Políticas

4/11/2010|1153

La verdad sobre Kirchner y el Alca

...o cómo se escribe la historia

Hugo Chávez recordó a Néstor Kirchner como “aquel gigante que le dijo no a la patoteada de Estados Unidos ( …) cuando intentaba imponer la Asociación de Libre Comercio para las Américas (Alca)”. El presidente venezolano se refería así a la “Cumbre de las Américas” de noviembre de 2005, celebrada en Mar del Plata, que trajo a mister Bush y que acabó con un escandalete diplomático que hoy se busca convertir en mito nacional y popular.
La reunión, sin embargo, era una expresión del “estatuto del coloniaje”, propio de las reuniones panamericanas. Así la caracterizó en ese momento la tapa de Prensa Obrera: “entre los Estados Unidos y los Estados latinoamericanos existe una diferencia de principio: uno es un Estado nacional dominante, o sea imperialista, los otros son Estados nacionales dominados, o sea sometidos al imperialismo; buscar un denominador común refuerza esa dominación” (PO Nº 924, 10/11/05).

Chávez se perdió la oportunidad de recordar que los presidentes latinoamericanos recibieron entonces al mandamás norteamericano en plena guerra de exterminio en Irak y Afganistán, y cuando acababa de imponer a sus “socios” del sur la conversión de Haití en un protectorado militar bajo control del Pentágono. Por eso, el Partido Obrero llamó a manifestar contra la “cumbre”, con la consigna “Fuera Bush”. Chávez, en cambio, participó de la misma y también de la “contracumbre” que entonces convocó la CTA. Aníbal Fernández reconoció sin eufemismos, en aquel momento, en Página/12 (30/10/05) que “la “contracumbre nos viene bien porque contiene y canaliza los opositores”. Como se ve, hubo ‘patoteadas’ K, pero de ningún modo ‘antiimperialistas’.

Distraccionismo

El Alca, además, en 2005 ya estaba muerto. Había sido apoyado en los años noventa por todas las burguesías nacionales, lo cual incluye a Kirchner, por entonces menemista. Para esta burguesía, se trataba de acrecentar sus negocios de exportación hacia los Estados Unidos -negocios que empezaban a ser jaqueados por la competencia china- a cambio de concesiones industriales y financieras para los pulpos norteamericanos. Pero el Alca se fue consumiendo en su propio laberinto. Los yanquis no se allanaron a eliminar subsidios a su producción agrícola, que rivalizaba en el mercado mundial con los exportadores latinos -como ocurre hoy con las negociaciones de liberación con la Unión Europea. Las negociaciones acabaron por disolverse en el marasmo mundial que siguió a la crisis asiática de 1997.

A partir del nuevo siglo, sin necesidad del Alca, se produjo una penetración sin precedentes del capital financiero en América Latina. Los yanquis avanzaron, por su lado, con acuerdos bilaterales de “libre comercio” con varios países latinoamericanos. Brasil, el país clave, ya había decidido que el Alca no tenía viabilidad y que no era conveniente para su industria, ni para la expansión brasileña en el Mercosur. Por esto, decidió ir a convenios bilaterales con los yanquis, lo que comenzó a hacer al día siguiente de la clausura de la Cumbre marplatense, recibiendo a Bush en Brasilia. Lula nunca perdió de vista su interés en llegar al mercado norteamericano del etanol, para lo que debía llegar a un acuerdo de inversiones con Estados Unidos. En Mar del Plata, Chávez y Kirchner actuaron como instrumentos útiles de la diplomacia brasileña. de empresas nativas a cambio de permitir algunas inversiones yanquis en el mismo sector. La semana siguiente a la “Cumbre”, el encargado de América Latina del Departamento de Estado yanqui -Thomas Shannon- firmó un acuerdo de… “libre comercio” bilateral, el cual invocaba explícitamente los principio del… Alca (La Nación, 5/11/05).

La verdadera historia

Kirchner no fue a Mar del Plata en 2005 a “patotear” a Bush. La preocupación de entonces de los yanquis era la situación política en América Latina. La cuestión dominó la entrevista que sostuvieron Bush y Kirchner: “reina en nuestro hemisferio una gran inestabilidad: Lula está acorralado por escándalos de corrupción, Lagos será reemplazado por Bachelet, lo que crea alguna dudas; en Ecuador, Perú y Nicaragua la situación es confusa; en México, Fox será reemplazado por un presidente de izquierda y Bolivia es un rompecabezas (…); en este contexto Kirchner asegura una cierta estabilidad” (Clarín, 6/11/05).

No era una caracterización improvisada: Kirchner y Lula, desde Calafate, habían intervenido para evitar que la situación en Bolivia se saliera de madre, en la insurrección de octubre de 2003, y vetaron todo intento de avanzar con la nacionalización del petróleo en Bolivia. Kirchner esperaba entonces que Bush retribuyera esta política de contención y desbloqueara la refinanciación de la deuda argentina. Bush no dio el brazo a torcer. La Argentina se opuso a firmar la declaración final de la cumbre. No tuvo que ver con el cadáver insepulto del Alca. En la “cumbre” y en la “contracumbre”, Chávez reclamó una segunda “Alianza para el Progreso”, planteada por John Kennedy en 1962, en la tentativa de aislar a la revolución cubana, luego del fracaso de la invasión en Bahía de los Cochinos.