Las 62, los 15 y los 25 revientan el salario para “salvar” el Plan Primavera

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Con la firma del reciente acuerdo en la paritaria metalúrgica, la burocracia de la UOM definió la política de toda la dirigencia sindical en este período: salvar al Plan Primavera a costa de una nueva confiscación del salario de los trabajadores.
Ni duda cabe que esto fue acordado con Carlos Menem, cuyos agentes más directos en los sindicatos —SMATA, gastronómicos— se han desgañifado desde el lanzamiento mismo del plan económico, por “formas de acción y reclamo que no lleguen al paro", es decir por una tregua lisa y llana.
Como un mecanismo de relojería, horas después del acuerdo en la UOM, Andreoni, de la burocracia de los 25 y Cavalieri, de los 15, firmaban un aumento a los empleados de comercio por 100 australes fijos y un misérrimo porcentual de incremento. UOCRA —ubaldinistas— y alimentación — 25— tenían los acuerdos paritarios “a la firma” por cifras similares. Es decir, todas las fracciones de la burocracia sindical
se han sumado a la política de “paz social” aceptando una nueva reducción del salario. Para medir este deterioro debe considerarse que, entre julio y setiembre, la “locomotora gremial” conducida por Lorenzo Miguel, produjo una caída del 11% en el ingreso real de los metalúrgicos, y es de lo mejorarlo que se firmó si se compara con otros sindicatos. Otra forma de medir es que los salarios promedios de las categorías más nutridas en gremios como el metalúrgico, el textil o de empleados de comercio equivalen a la tercera parte de la canasta familiar y niveles de remuneración “casi un 40% menores a los de una década e índices de desocupación más altos a los de 1974” (Ministerio de Trabajo).
En la CGT, Ubaldini no ha hecho otra cosa que establecer de modo general la tregua planteada con la firma de la UOM y otros sindicatos. Esto es así, aunque se la presente de modo original: anunciando la “continuidad” del plan de lucha a través de “asambleas y reuniones de esclarecimiento", lo que en términos de lucha es estrictamente cero, y encubre que los huevos están puestos en la movilización electoral del PJ: "en el último confederal los "15" comprometieron a renovadores y ubaldinistas con el acto del 17 de Octubre, en el que Menem será único orador” (Clarín, 3/10/88)
La tregua armada por la burocracia es un ataque a todo el movimiento obrero, pero en particular a los trabajadores estatales, sobre los que el gobierno quiere descargar la mayor parte del achicamiento salarial requerido por el Plan Primavera. La orden del 4% de aumento se está aplicando a rajatablas en la banca oficial y en el resto de las reparticiones, y sería la medida también en las empresas públicas. El combate extraordinario de los trabajadores del Nación, las luchas que se están abriendo en los hospitales públicos y otras dependencias, el clima de agitación y movilización en los gremios ferroviarios son todos indicadores de las profundas tendencias a quebrar el virtual congelamiento salarial del gobierno, más allá y contra la defección de los caciques burocráticos.
El pacto social que ya funciona...
Hemos denunciado que la columna vertebral del planteo político de Menem es la puesta en marcha de un "pacto social con fuerza de ley”, que convertiría en delito cualquier manifestación de lucha sindical contra la política oficial. Apunta a una completa estatización de los sindicatos y a convertir a sus burocracias en brutales custodias del cumplimiento del pacto. Bajo la inspiración del gobernador riojano la burocracia ha tomado la decisión política de salvar el “Plan Primavera”, y se ha erigido a sí misma en responsable de este salvataje. La Asociación Bancaria, dirigida por el menemista Zanola, ha colocado a los trabajadores del Nación fuera de la ley y del sindicato, relevando al mismísimo Ministerio de Trabajo en su función y llamando de hecho a que el Estado patrón ataque a los huelguistas. El salvataje al “Plan Primavera", y el papel rompehuelga de la burocracia para imponerlo contra las masas son testimonios precisos del pacto de cogobemabilidad entre gobierno y menemismo.
La consigna es la lucha consecuente contra la degradación del salario, por 4.000 de básico y el ajuste mensual por el método de la asamblea general y el comité de huelga, por la independencia respecto a la burocracia y los partidos patronales.