Políticas

21/4/2023

La suba de tasas prepara las condiciones para un golpe de mercado

Trae aparejado costos cada vez más usurarios para el país, en beneficio del capital financiero.

BCRA.

Las medidas que toma el gobierno para contraer la brecha cambiaria preparan las condiciones para que se produzca una corrida de mayor envergadura. Al mismo tiempo la financia malvendiendo títulos públicos y dólares de las reservas. El rumbo económico del oficialismo se encuentra en una verdadera encerrona, de la cual el capital financiero sale favorecido y los trabajadores perdemos.

El Tesoro y el Banco Central volvieron a subir sus tasas para asegurar retornos positivos (superiores a la inflación) en los instrumentos financieros nominados en pesos, de manera tal que los especuladores desistan de pasarse al dólar. Así, en la última licitación, Economía subastó bonos con rendimientos de hasta el 132%. El BCRA, por su parte, subió tres puntos la tasa de interés de las Leliqs y los plazos fijos, dejándola en el 119,1% en términos efectivos. Recordemos que el gobierno procura que la tasa del Tesoro quede siempre más alta que la del BCRA para evitar una migración de las bancos hacia las letras que emite al autoridad monetaria, lo cual agravaría la crisis de deuda del Tesoro. Una “competencia” que acarrea costos ultrausurarios para el país.

La orientación social del gobierno es clara: mientras le garantiza al capital financiero ingresos por encima de la inflación, promueve aumentos salariales y jubilatorios a la baja y utiliza el alza inflacionaria para licuar las partidas sociales. A su vez, viene profundizando la austeridad fiscal en nombre de reducir la emisión monetaria para cumplir con las metas del FMI, pero no escatima recursos a la hora de cancelar esos intereses usurarios. Sin ir más lejos, con la nueva suba de tasas, se calcula que el BCRA deberá emitir $1 billón de pesos mensuales en concepto de intereses de Leliqs y pases, los cuales intentará reabsorber colocando nuevas letras, agrandando así el pasivo de la entidad, que ya asciende a $12 billones, lo cual obligará a devengar más dinero en intereses, y así sucesivamente.

La política oficial de subir periódicamente las tasas, si bien responde al objetivo de aplazar un salto en el tipo de cambio, termina mejorando las condiciones para que el mercado pueda imponer una devaluación en regla cuando lo decida, mediante corridas de mayor alcance.

Tomemos como ejemplo lo que ocurre con los plazos fijos, cuyas tasas atractivas han causado que su stock se elevara a $9,8 billones. Los capitalistas en cualquier momento pueden retirar esos depósitos para refugiarse en el dólar, desencadenando una corrida bancaria. Inmediatamente los bancos dejarían de renovar sus tenencias en Leliqs y pases, puesto que tienen los encajes bancarios (garantía de los depositantes) invertidos en esas letras. En ese cuadro, la emisión del Central para cancelarlas sería descomunal, lo cual desataría una hiperinflación. Lo mismo si los acreedores deciden retirarse del mercado de deuda del Tesoro (también alimentado a través de la suba de tasas) para dolarizarse, sobre todo teniendo en cuenta que la mayoría de esos títulos están indexados al dólar o a la inflación.

Para postergar un salto devaluatorio, el gobierno también intenta bajar las cotizaciones paralelas vendiendo a pérdida títulos públicos nominados en dólares (como sucedió a gran escala el pasado miércoles) o directamente dilapidando las divisas del Banco Central. Lo cual no es otra cosa que financiar la corrida cambiaria por medio de abaratar los bonos con lo cuales los operadores se pasan al Contado con Liqui o al MEP. A su vez, ese procedimiento, al horadar las reservas, termina acentuando las expectativas devaluatorias.

Como vemos, el Frente de Todos pretende salir del pozo reforzando la bicicleta financiera en beneficio de los especuladores, es decir, cavando más profundo. Las consecuencias las sufre el pueblo, con más inflación, ajuste y recesión económica. Debemos emprender el camino opuesto sometiendo el sistema financiero al control de los trabajadores, única forma de terminar con la usura descripta y la incesante fuga de capitales (incluyendo el pago de la deuda y la corrida en curso).