Políticas

19/9/1995|465

“La salud no se delega”

P: Vos estás organizando una jornada-debate para el día 23 de setiembre.


R: En las asambleas que fuimos haciendo en el hospital ante la implementación de la ley de emergencia surgió algo a lo cual no se le ha dado difusión. La ley plantea la autogestión hospitalaria, a través del llamado “recupero de gastos”; y como sobre esto los trabajadores no disponemos de mucha información, consideramos que era necesario prepararnos para una ofensiva contra la salud pública que viene impulsada por el Banco Mundial, que recomienda lisa y llanamente que ésta debe estar en manos privadas. Un documento de este organismo dice textualmente que “el Estado sólo debe ocuparse de los problemas de la salud cuando los privados no quieren o no pueden resolverlos”. Y esto es lo que busca la ley con el recupero de gastos. El ministro Borrini ha planteado la descentralización de los hospitales, traspasándolos a los municipios, el cobro de aranceles vía obra social o simplemente a cargo del paciente (si éste no demuestra fehacientemente su miseria), la privatización parcial de los servicios hospitalarios, incluyendo una propuesta de que los médicos “alquilen” consultorios dentro de los centros de atención.


Esto es lo que hace al hospital como ente, pero hay otro aspecto que es el de los puestos de trabajo, es decir, la situación de los trabajadores de la salud. Con la autogestión se recarga al trabajador. En Mendoza, en los hospitales autogestionarios, el trabajo del personal se duplicó o triplicó a cambio de aumentos salariales que van de 15 a 30 pesos. Las jornadas buscan generar un debate, y la organización de las mismas es una respuesta frente a esta situación, habida cuenta que, siguiendo a la ley, en 30 días se puede implementar compulsivamente el recupero.


P: ¿Cuál es la situación hoy?


R: Desastrosa. Los servicios no funcionan, no hay limpieza; se han cerrado salas, quirófanos. Además, la reducción horaria ha agravado las cosas. En nuestro hospital hay una sola persona en el lavadero para todo el hospital. En terapia intensiva hay una enfermera para 5 camas, 3 de ellas con respiradores.


Esto no es de ahora; ha habido un proceso de vaciamiento por una paulatina pero drástica reducción del presupuesto, los retiros voluntarios, las jubilaciones anticipadas y el desvío de fondos: uno por el choreo que vive la provincia, donde la plata se la llevan los grupos económicos, y por otro lado por el malgasto. Los escasos recursos van destinados a lo que se llama “alta complejidad”, es decir, a la compra de aparatos y de determinados medicamentos, no a desarrollar una medicina preventiva: vacunas, aporte de calorías, etc. Lógicamente, con esta distribución del gasto, se benefician los laboratorios y las empresas de aparatos.


P: ¿Cuál es la solución?


R: En primer lugar, luchar porque la salud sea pública, gratuita y responsabilidad exclusiva del Estado. Aumentar el presupuesto, porque plata hay, pero está derivada a beneficiar a pequeños grupos, dejando de lado a la mayoría, como es el caso de la deuda externa.


La salud es y debe ser un gasto; aquí no corre la relación costo/beneficio. Por lo tanto, hay que invertir en recursos humanos e insumos, y para ello hay que recuperar la guita que se chorearon. Como decían los obreros italianos: la salud no se delega.