La vigencia del 24 de Marzo

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Han pasado 24 años de la salida del gobierno militar y cuatro desde la llegada de Kirchner, y ahí está el 24 de marzo, siempre actual, con sus reclamos insatisfechos y la necesidad de luchar contra nuevas fechorías.
La estructura social de la dictadura sigue en pie, con los mismos bancos y los mismos pulpos que financiaron el ensangrentamiento del país, explotando a una clase obrera más precarizada, más flexibilizada, con menos poder adquisitivo y menor horizonte social que un cuarto de siglo atrás.
El conjunto de los responsables de la matanza de 30.000 argentinos sigue sin castigo, pero uno de los argentinos que testimonió contra ellos se encuentra desaparecido.
Los genocidas son juzgados “en ausencia” en Italia y en España. Algunos piden que se los repatrie a Argentina.
El aparato represivo sigue en pie y actúa, en Las Heras, en el norte de Salta, en la estación Haedo, en el Hospital Francés, en las comisarías de todo el país.
Es un aparato vinculado al delito, por eso no se encuentran a las chicas secuestradas, desaparecidas o sometidas a vejámenes y violaciones.
El aparato de seguridad es el responsable de la inseguridad que los alcahuetes del sistema adjudican al pueblo despojado de sus ingresos y de su trabajo.
El poder judicial sigue arrastrando las causas de los poderosos o de los apadrinados.
Los negociados del mundial del ‘78 han sido reemplazados por los de IBM-Banco Nación, el contrabando de armas, el soborno del Senado, las cometas de la sueca Skanska en el gasoducto del norte, el ‘affaire’ de los Greco, los subsidios a los Taselli, los ‘superpoderes’ para manejar la ‘caja’.
Es que la democracia y la dictadura tienen muchas diferencias, pero ambas defienden el mismo régimen de explotación social.
Los milicos nos quisieron meter en una guerra con Chile, Kirchner hizo algo peor: participa de la ocupación militar de Haití, apoyó en la ONU la agresión sionista a Líbano y es rueda auxiliar de las provocaciones guerreristas de Bush contra Irán.
La distribución del ingreso nacional es más regresiva que hace tres décadas.
La vigencia del 24 de Marzo, 31 años después, es una acusación irrefutable contra los gobiernos que los sucedieron y una muestra definitiva de que la justicia sólo se impondrá cuando gobiernen los que viven de su trabajo.