Políticas

10/1/1992|349

Catamarca

La vuelta de los Saadi

Controlan directamente el Poder Judicial el Senado, la curia y la policía.

Finalmente Saadi se quedó con 9 bancas del senado contra siete del Fren­te Cívico...“circunstancia a la que se le asigna vital importancia en razón de que es el Senado el que debe prestar acuerdo para la designación de altos funcionarios y muy especialmente los nuevos magistrados" (La Nación 29/12/91). Merced al fraude, la repre­sentación del Senado por Belén le corresponderá a Marcos Saadi, primo hermano del ex gobernador, que venía ocupando el cargo legislativo hasta el advenimiento de la intervención federal.

Al mismo tiempo, la monja Pelloni fue enviada a “retiro voluntario” y “no son pocos los dirigentes locales que creen ver una maniobra en la que con­fluyen intereses políticos y eclesiásti­cos detrás del éxodo emprendido por la hermanita descalza elegida como la mujer del año 1991 “(El Cronista 5/1/ 92). Más directamente, Lila Zafe, aboga­da de los padres de María Soledad sos­tuvo que “el obispo local Monseñor Miani es amigo de los Saadi” (E.C. 6/ 1 /92) por lo que los “intereses eclesiás­ticos” en la “expulsión” de la monje son de la propia curia.

Al cabo del proceso de la interven­ción federal, el Senado, los jueces, la Curia y la policía provincial, están en manos directas de Saadi.

Todo esto es una consecuencia de la preservación del aparato saadista, en la que se comprometieron Menem, el inter­ventor Prol y el Frente Cívico. La respon­sabilidad mayor por esta vuelta de los Saadi le corresponde al Frente Cívico que ahogó las movilizaciones por el esclarecimiento del crimen de María Soledad.

El Frente Cívico, que formalmente go­bierna Catamarca, tendrá que hacerlo con esta brutal carga del poder del Saadismo a sus espaldas. Está condenado a estallar en la medida que se acentúa su convergencia con el menemismo y con el propio Saadi. Tendrán entonces los catamarqueños que reeditar un camino de lucha independiente, esta vez sin “tutores” que terminen capitulando ante las camarillas provinciales y al despotismo del gobierno nacional. Como dijimos desde estas páginas hace un mes, “Saadi perdió, pero no fue derrotado”.