformas antiobreras en los lugares de trabajo, formando agrupaciones antiburocráticas y clasistas y movilizando de conjunto para derrotar la agenda reaccionaria del gobierno y los capitalistas. La reforma laboral antiobrera es una cuestión de Estado para los capitalistas, derrotarla es una tarea de clase, de los trabajadores, para evitar un deterioro en las condiciones de vida y de trabajo y abrir paso a las reivindicaciones obreras y populares.

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