Políticas

1/8/2023

Los políticos capitalistas confiesan que no van a aumentar los salarios

Solo la izquierda tiene un programa de recomposición de los ingresos de los trabajadores.

Edición: Prensa Obrera

Telefe recogió el planteo de todos los candidatos a presidente para estas Paso sobre el problema de los salarios bajos. Paradójicamente, salvo el Frente de Izquierda todos le echan la culpa a los trabajadores y confesaron que no van a sacar los sueldos del pozo en que se encuentran, porque anteponen los intereses de los empresarios. Para enfrentar a estos enemigos del salario, votemos a la lista de los que luchan todos los días junto a los trabajadores, que es la de la izquierda que encabeza Gabriel Solano.

Del lado de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich reconoció que en Argentina prima el empleo informal pero sostuvo que “hay que cambiar las leyes para que sea más fácil crear empleo formal (…) terminando con la industria del juicio, bajando costos y bajando impuestos”. En tanto, Larreta sostuvo que hay que atar los salarios a las mejoras en la productividad. Por su parte, pero en la misma sintonía, Milei dijo que el problema de los salarios reside en que la economía no crece por la falta de inversión, resultado sobre todo de una presión fiscal asfixiante.

Demostrado está que todo esto es falso. Como contrapuso Gabriel Solano, “Argentina tiene salarios de miseria, el salario mínimo no llega a los 200 dólares, y nos quieren hacer creer que el problema es alto el costo laboral”. Un ejemplo es lo que pasó con la Ley Banelco, que decantó primero en un récord de desocupación y después un crecimiento estructural de la precarización laboral.

Es más, contra lo que dice Milei las patronales han sido beneficiadas con exenciones impositivas y regímenes especiales por parte de todos los gobiernos, lo que no se tradujo en aumentos de salarios sino solo en el engorde de sus ganancias (mientras la mayor parte de la carga tributaria recae sobre el bolsillo de los laburantes, como con el IVA). Y mal que le pese a Larreta, para quien parte de la solución es que los trabajadores cuenten con mayor capacitación y mejor educación, hoy en Argentina lo que prima es la sobrecalificación laboral para los puestos disponibles.

Es llamativa la coincidencia de Grabois con estos planteos de la derecha. Para él “la solución obvia al problema de los sueldos bajos es aumentarlos”, y sin embargo se cree en la obligación de agregar que, en el caso de las pymes, el Estado tiene que brindar un seguro de contingencias judiciales para combatir el  “terror de los juicios laborales”, por lo que se coloca en el mismo campo que Bullrich y compañía responsabilizando al trabajador por la nula generación de empleo.

Como twiteó Solano, Grabois se esfuerza por disputar el voto del empresariado. Por eso cuando habla del tema no dice nada de las altísimas tasas de interés de los créditos industriales y comerciales que les cobran los bancos a las pymes, ni de los precios monopólicos que les cobran los proveedores o las condiciones que fijan las grandes empresas que dominan el mercado. Solo promete un seguro que blindaría a las patronales frente a los reclamos laborales, lo cual empeora la relación de fuerzas en detrimento de los trabajadores. Es un puente a la reforma laboral.

Por su parte, Sergio Massa postuló que lo fundamental es garantizar paritarias libres y mejorar las asignaciones familiares para garantizar un complemento fuerte de los ingresos. Resulta notorio que esto lo diga el ministro de Economía que hace menos de un año intervino en la paritaria del neumático en favor de las patronales para intentar quebrar la huelga del Sutna, al punto de habilitar la importación de cubiertas en detrimento de los reclamos salariales. Además, claro, de ser el que aplica a rajatabla el ajuste fiscal habiendo recortado en el primer semestre casi un 30% en las asignaciones familiares, para cumplir el acuerdo con el Fondo que es el principal impulsor de la inflación que carcome los bolsillos de los laburantes.

En la vereda opuesta está la lista Unidad de Luchadores y la Izquierda, que tiene entre sus candidatos a varios dirigentes clasistas del neumático, quienes con su organización colectiva lograron quebrar la intransigencia de las patronales y del gobierno e impusieron una paritaria por sobre el índice de precios, demostrando que pueden recuperarse los salarios, pero para eso hay que avanzar sobre la ganancia de los capitalistas.

Es lo que explicó Gabriel Solano cuando aseguró que “estableceríamos de inmediato un salario mínimo equivalente a la canasta familiar que, según la Junta Interna de ATE Indec, se ubica en 350 mil pesos” y que eso “se haría sin emitir, solamente reduciendo el beneficio empresarial”, lo que además conformaría una forma no parasitaria de aumentar los salarios porque condicionaría a los capitalistas a invertir para preservar sus ganancias.

Así, el candidato a presidente por el Frente de Izquierda no solo fue el único que refutó a los políticos capitalistas, sino que encabeza una lista compuesta por los propios protagonistas de las luchas por el salario, no solo del Sutna sino también los residentes de la salud que le torcieron el brazo a Larreta, la docencia que por todo el país enfrenta el ajuste de los gobernadores y las trabajadoras de casas particulares que pelean por terminar con los sueldos de pobreza. Este es un distintivo clave respecto de la otra lista del FIT-U liderada por Bregman y Del Caño, que no forman parte de estos procesos del sindicalismo combativo.

Además, por supuesto, de que en la lista Unidad de Luchadores y la Izquierda abundan referentes del movimiento piquetero, que mientras luchan por trabajo genuino y un seguro universal al desempleado practican la unidad de ocupados y desocupados, poniendo un límite al intento de las patronales por enfrentar a los trabajadores entre sí, y barrer con los programas sociales para eliminar todo piso salarial.

A los políticos capitalistas no se les ocurre otra manera de hacer “crecer la economía” que a costa de seguir destruyendo los derechos laborales, porque reflejan el parasitismo de las patronales que, en lugar de invertir para mejorar la productividad, solo quieren acrecentarla mediante una mayor explotación del trabajador.

La única respuesta real al hundimiento de los salarios, la encarna la boleta de Solano y Ripoll por eso es la que le duele a los dueños del poder.

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