La Unidad Popular (IU, Patria Libre), detrás de la Alianza
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La Unidad Popular definió en su plenario de fin de año que su política frente a las privatizaciones sería el reclamo de un plebiscito, y comenzó una campaña con ese fin, declarando que su objetivo es la presión sobre los legisladores y no impulsar las medidas de acción directa. Conforme con esta política, fue temprana impulsora del Foro Opositor con los diputados de la Alianza. Bazán les hizo jurar (sic) que esta vez no habría traición, y Mengarelli, de ATE, fijó como objetivo garantizar que todos los senadores de la Alianza estuvieran presentes al momento de votar la ley, para aprovechar la supremacía de un legislador sobre el PJ.
Con semejante derrotero, la UP se convirtió en el socio izquierdista de la Alianza y ésta dejó en sus manos el impulso de la “movilización social” para que se desglose el tratamiento de la ley. Es decir, les asignó el papel de forros.
Consecuentes con el acuerdo logrado, la UP y particularmente su portavoz, Bazán, abandonaron toda referencia a la reforma laboral del gobierno nacional y al impulso del paro del 24, con el objetivo seguramente de no espantar a sus socios.
Cuando el Partido Obrero planteó que las organizaciones obreras debían romper con los partidos patronales y fijar una política independiente, no se refería exclusivamente a los sindicatos, sino también a los partidos que se reclaman de la clase obrera. Hoy este planteo sigue teniendo total vigencia: que la UP rompa con la Alianza.