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Sobre la eliminación de la tablita de Machinea se dijo de todo, pero no lo más importante: que los trabajadores que ganan más de 4.000 pesos seguirán pagando el impuesto a las Ganancias, y además a tasas más altas que las que existían antes de que el ex ministro de la Alianza impusiera su reforma impositiva en 1999.

La tablita, como estaba diseñada, producía un salto en el pago del impuesto para los sueldos superiores a 7.000 pesos. Esa distorsión queda eliminada.

Pero el impuesto empieza a confiscar una parte del sueldo cuando el ingreso promedio del trabajador supera los 4.015 pesos por mes. Eso se mantiene plenamente vigente. Por esa razón, mientras la eliminación de la tablita beneficia parcialmente a 240.000 empleados medios y altos, el impuesto a las Ganancias lo van a seguir pagando unos 800.000 trabajadores.

Otra cosa que se mantiene vigente de la reforma de Machinea son las tasas del impuesto. Antes del año 2000, la primera escala pagaba el 6% y Machinea la llevó al 9%; la segunda, que era del 10%, la subió al 14% y así sucesivamente. Estas mayores tasas se mantienen sin ningún cambio.

Lo que corresponde eliminar es el impuesto a las Ganancias sobre la clase trabajadora y gravar la renta financiera y las ganancias de capital, que están exentas.

Que a ningún trabajador le descuenten Ganancias si gana menos de 10.000 pesos por mes. Ese es el reclamo que deberían levantar la CGT y la CTA, y todos los sindicatos.